Venezuela fue estremecida el fin de semana con la noticia de que Argentina estuvo involucrada en la planificación y organización de una operación armada contra nuestro país. No es que haya sorprendido que Mauricio Macri y su gobierno se hayan implicado activamente en la política de Estados Unidos que intenta derrocar por la fuerza al presidente Nicolás Maduro. El asombro provino de tratar de entender la suposición errónea del ex presidente de que ello le iba a granjear “un rinconcito en los altares” imperiales (a decir de Silvio Rodríguez) para mantenerse en el poder y seguir saqueando y endeudando a su país como lo hizo de manera impoluta, condenando a las próximas generaciones a muchas décadas de subordinación y dependencia, hasta que emerjan buenos argentinos (como siempre ha ocurrido) que limpien el honor y la dignidad de su país.
El artículo escrito por el periodista Horacio Verbitsky en el portal El Cohete a la Luna desnuda con absoluta meticulosidad la maquinación del Ejercicio Puma cuyo objetivo era una invasión a Venezuela al mando del general Juan Martín Paleo, en ese entonces comandante de la fuerza de despliegue rápido y ahora Jefe de Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.
El ejercicio en cuestión se realizaba en el marco de la operación diseñada por Estados Unidos para derrocar al presidente Maduro que incluyó la autoproclamación de Juan Guaidó como “presidente encargado”, el intento de irrupción por la fuerza y violación de la soberanía de Venezuela desde Colombia bajo el disfraz de ayuda humanitaria, así como de un golpe de Estado que involucró a un insignificante contingente militar, todo lo cual tuvo absoluto apoyo de Macri al tiempo que fracasaba estrepitosamente.
El origen de la Operación Puma se remonta a 2017 y tiene que ver con un viraje de la política exterior en el gobierno de Donald Trump https://t.co/T7kFhI9I8V
— MV (@Mision_Verdad) February 16, 2022
Verbitsky expone con sumo detalle las características del ejercicio y su lógica en el contexto político reciente de Argentina. Señala que las fuerzas armadas incluyeron en Puma a “la fuerza de despliegue rápido, con su Compañía de Comando y su Sección de Inteligencia, […] efectivos de la Brigada Aerotransportada IV de Paracaidistas, la Brigada de Infantería Mecanizada X y los comandos de la Fuerza de Operaciones Especiales”.
Así mismo, el periodista argentino reflexiona acerca de la inserción de este hecho en la razón intervencionista de Estados Unidos y en el juego geopolítico global que señala como enemigos principales a China y Rusia y, en el plano regional, a Cuba y Venezuela y explica la conducción de todo el proceso por parte del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos cuyo jefe, el almirante Craig Faller hizo esfuerzos personales para involucrar a las fuerzas armadas argentinas en el proyecto sobre la base de supuestos acerca de la situación interna de Venezuela y su fuerza armada, lo cual condujo al fracaso e incluso al ridículo.
Pero, más allá de que a nadie sorprende la participación directa de Macri y su gobierno en esta acción claramente intervencionista, sí causa total desconcierto que hasta el momento de escribir estas líneas, a 72 horas de haber sido publicado el artículo de Verbitsky, el gobierno argentino guarde total silencio.
Ya nos hemos acostumbre a que, ante cualquier duda o inquietud sobre lo que ocurre en Argentina en el ámbito de la política, los amigos nos digan: “Este país es distinto: Tienes que entender al peronismo. Hemos aprendido que el peronismo va desde López Rega y Menem hasta los montoneros”, pero cuesta comprender el silencio del gobierno ante este acontecimiento.
Hace unos años era natural decir que pareciera que “Alberto Fernández no manda ni en su casa”. En los hogares modernos mandan las mujeres y los hombres por igual, pero en el caso de Fernández da la impresión de que ni manda ni se deja mandar, aunque esto último siempre resulte beneficioso.
