Mié. 13 Noviembre 2024 Actualizado ayer a las 4:15 pm

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Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (Foto: Bernat Armangue / AP Photo)
Blinken se reúne con la ASEAN

EE.UU. intenta volcar el sureste asiático contra China

La reunión del secretario de estado estadounidense, Anthony Blinken, con la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN en inglés) a mediados de julio, centrada en convencer al bloque de que se enfrente a Beijing, sigue una antigua estrategia estadounidense para transformar al sureste asiático en un frente unido contra China. De este modo, anima u obliga a las naciones de la región a enemistarse con China, a pesar de que la creciente superpotencia es su mayor socio comercial, inversor, y fuente de turismo, así como su socio más importante en materia de infraestructuras y desarrollo.

Reuters, en su artículo previo a la reunión, titulado "Blinken presionará a la ASEAN para que adopte una línea más dura frente a Myanmar y China", afirmaría:

Washington espera movilizar a los países del sureste asiático para que adopten medidas más duras contra la junta militar de Myanmar y contra las acciones de China en el mar de China Meridional cuando jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, se dirija a la región para reunirse la próxima semana, según informó un funcionario del departamento de estado el viernes 14 de julio.

Al convertir al sureste asiático en un ariete contra su mayor, más cercano e importante socio regional, estará socavando su propia paz, estabilidad y prosperidad simplemente para servir a los objetivos de política exterior de Washington, que no sólo incluyen el cerco y la contención de China, sino impedir el ascenso de toda Asia.

La agenda del secretario Blinken no es exclusiva de la actual administración del presidente Joe Biden. Transformar al sureste asiático en un frente controlado por Estados Unidos contra China ha sido un objetivo de su política exterior desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

En un memorando de 1965 al presidente Lyndon Johnson del entonces secretario de defensa estadounidense, Robert McNamara titulado "Medidas a tomar en Vietnam", describía una "política a largo plazo de contener a la China comunista" que, según él "se cierne como una gran potencia que amenaza con socavar nuestra importancia y eficacia en el mundo y, de forma más remota pero más amenazadora, con organizar a toda Asia en contra nosotros".

En el mismo memorando, el secretario McNamara definía los tres frentes principales en los que Estados Unidos pretendía contener a China, "a) el frente Japón-Corea; b) el frente India y Pakistán; y c) el frente de Asia sudoriental".

La política estadounidense de contención de China ha continuado, sin cesar, desde ese entonces, y los intentos del secretario Blinken de coaccionar al sureste asiático para que se ponga en contra de su vecino más grande, no son más que el último intento de cumplirla.

Eliminar a los aliados chinos, comenzando con Myanmar

Estados Unidos pretende utilizar toda la región como un frente unido contra China, del mismo modo que ha transformado el este de Europa en uno contra Rusia. Para ello, se ha involucrado en la interferencia en los asuntos políticos internos de cada una de esas naciones, creando y construyendo partidos políticos opositores, apoyando redes de la "sociedad civil" para ayudarles a tomar y mantener el poder, creando poderosas redes de medios para dominar su espacio informativo, e incluso organizando y apoyando movimientos callejeros violentos y grupos militares.

El país más afectado por la injerencia estadounidense es Myanmar, una nación con una relación especialmente estrecha no sólo con China, con la que comparte frontera, sino también con Rusia, otro de los principales adversarios de Estados Unidos.

Myanmar está sumido en la violencia desde que el ejército nacional derrocó en 2021 al gobierno de Aung San Suu Kyi y su Liga Nacional para la Democracia (NLD en inglés respaldada por Estados Unidos. Desde entonces, Washington ha intentado aislar al ejército y al gobierno central de Myanmar, así como ayudar a los militantes armados que luchan contra el gobierno y aterrorizan a la población civil del país.

Parte de este apoyo incluye la "Ley Birmania", aprobada por el Congreso estadounidense e incluida en la Ley de Autorización de la Defensa Nacional de 2023. Proporciona "asistencia no letal" a grupos militantes implicados en actos violentos. Es similar a otros programas de asistencia que acompañan a las operaciones de Estados Unidos de cambio de régimen en otras partes del mundo, como en Libia y Siria en 2011, que pasaron de ser "asistencia no letal" a convertirse en intervenciones militares estadounidenses.

