Se cumple un año desde el ataque del 7 de octubre liderado por las Brigadas al Qassam de Hamás. Existen dos versiones diametralmente opuestas sobre ese día: la narrativa israelí y lo que sugiere la evidencia.
El 7 de octubre, a las 6:30 a.m., las Brigadas Qassam, el brazo armado de Hamás, lanzaron un asalto militar cuyo objetivo fueron las posiciones del ejército israelí, los kibbutz y las zonas alrededor. Según un informe de 16 páginas publicado por el grupo, titulado "Nuestra narrativa", su misión declarada era atacar posiciones del ejército y tomar rehenes para que fueran canjeados por los miles de palestinos retenidos en las cárceles de Israel. El texto también reconoce ciertas "fallas" en sus acciones.
La narrativa israelí alega que lanzaron contra ellos una ofensiva terrorista sin provocación, deliberadamente orientada a civiles, e incluye acusaciones de decapitaciones, bebés quemados y desmembrados, así como una campaña premeditada de violaciones masivas. La vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, describió los eventos como "la peor atrocidad contra el pueblo judío desde el holocausto".
La cifra de muertes
Sobre el 7 de octubre se reportó rápidamente que al menos 493 palestinos murieron en ataques aéreos a lo largo de la Franja de Gaza. Por otro lado, la cifra de muertos israelíes fue sometida a varias revisiones antes de que se presentara una cifra precisa. Inicialmente, el gobierno israelí manifestó que 1 400 personas habían sido asesinadas. El 10 de noviembre de 2023 este número fue repasado, redujeron la cifra a "alrededor de 1 200" y funcionarios del gobierno atribuyeron la discrepancia a las dificultades para diferenciar entre cuerpos palestinos e israelíes debido a las quemaduras severas.
El conteo final de Israel se mantiene en 1 139, incluidos 815 civiles y 324 soldados, policías o funcionarios de seguridad. Esto sugeriría una proporción de civiles frente a combatientes de aproximadamente 3,5:1, y asumen que todas las muertes las causaron los atacantes palestinos.
Otras estadísticas pormenorizadas y aceptadas reportan 695 muertes civiles y 373 combatientes, junto a 71 extranjeros. Esto resalta el debate en curso sobre quién debe ser clasificado como civil debido a que muchos soldados fuera de servicio y personas con entrenamiento, que se hicieron con armas durante los hechos, cambiaron su estatus de civiles a beligerantes.
Según un artículo del 25 de marzo escrito para Newsweek por John Spencer, director de estudios de guerra urbana del Instituto para la Guerra Moderna (MWI, por sus siglas en inglés) en la academia militar de West Point, en su guerra contra Gaza "Israel creó un nuevo estándar para el combate urbano". El primer ministro Benjamín Netanyahu posteriormente citó el artículo de Spencer durante su discurso ante el congreso estadounidense en julio.
El argumento de Spencer presenta defectos ya que se apoya en alegatos de la proporción israelí que no se sostienen cuando se examina la cifra de muertes en Gaza, en particular si se toman en cuenta las mujeres y niños asesinados. El investigador hace referencia a la Batalla de Mosul de 2016-2017 en Irak para justificar lo que considera una proporción de civiles frente a combatientes aceptable en las guerras estadounidenses, resaltando una ratio de 4:1, donde murieron 10 mil civiles por cada 2 mil combatientes del Estado Islámico.
Al emplear esta lógica militar y asumir que Hamás fue responsable de cada una de las muertes israelíes del 7 de octubre, los palestinos alcanzaron una proporción de bajas civiles frente a combatientes más favorable que la que tuvo Estados Unidos en Mosul. Notablemente, esto se logró sin el uso de armas de precisión modernas.
Aunque esta comparación pudiera hacer que se desvíe el tema central y no es la forma apropiada de evaluar los eventos entre Gaza e Israel, es crucial comprender el razonamiento detrás de la narrativa israelí sobre el 7 de octubre, y lo que continúa justificando hoy en día.
¿Quién mató a quién?
