Dom. 10 Noviembre 2024 Actualizado ayer a las 8:39 pm

Un registro de casos para desmontar la propaganda occidental contra la vacuna rusa

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“La OMS da la bienvenida a todos los avances en la investigación y el desarrollo de una vacuna contra COVID-19”.

Fue así como la Organización Mundial de la Salud respondió al primer registro de una vacuna contra el Covid-19, realizado por Rusia el martes 11 de agosto, y recordó que cualquier iniciativa antipandémica efectiva debía ser de acceso público global.

La actitud negativa actual hacia la Sputnik V, como fue bautizado la vacuna rusa, proviene de países del Atlántico Norte, que hasta ahora se han quedado atrás de los científicos rusos. Tal comportamiento por parte de Occidente no es extraño, coincide con las provocaciones contemporáneas contra Moscú.

Pero esta propaganda presentada en forma de “preocupaciones médicas” no hace mención del historial en irregularidades que tiene la industria de la salud en el sistema capitalista.

El hermetismo en los estudios que hacen las farmacéuticas es el principal impedimento para comprobar denuncias sobre efectos adversos en ciertos grupos de vacuna. Sin embargo, cada tanto se abre una rendija que muestra cómo la mercantilización de la salud ha distorsionado una práctica que en su primera etapa tuvo un efecto positivo en la prevención de enfermedades letales.

Veamos tres ejemplos que exponen la hipocresía de los voceros de la medicina corporativa occidental, quienes ahora están “poniendo en duda” la vacuna desarrollada por la Federación Rusa.

Controversias alrededor de la vacunación antigripal

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), instituciones adscritas al Departamento de Salud y Servicios Humanos de EEUU, publicaron el 25 de septiembre de 2017 el resultado de una investigación que examinaba la relación entre los abortos espontáneos y la vacuna contra la influenza con el antígeno del virus H1N1.

En el documento de los CDC se afirma que las mujeres vacunadas en las primeras etapas de su embarazo con esa vacuna antigripal tenían mayores riesgos de sufrir un aborto espontáneo durante los primeros 28 días, y no se descartaba riesgos de abortos luego del segundo semestre de gestación.

Sin embargo, los CDC continuaron con la recomendación de vacunar contra la gripe durante el embarazo, mientras se realizaban otros estudios para cerciorarse de lo investigado.

Esa contraindicación incrementó la polémica que giraba en torno a la eficacia de la vacuna de influenza en todos los grupos poblacionales.

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En Eficacia y efectividad de las vacunas contra la gripe: una revisión sistemática y un meta-análisis (2011), publicado en la revista médica británica The Lancent, se menciona una eficacia de la vacuna del 59%, pero únicamente en adultos de entre 18 y 65 años de edad. Sobre otros rangos de edad, (entre 2 y 17 años o mayores de 65 años), las evidencias que respaldan el suministro de la vacuna son limitadas, señalan los autores.

En muchos países, son los niños, jóvenes y ancianos a los que más se les recomienda la vacuna antigripal.

Peter Doshi, investigador de la Universidad Johns Hopkins, sostiene que en Estados Unidos “la promoción de las vacunas contra la influenza es una de las políticas de salud pública más visibles y agresivas en la actualidad”. Concluye que se ha magnificado la gravedad de la enfermedad como una estrategia de marketing para impulsar las ventas del medicamento en el mercado.

Filipinas levanta la voz contra la vacuna francesa del dengue

Para combatir la epidemia del dengue que azotó a Filipinas, el gobierno realizó una intensa campaña de inmunización entre 2016 y 2017.

800 mil niños en edad escolar fueron vacunados en 2016. Se utilizó Dengvaxia, primera vacuna en el mundo, desarrollada por el laboratorio Sanofi Pasteur (división de la multinacional francesa Sanofi Aventis) y comercializada desde 2015.

Un año después, en noviembre de 2018, la farmacéutica informó al público una contraindicación de la vacuna: estudios determinaron que algunos pacientes inmunizados, al contagiarse por primera vez con el virus del dengue, presentaban una sintomatología mucho más grave que los que se contagiaban sin haber sido vacunados.

Por supuesto que esa revelación causó un escándalo en Filipinas, más aún cuando se contabilizaba la muerte de 96 niños presuntamente vinculadas a la administración de la vacuna. Inmediatamente, las autoridades filipinas paralizaron el uso de la vacuna.

