Las escasas existencias de pozos de esquito rentables en Estados Unidos demuestran que los días en que las empresas estadounidenses de fracking podían suministrar petróleo al mundo con rapidez se están desvaneciendo y las fuerzas del mercado se están desplazando hacia otros productores, muchos de ellos en el extranjero.
Así lo informa Wall Street Journal en un artículo donde señala que miles de pozos de esquisto estaban extrayendo menos petróleo y gas de lo que las empresas habían previsto. Muchas empresas llevan la cuenta de cuántos pozos les quedan por perforar.
La producción de petróleo de EEUU, ahora en alrededor de 11,5 millones de barriles por día, todavía está muy por debajo de su máximo de principios de 2020 de alrededor de 13 millones de barriles por día. La Administración de Información de Energía espera que la producción de EEUU crezca alrededor de un 5,4% hasta fines de 2022.
La cuenca del Pérmico, entre Nuevo México y Texas, es la cuenca productora de petróleo más grande de los Estados Unidos. Durante los años de auge del fracking, Pioneer, la empresa con mejor rendimiento en esta cuenca, aumentó su producción entre 19 y 27 por ciento anual. Ahora, sus proyecciones para largo plazo es de un crecimiento del 5% anual o menos.
Y así con el resto de las empresas de fracking en los estados más productivos de EEUU. A empresas como EOG Resources, Devon Energy, Diamondback Energy, Continental Resources y Marathon Oil solo les queda alrededor de una década de lugares con pozos rentables, al actual ritmo de producción. Si aumentaran las extracciones en un 15 por ciento anual, el plazo se recortaría a seis años.
El director de Pioneer dice que incluso si el petróleo llega al precio de 100$ por barril, la producción de petróleo crecerá entre un 2% y un 3% anual.
Casi desde el comienzo de la industria del fracking, se han señalado las desventajas energéticas, ecológicas y económicas que tiene: la producción decae muy rápidamente y un pozo de gas no convencional produce el 80% de todo el gas de su vida útil en un año; por cada dólar que se obtiene de la venta de este hidrocarburo se habrán invertido 1,5 dólares para su perforación y extracción; implica abundante consumo de agua, contaminación de aguas subterráneas y puede favorecer el desplazamiento de masas de tierra y provocar terremotos.