Además del cerco militar de la OTAN contra Rusia, tras las recientes tensiones en la frontera ruso-ucraniana, Occidente prepara un paquete de "sanciones" para intentar devastar la economía rusa, maniobra que se aplica ante una supuesta invasión de Moscú al país vecino.

Ante tal amenaza de bloqueo económico cabe preguntarse, ¿qué tanto depende Rusia de Occidente para subsistir en caso de que se apliquen dichas "sanciones"?

El diplomático y académico Alfredo Toro Hardy publicó un artículo en el Observatorio de la Política China donde sostiene que Moscú podría reorientar sus exportaciones de hidrocarburos hacia su ya importante mercado asiático. "Rusia, primer productor mundial de petróleo y gas, estaría así en capacidad de volcar sus ventas hacia el mayor mercado de consumo energético del mundo".

Asimismo, señala que la trilogía China-India-Sudeste Asiático representa el 75% del crecimiento mundial de la demanda de petrolera, al tiempo que resalta que el consumo de crudo de China alcanza al 10% de la producción global y su demanda total de energía equivale al 20% de la que se consume en el mundo.

A esto se suma la posibilidad de que Rusia transporte el petróleo por vía terrestre, lo que supone una ventaja para el gigante asiático en caso de que Estados Unidos decida obstruir el corredor marítimo entre Indonesia, Malasia y Singapur.

Es así como Rusia y China, constantemente asediados por Occidente, constituyen un polo de desarrollo energético y geopolítico que se proyecta como un bloque que haga frente a las contantes amenazas del imperio en decadencia y sus aliados.

El objetivo de ambos países es crear un nuevo orden geopolítico internacional que excluya la lógica imperial de Estados Unidos. Es por ello que también han ido creando un sistema de seguridad subregional euroasiático que incluye a sus dos poderosos ejércitos.