El asalto del 7 de octubre comenzó con la ruptura de la cerca perimetral entre la Franja de Gaza e Israel, mientras los misiles fueron lanzados para dar cobertura a los combatientes de Hamás que volaban en parapente. Drones suicidas también impactaron equipos de monitoreo del ejército y las torres con ametralladoras automáticas.
El embate, que Hamás bautizó como "Diluvio de Al Aqsa", inicialmente se enfocó sobre una serie de bases militares, puestos de avanzada y los soldados apostados en el Cruce de Erez/Beit Hanun. Sin embargo, también atacaron los kibbutz, o comunidades de asentamientos ubicadas alrededor de la periferia de Gaza.
Otras locaciones civiles también fueron vulneradas, la más notable el Festival Nova Music, donde se reportaron cientos de muertos. De acuerdo a la narrativa israelí, Hamás intencionalmente atacó el festival. De esta versión se hizo eco un documental de la BBC titulado Bailaremos de nuevo, que se alinea con la versión de los eventos propugnada por Israel. El director del documental, Yariv Mozer, comentó sobre el ataque al festival, reforzando esta interpretación:
"Un brutal movimiento fundamentalista [Hamás] busca obsesivamente destruir los valores de la sociedad occidental. Estos eran jóvenes en un festival de música celebrando la vida, el amor y la paz: muy ingenuos y de espíritu libre. Y ellos se enfrentaron a la gente más horrorosa, gente que valora la muerte".
Sin embargo, tan temprano como noviembre de 2023, informes de la policía israelí concluyeron que Hamás inicialmente no tenía planeado atacar el Festival Nova sino que su objetivo principal era el cercano kibbutz Re’im. El Canal 12 israelí publicó los hallazgos de ese primer informe, que incluyó información de documentos e interrogaciones a militantes de Hamás. Según estas fuentes, los combatientes palestinos apenas se dieron cuenta del festival durante la operación y entraron en la zona desde una autopista cercana.
Según un reportaje publicado por Haaretz, los análisis policiales encontraron que la mayoría de los asistentes había huido del Festival Nova aproximadamente media hora antes de que se escuchara cualquier disparo. Adicionalmente, el reportaje señaló que un helicóptero militar abrió fuego, lo que resultó en la muerte de algunos de los participantes del festival.
Un informe de derechos humanos de la ONU, publicado el 12 de junio, confirmó "la presencia de al menos ocho helicópteros de ataque en varias locaciones" y señaló que estaba al tanto de los reportes que sugerían que estos helicópteros habían sido empleados para impactar vehículos civiles en el lugar del festival. El documento manifestó:
"La comisión descubrió que las autoridades israelíes priorizaron la identificación de las víctimas, notificaron a los familiares y permitieron su entierro en lugar de realizar una investigación forense, lo que condujo a que no fueran recopiladas ni preservadas las evidencias de crímenes, en especial de carácter sexual. La comisión también señala que hubo pérdida de evidencia potencial debido al entrenamiento inadecuado de los rescatistas".
Una investigación publicada en Yediot Aharonot en enero concluyó que al menos 70 vehículos fueron destruidos por fuego israelí de tanques, drones o helicópteros, luego de las órdenes de un mando militar de alto nivel en cuanto que debía evitarse la captura de rehenes "a cualquier costo". En diciembre de 2023 emergió un archivo audiovisual que enseñaba a un tanque de guerra disparándole a una vivienda civil en el kibbutz Be’eri. Luego se confirmó que, en ese incidente, las fuerzas israelíes fueron responsables de la muerte de 13 civiles connacionales, lo que respalda con mayor peso estas revelaciones.
Varios videos enseñan a combatientes de Hamás perpetrando acciones violentas en zonas civiles, incluyendo disparos indiscriminados, el asesinato de no-beligerantes, y lanzando granadas dentro de refugios. Estas evidencias resaltan ejemplos de violencia, pero no prueban de manera conclusiva que estas acciones eran parte de una estrategia amplia y premeditada. Todavía no existe evidencia definitiva en relación al alcance total de la responsabilidad de la mayoría de muertes civiles que ocurrieron el 7 de octubre.