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El laboratorio francés Sanofi negó que en sus estudios de más de una década hayan registrado alguna muerte y recomendó que solo se utilizara Dengvaxia a las personas ya infectadas de dengue, un elemento que le quita toda la lógica de prevención que tiene la vacunación. La Organización Mundial de la Salud, que en 2018 sugería la administración de Dengvaxia a niños a partir de 5 años, dijo poco después que la “vacuna se puede considerar segura a partir de los 9 años”.

De todos modos, Dengvaxia fue aprobada por la Administración federal de Alimentos y Drogas (FDA, por sus siglas en inglés) el 1 de mayo de 2019.

Haití, el cólera y la “solución” de Partners In Health

El cólera golpeó a Haití casi en simultáneo que lo hizo el terremoto de 2010. Así como ahora sabemos que las “ayudas humanitarias” fueron a parar a bolsillos de la Fundación Clinton y no a la reconstrucción de las infraestructuras del país, también se comprobó que el virus del cólera fue introducido por la ONU, que envió cascos azules nepalíes contagiados.

10 mil muertes y 780 mil pacientes infectados después, la ONU tuvo que pedir “disculpas”, añadiendo a la lista los abusos sexuales cometidos por sus Fuerzas de Paz.

Desde entonces se abrió el debate sobre el uso de vacunas para contrarrestar la epidemia de cólera en Haití. Dukoral (farmacéutica Crucell) y Shanchol (Shantha Biotech) eran las dos marcas comerciales de vacunas contra el cólera disponibles en ese momento y su eficacia estaba entre un 60 y 90%.

“Si tiene una vacuna que tiene una eficacia de aproximadamente el 80 por ciento en comparación con el 0 por ciento de eficacia de beber agua cargada de heces, ¿cuál elegiría?” preguntaba en 2012 Paul Farmer, profesor de la Universidad de Harvard y cofundador de la organización de atención médica Partners In Health (PIH), encargada de un programa que distribuía Shanchol en comunidades haitianas. Farmer agregaba: “No es tan buena como la vacuna contra la polio, pero tampoco lo es la vacuna contra la gripe”.

El médico David Olson, asesor de Médicos Sin Fronteras refutó esa idea argumentando que de nada servirían las jornadas masivas de vacunación sin un plan para mejorar el acceso al agua potable y lograr condiciones de saneamiento adecuadas, considerando además que las vacunas tienen un efecto inmunizador que se va diluyendo al paso de dos o tres años.

Volviendo a Farmer, al examinar su asociación a la familia Clinton es perfectamente entendible su defensa al negocio que genera las vacunas por encima de políticas que saquen a Haití de la pobreza. Hay que mantener a los socios contentos.

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¿Por qué la ola de críticas contra la primera vacuna contra el coronavirus?

El jefe del Ministerio de Salud de Rusia, Nikolay Briko, explica que Sputnik V “no apareció de la nada”; desde hace al menos diez años el Instituto Gamaleya está trabajando en una tecnología para desarrollar vacunas contra el Ébola y el MERS. A partir de ese trabajo científico recorrido fue que pudo adelantarse las investigaciones con respecto al Covid-19.

La tercera fase de los ensayos clínicos, donde se hacen pruebas en miles de voluntarios, comenzó inmediatamente después que Vladimir Putin anunciara el registro de la vacuna rusa. Tendrá lugar no solo en Rusia, sino también en el extranjero. Según los datos del Ministerio de Salud ruso, la vacuna entrará en circulación civil el 1° de enero de 2021.

Las leyes de Rusia sobre vacunas permiten que se suministren fármacos a grupos de alto riesgo, mientras las investigaciones aún están en fase 3. En base a esto, Kirill Dmitriev, director general del Fondo de Inversión Directa de Rusia, dijo en una entrevista a CNN que a partir de octubre los médicos de primera línea y otros individuos con alto riesgo serán los primeros en recibir la vacuna.

Citado en el medio ruso Vedomosti, Dmitriev explica que “todos los que reciban la vacuna en agosto y septiembre tendrán instaladas aplicaciones especiales en sus teléfonos que le permitirán a una persona describir su condición. Las personas podrán comunicarse con los médicos de inmediato si es necesario”.

Lo anterior no ha sido debidamente explicado en los medios occidentales, o lo han sacado de contexto, y la razón es bastante sencilla: la iniciativa estatal de Rusia, opuesta a la mercantilización, propinó un golpe mediático a los fabricantes occidentales que competían por anunciarse como los primeros en obtener la vacuna contra la pandemia en miras de asegurar el negocio de la década.

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