La incertidumbre se cierne sobre Francia a pocos días de la segunda vuelta de las elecciones parlamentarias. Una victoria aplastante de la derecha liderada por Marine Le Pen y la Agrupación Nacional o de la coalición de izquierda, conocida como Nuevo Frente Popular, podría relegar al presidente Emmanuel Macron a una figura marginal, con un impacto potencialmente devastador para el panorama político de la Unión Europea, la OTAN y el financiamiento militar a Ucrania.
Bloomberg, en un artículo de tono alarmista, vaticina una derrota fulminante para el partido de Macron, lo que dejaría al segundo país más grande de la UE bajo el control de fuerzas políticas escépticas de la OTAN y de la ayuda al gobierno de Zelenski. La publicación pronostica que un gobierno liderado por Le Pen o por la izquierda, conocidos por su simpatía hacia Rusia y su rechazo al envío de armas a Ucrania, pondría fin al suministro de misiles franceses a Kiev y socavaría la cohesión de la Unión Europea y la OTAN.
La preocupación por los resultados electorales en Francia es claramente visible en los medios occidentales. The Economist, en una publicación titulada "Un duro golpe para la alianza centrista de Emmanuel Macron", advierte que el escenario de un gobierno "euroescéptico o escéptico de la OTAN" podría relegar a Macron a un segundo plano en la escena diplomática internacional.
Según datos del Ministerio del Interior francés, la Agrupación Nacional y sus aliados lideraron la primera vuelta con 33,4% de los votos. Le siguió la coalición de izquierda Nuevo Frente Popular con 27,98%, y en tercer lugar la coalición de Macron con 20,76%.
Si la Agrupación Nacional confirma su ventaja en la segunda vuelta del próximo domingo, podría obtener entre 230 y 280 escaños en la Asamblea Nacional, quedando a las puertas de la mayoría absoluta (289 escaños). De concretarse este escenario, Emmanuel Macron se vería obligado a una incómoda "cohabitación" con un primer ministro de signo contrario, Jordan Bardella, un fenómeno que, aunque excepcional, ya se ha dado en Francia hasta en tres ocasiones durante las últimas décadas. La incertidumbre radica ahora en la magnitud del revés que sufrirá Macron.
Un sentimiento de euroescepticismo se extiende por el continente europeo
En los círculos políticos occidentales se ha intensificado la discusión sobre una posible intervención directa en el conflicto en Ucrania. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha planteado la posibilidad de desplegar personal militar francés en la región, mientras que el ministro de Asuntos Exteriores británico, David Cameron, ha respaldado los ataques de las Fuerzas Armadas de Ucrania en territorio ruso con misiles británicos.
Por otro lado, Marine Le Pen, segura de la victoria, declaró en una entrevista:
"Para el Presidente, la Jefatura de las Fuerzas Armadas es un título honorífico ya que es el Primer Ministro quien maneja los hilos del dinero. Jordan no tiene intención de pelearse con él, pero ha trazado algunas líneas rojas. Sobre Ucrania, el Presidente no podrá enviar tropas".
Los resultados de la primera vuelta, con el partido de Le Pen a la cabeza, han desatado las alarmas en los círculos políticos y mediáticos tradicionales. La prensa, acusando a Le Pen de ser una "amiga de Putin" y criticando su postura sobre Ucrania, la inmigración y la agenda climática, no oculta su temor a una victoria de este sector de la derecha.
No obstante, el auge de la visión de Le Pen no se limita a Francia. Un sentimiento de euroescepticismo se extiende por el continente, alimentado por el descontento hacia la Unión Europea, la OTAN y el respaldo financiero a Ucrania.
Los próximos días serán determinantes. Toda la atención estará puesta en Francia dado que, siendo un pilar esencial en la estructura europea, está en juego mucho más que el futuro político de Emmanuel Macron. La segunda vuelta de las elecciones parlamentarias podría representar un punto de inflexión para toda la política europea, y debilitar la posición de Occidente en su guerra contra Rusia.