Otra consideración importante es que Hamás no era el único grupo involucrado en la transgresión del cerco perimetral de separación el 7 de octubre. Al menos cinco grupos de la resistencia palestina, según se reporta, también lo hicieron, atacando puestos del ejército y asentamientos. Se estima que más de 4 mil personas cruzaron la verja ese día. Mientras que Hamás lideró la misión, permanece sin esclarecerse cuántas muertes israelíes fueron causadas por combatientes de este u otros cuerpos armados.
¿Una Directiva Aníbal masiva?
A pesar de las preguntas generadas por medios como The Cradle, y los artículos de investigación publicados por Mondoweiss, Electronic Intifada y The Grayzone —que apuntan a la infame Directiva Aníbal como factor potencial—, estos trabajos han sido en gran medida descartados y etiquetados de teorías de la conspiración.
Es importante señalar que la Directiva Aníbal, una orden controversial del ejército diseñada para evitar la captura de soldados —incluso si esto implica matarlos—, fue reconocida por el coronel de la fuerza aérea Nof Erez en diciembre de 2023. Se refirió al 7 de octubre como un "Aníbal masivo". Sin embargo, la aceptación extendida de la idea de la implementación de la Directiva ese día solo vino luego de que Haaretz publicara un artículo detallado el 7 de julio.
El trabajo explosivo de Haaretz, que cita fuentes del ejército, se difundió justo antes de los resultados publicados de una investigación del ejército en torno a los eventos del 7 de octubre. La pesquisa confirmó que ese día fue habilitada la Directiva Aníbal. Sin embargo, contenía varias inconsistencias, incluido un alegato de que ninguna carga de un tanque de guerra israelí mató a civiles en el kibbutz Be’eri. Esta afirmación fue luego desmontada por testimonios directos, análisis forenses y evidencia audiovisual, lo cual genera dudas sobre la credibilidad de la investigación y provoca preocupaciones sobre la responsabilidad dentro de las fuerzas israelíes.
Una investigación reciente realizada por ABC News efectivamente compiló toda la información relevante de fuentes israelíes en relación a la Directiva Aníbal. El informe puso fin a cualquier duda sobre si no había sido implementado el protocolo a gran escala, y ofrece evidencias claras de que jugó un papel importante en los eventos del 7 de octubre.
40 bebés decapitados
Medios israelíes, figuras del gobierno y sus contrapartes occidentales repetidamente han puesto a circular varias acusaciones sin verificar sobre los eventos del 7 de octubre. Esto incluyó señalamientos como la decapitación de 40 bebés, otros colgados en tendederos, y de una mujer embarazada cuya criatura, dicen, fue extraída de su vientre.
Muchas de estas historias fueron inicialmente promovidas por la agencia de rescate Zaka, la cual enfrenta sus propias controversias, incluidas acusaciones de corrupción. La organización fue fundada por Yehuda Meshi-Zaha, quien ha sido denunciado por delitos graves. Según informes confirmados, un bebé murió trágicamente el día del ataque, muerto por una bala en medio del fuego cruzado. Otras versiones relacionadas con los bebés fueron desmentidas.
Netanyahu, durante la alocución en julio ante el congreso de Estados Unidos, introdujo un nuevo relato sobre el 7 de octubre en el que señaló que dos niños escondidos en un sótano fueron asesinados por combatientes de Hamás. No obstante, ningún registro o evidencia lo sustancia, ni se reportó que niño alguno coincida con la descripción.
También hubo alegaciones de una campaña de violaciones masivas llevadas a cabo por Hamás el día del ataque, que han sido presentadas en documentales como Gritos antes del silencio, de Sheryl Sandberg. Esta película presenta grabaciones de interrogatorios realizados por Shin Bet, la agencia de seguridad interna de Israel, como evidencia. Pero investigaciones serias han desestimado estos videos ya que fueron presuntamente grabados bajo condiciones de tortura, tornándolos como fuentes de evidencia que no son confiables.
A pesar de los reportajes difundidos extensivamente en medios mainstream en Occidente sobre que ocurrieron violaciones masivas el 7 de octubre, la policía israelí no ha sido capaz de verificar alguno de estos presuntos incidentes. Actualmente no existen evidencias forenses, intenciones documentadas, víctimas identificadas, o testigos creíbles que lo respalden.