En cualquier caso, me da la impresión que este general Paleo no sabe que estamos en el año del bicentenario del encuentro en Guayaquil de los Libertadores San Martín y Bolívar marcando la impronta eterna bajo la cual Argentina y Venezuela deben estar siempre unidas como garantes de la total independencia de América.
Este general no debe saber tampoco que los ejércitos argentino y venezolano lucharon juntos en Riobamba, Pichincha, Junín y Ayacucho donde bajo las órdenes de Bolívar y Sucre combatió con hidalguía y honor el Regimiento de Granaderos a Caballo -que había sido creado por San Martín- y que actuó bajo el mando del comandante Alejo Bruix, francés al servicio del Ejército de Los Andes y el coronel José Félix Bogado, héroes anónimos de la Patria Grande. El origen de los ejércitos de Argentina y Venezuela está signado por la unidad en el combate, nunca debería serlo por el enfrentamiento fratricida.
Debe saber este general que, durante la guerra de las Malvinas, miles de venezolanos estuvimos dispuestos y listos para ir a combatir junto a los soldados argentinos para liberar a las islas que, nadie lo duda en Venezuela, son argentinas y por tanto latinoamericanas. Eso, incluso sabiendo que Argentina era oprimida por militares felones y cobardes que solo destacaban por librar la guerra interna contra el pueblo, masacrando y desapareciendo a decenas de miles de argentinos. Hoy Paleo se subordina a las fuerzas armadas imperiales que no dudaron en ponerse al lado del agresor para asesinar soldados argentinos.
No tenemos miedo general Paleo, hace pocos años, rodeados por el talante agresivo y guerrerista de Iván Duque y Jair Bolsonaro y con los barcos de Estados Unidos y la OTAN en el mar Caribe, frente a nuestras costas, ni nos rendimos ni nos entregamos. No iban a ser 541 soldados argentinos los que cambiarían la correlación de fuerzas absolutamente negativa para nosotros. Porque el valor de lo subjetivo que emerge de la valentía, el honor y el amor a la Patria como fuerzas avasalladoras dispuestas a luchar y a vencer, superan cualquier adversidad en número y potencial bélico. Lo sabemos porque nos lo enseño nuestro Libertador Simón Bolívar y los padres fundadores de la patria.
Sabe señor general Paleo, ¿a quién recurrió el presidente Kirchner cuando llegado al gobierno se encontró un país devastado y arruinado por el neoliberalismo? ¿Sabe quién le ofreció su ayuda generosa sin miramientos de ningún tipo? No voy a ser yo quien te lo diga. Miles de argentinos que lo atestiguaron, te lo podrán contar mejor que yo.
¿Sabes general Poleo quién fue el único mandatario extranjero que quiso acompañar al presidente Kirchner a su última morada en Río Gallegos, durante aquel aciago octubre de 2010? Se llamaba Hugo Chávez, y lo hizo porque se le había ido un hermano y tenía estrujado el corazón.
¿Sabes general Paleo que el Palacio de Gobierno de Venezuela tiene una salón que lleva el nombre de Néstor Kirchner en homenaje a un amigo de Venezuela quien dio todo por la integración latinoamericana?
Venezuela ha sentido durante estos años la extraordinaria solidaridad del pueblo argentino, incluyendo la de innumerables agrupaciones peronistas de base. ¿Crees tú que esta profunda hermandad histórica puede ser cambiada por tu enfebrecida lealtad perruna a un país que no es el tuyo? usando para ello a 541 soldados argentinos.
No tengo dudas que a esos 541 soldados que pretendió movilizar de forma ignominiosa este hijo de Videla, de Massera y de Agosti se le hubieran opuesto miles, tal vez decenas de miles de buenos argentinos hijos de San Martín y de Güemes. A los 541 fusiles de la traición y la vergüenza se le opondrían miles de fusiles del honor y la dignidad argentina.
Es evidente que esto no lo conocen ni Macri ni Paleo. La pregunta que hay que hacerse ahora es, ¿lo sabe Alberto Fernández?