Con el fin de proporcionar eficazmente esta "asistencia no letal", y eventualmente armas, municiones y otros equipos militares, Washington requiere que las naciones a lo largo de las fronteras de Myanmar estén dispuestas a servir como socios. Como resultado de las elecciones generales de 2023 en Tailandia, los partidos opositores apoyados por Estados Unidos están a punto de tomar el poder y ya prometieron adoptar la "Ley Birmania" como parte de la política exterior tailandesa, a pesar de los principios fundamentales de no injerencia de la ASEAN.

Este es un claro ejemplo de cómo Estados Unidos está interfiriendo en toda la región para coaccionar a los gobiernos a ponerse en contra de sus vecinos y de su mayor socio comercial, China, o enfrentarse a ser desalojados del poder y sustituidos por un régimen clientelista respaldado por Estados Unidos.

El mar de China Meridional: subvertir, no garantizar la seguridad marítima

Myanmar es tan solo una crisis maquinada de las muchas que Estados Unidos está usando para organizar al sureste asiático contra China. Otra se centra en el mar de China Meridional.

En el mismo artículo de Reuters antes citado, Daniel Kritenbrink, del Departamento de estado, afirmaría que "los países de la región deben avanzar en la resolución de las disputas marítimas entre sí para fortalecer su voz colectiva en las que tienen que ver con China en el mar meridional".

El gobierno estadounidense y los medios de comunicación occidentales han intentado presentar a China como un agresor en un mar meridional pacífico, amenazando con interrumpir la libre circulación del comercio.

En realidad, la inmensa mayoría del comercio que ahí fluye a través del mar de China Meridional es entre ella y sus socios comerciales regionales. El Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, sus siglas en inglés), en una presentación titulada "¿Cuánto comercio transita en el Mar del Sur de China?" incluye un gráfico que muestra claramente que Beijing y sus principales socios comerciales en la región dominan el comercio a través del mar Meridional.

El comercio chino representa por sí solo más de una cuarta parte de todo el que fluye a través del mar. Esta cifra es mayor que la de las asociaciones antichinas "Quad" y "AUKUS" juntas. También hay que señalar que China es, de hecho, el mayor socio comercial tanto de Australia como de Japón, a pesar de su participación en asociaciones antichinas lideradas por Estados Unidos.

Sin embargo, sí existen disputas en el mar de China Meridional, pero a pesar de las afirmaciones estadounidenses, Beijing no sólo está enfrentado a otros reclamantes, como Vietnam, Malasia, Indonesia y las Filipinas, sino que todas estas naciones también están enfrentadas entre sí.

Los litigios marítimos son habituales en todo el mundo, al igual que los incidentes, a veces acalorados, que estallan a causa de ellos.

Mientras que los medios de comunicación financiados por el gobierno estadounidense, como Benar News, publican artículos como "Estados Unidos condena el hundimiento de un pesquero vietnamita por la guardia costera china", reforzando la percepción de que Beijing está en el centro de las tensiones, los medios locales informan regularmente que Malasia, Indonesia y Vietnam también se hunden sus embarcaciones mutuamente.

Vietnam Express International, en un artículo titulado "Indonesia hunde 86 pesqueros vietnamitas", admitía también que "entre los barcos hundidos había 86 vietnamitas, 14 filipinos y 20 malayos".

The Star en un artículo titulado "La MMEA de Kelantan se deshace de siete barcos vietnamitas detenidos" admite:

"La Agencia Malasia de Ejecución Marítima de Kelantan (MMEA en inglés) se deshizo el martes 14 de febrero de siete pesqueros vietnamitas confiscados por los tribunales, hundiéndolos y convirtiéndolos en arrecifes artificiales a 5,3 millas náuticas de Kuala Besar en Kota Bharu".