La investigación de mayor envergadura sobre las acusaciones de violaciones perpetradas por Hamás, publicada por el New York Times, se volvieron controversiales cuando la familia de una mujer, citada como el caso central de la noticia, lo refutó públicamente. El artículo rápidamente se volvió objeto de un escándalo y arrojó más dudas sobre la validez de los señalamientos.
Alabada en los medios, una abogada israelí llamada Cochav Elkayam-Levy estableció lo que ella denominaba una "comisión civil" para investigar la campaña de violaciones de Hamás. Pero, a pesar del centimetraje positivo, luego fue expuesta por compartir un sinnúmero de historias de violación falsas y por pedir millones de dólares para establecer la comisión, de la que ella era la única integrante. Esto condujo a figuras del gobierno israelí a distanciarse públicamente de ella y acusarla de llevar a cabo una investigación "errada".
A solicitud del gobierno de Israel, la representante especial de Naciones Unidas, Pramila Patten, desarrolló una misión de búsqueda de evidencias de ocho días sobre la violencia sexual presuntamente cometida el 7 de octubre. Este esfuerzo culminó en un informe que resume sus hallazgos. Aunque nueve de los expertos de la ONU involucrados en el viaje no tuvo un mandato para investigar oficialmente, publicaron algunas observaciones claves de su visita.
El informe concluyó que israelíes fueron "sometidas a varias formas de violencia sexual asociada a los conflictos", pero se queda corto en proveer conclusiones definitivas. En su lugar, manifestó que tales incidentes eran posibles. Notablemente, el documento desmintió por "falta de fundamentos" dos acusaciones específicas. La primera involucra a una mujer supuestamente encontrada, separada de su familia con los pantalones abajo. La investigación determinó que un escuadrón de explosivos había alterado “la escena del crimen, y los cuerpos fueron movidos”, lo que condujo a incertidumbre sobre los detalles del presunto incidente.
Lo que dice la evidencia
Los hechos del 7 de octubre siguen siendo uno de los eventos más politizados de la historia reciente, con sus detalles usados para justificar la violencia en curso en Gaza. Los detalles que rodean el incidente todavía están siendo debatidos, con varias narrativas que continúan torciendo los aspectos específicos de lo que ocurrió ese día.
Lo que queda claro es que Hamás lanzó una campaña militar coordinada que involucró al menos otros cinco grupos de la resistencia palestina. El ataque se enfocó en posiciones militares y en zonas de los asentamientos con los objetivos declarados de vulnerar el Comando Sur israelí y capturar a individuos para el intercambio por presos palestinos. Durante el curso de estas operaciones se dieron intercambios de fuego intensos y probablemente se cometieron numerosas violaciones a la legislación internacional.
Muchas de las acusaciones extremas sobre el 7 de octubre, como las que involucran bebés y mujeres decapitadas, fueron desmontadas. Ocurrieron casos verificados de asesinatos con armamento ligero, e invocaciones de la Directiva Aníbal condujeron a muertes civiles. Mientras que es difícil determinar cuántas personas murieron de la mano de las fuerzas israelíes versus los grupos palestinos, la escala de la destrucción sugiere que Israel fue responsable de una porción importante de las bajas.
Señalamientos de violencia sexual ese día permanecen sin comprobarse. Aunque pudieran haber ocurrido casos individuales, ninguna evidencia respalda las acusaciones de que se orquestó una campaña de violaciones masiva. Las investigaciones no han confirmado ningún caso específico, pero sugieren que tales crímenes pudieran haber ocurrido.
Mientras que se ha aclarado el cuadro general del 7 de octubre, es necesaria una investigación independiente para comprender los eventos por completo. Israel ha bloqueado una indagación de este tipo y ha destruido evidencias, probablemente por el temor de que pudieran revelar verdades inconvenientes que posiblemente socaven lo poco que queda de apoyo público sobre sus actuales operaciones militares en Gaza, Cisjordania y Líbano.
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Publicada originalmente en Mint Press News el 27 de septiembre, la traducción para Misión Verdad la realizó Diego Sequera.