El artículo también habla de la escala en la que esto ocurre:

"Desde 2007, Kelantan Maritime se ha deshecho de un total de 264 barcos de pesca vietnamitas a través de diversos métodos como el hundimiento, la destrucción, la subasta, venta y donación con un valor estimado de más de 380 millones de RM".

Está claro pues que China no está "intimidando" al resto de la región, sino que el mar de China Meridional es una zona de múltiples reivindicaciones superpuestas y muy disputadas que dan lugar a que todas las naciones acosen, apresen e incluso destruyan los barcos de las demás. Por muy acaloradas que sean estas disputas, siempre se resuelven bilateralmente antes de que se descontrolen, todo ello mientras las relaciones bilaterales, e incluso regionales, siguen ampliándose y mejorando positivamente.

Estados Unidos, incluyendo a través de la reunión del secretario Blinken con ASEAN a mediados de julio, está tratando de inmiscuirse en estas acaloradas disputas marítimas pero relativamente ordinarias, buscando hacerlas escalar hasta convertirlas en un conflicto regional, o quizás incluso mundial, para que sirvan de pretexto a una continua acumulación militar estadounidense en la región y a la creciente beligerancia de Washington hacia China en el propio Mar Meridional.

El intento del secretario Blinken de convencer al sureste asiático para que resuelva sus propios reclamos y disputas superpuestas entre ellos, pero solo para que puedan unirse y agravar las propias con China, es admisión abierta de que Washington no busca respaldar la estabilidad en el Indo-Pacífico, sino socavarla con mayor eficacia.

Estados Unidos divide a Asia contra sí misma

Aunque Estados Unidos describe su "estrategia indo-pacífica" como un apoyo a "sociedades abiertas y para garantizar que los gobiernos puedan tomar decisiones políticas independientes, libres de la coerción", está claro que las naciones de la región no tienen la oportunidad de tomar dichas decisiones específicamente debido a la interferencia y coerción de Estados Unidos. El sureste asiático, en particular, es uno de los principales beneficiarios del ascenso chino. Si tuviera permitido tomar decisiones políticas independientes y libres de coerción, es evidente que seguiría estrechando sus lazos con Beijing para beneficiarse aún más de su ascenso

El hecho de que al menos algunos países de la región estén no solo en el camino opuesto, sino en una dirección que conduce al precipicio del conflicto proxy patrocinado por Washington, demuestra lo abrumadoras que son la interferencia y la coerción de este último en la región. También demuestra que estas, y no Beijing ni sus políticas, constituyen la mayor y más duradera amenaza para la paz, la estabilidad y la prosperidad en la región Indo-Pacífica.

La Organización de Cooperación de Shanghai (SCO, por sus siglas en inglés) ha debatido ampliamente una serie de temas de seguridad para mejorar la autodefensa tanto de la propia organización como de los Estados individuales que la constituyen. Entre estas ellas está la defensa contra las "revoluciones de color" patrocinadas por Estados Unidos, que de una forma u otra son la principal herramienta que Washington está utilizando ahora en el sureste asiático para coaccionar a las naciones al conflicto con China y a renunciar a sus propios intereses en el proceso.

¿Adoptará la ASEAN medidas similares a las de la Organización de Cooperación de Shanghái? ¿Podría la ASEAN colaborar con la SCO para deshacerse de una vez por todas de la influencia, la injerencia y la coerción occidentales, persistentes desde la época de la colonización europea, y avanzar hacia el futuro con capacidad para determinar verdadera y genuinamente el destino del sureste asiático? ¿Podrán, por fin, las naciones de la región trabajar con socios de todo el mundo, incluidos China y Estados Unidos, pero en sus propios términos?

Es evidente que, para ello, primero hay que desenmascarar el proceso por el que el secretario Blinken fue enviado a la ASEAN, luego detenerlo y finalmente revertirlo.


Brian Berletic es un investigador y escritor geopolítico con sede en Bangkok, Tailandia. Colabora especialmente para la revista en línea New Eastern Outlook.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en New Eastern Outlook el 17 de julio de 2023, la traducción para Misión Verdad fue realizada por Camila Calderón.

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