Sáb. 21 Diciembre 2024 Actualizado Sábado, 14. Diciembre 2024 - 10:42

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México será la nueva sede de las mesas de diálogo entre el Gobierno venezolano y la oposición (Foto: Manaure Quintero/Reuters)
Cambio de posiciones en la oposición

Del boicot a la negociación: las oposiciones se sientan a dialogar en México

La falta de decisión propia y la imposición de una agenda en un sector de la oposición se ha visto reflejada en sus dislates de los últimos años, así como en las posiciones pendulares para la búsqueda de una salida a la crisis política y social que ellos mismos han generado.

Y una de las salidas sería llegar a un consenso en el que participen todos los sectores de la sociedad venezolana. Oposiciones, sector empresarial, incluso el religioso, han sido llamados a dialogar con el Gobierno Bolivariano. Sin embargo, los partidos que conforman el ala más extremista del antichavismo han tenido posiciones ambiguas sobre su participación en las mesas de negociaciones.

En otras ocasiones, incluso, han desestimado los llamados a diálogo por parte del gobierno de Nicolás Maduro en el que sí ha participado ese sector de la oposición que apuesta, al menos en el discurso, a los intereses nacionales. Se diferencia norminalmente como la oposición alternativa o democrática frente a la vertiente dominada por el denominado G4 (Voluntad Popular, Primero Justicia, Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo).

Recientemente, se anunció una nueva ronda de conversaciones entre delegaciones del gobierno venezolano y de la oposición, que comienzan el 13 de agosto en México, aunque también podrían iniciar unos días después. De acuerdo a fuentes, el diálogo sería mediado por actores internacionales y con el apoyo de Noruega, país facilitador en un intento de negociación anterior en 2019 y cuyo gobierno manifestó estar involucrado en la mediación.

La disposición a dialogar

El presidente Nicolás Maduro dijo estar dispuesto a negociar con la oposición, al tiempo que señaló que la agenda estaría signada por el levantamiento de las "sanciones" estadounidenses que buscan un cambio de régimen. Por su parte, el interinato fake más o menos repitió el estribillo de siempre: garantías de elecciones libres y justas.

Si bien los miembros de las delegaciones de la oposición y del Gobierno Bolivariano aún no están completamente confirmados, ya hay algunos nombres que suenan y las opiniones de opositores al respecto no se dejan esperar.

Uno de los que confirmó su participación en las próximas elecciones de noviembre y en la nueva ronda de diálogo fue Henrique Capriles Radonski, líder opositor dos veces candidato presidencial de Venezuela, quien confirmó que en la delegación estará el secretario general de Primero Justicia, Tomás Guanipa, así como Stalin González, también miembro de la organización política, que había participado como negociador en la anterior ronda de Barbados (2019).

"Respaldo cualquier proceso de negociación que busque recuperar la normalidad, la democracia y la reinstitucionalización del país", dijo Capriles, quien también refirió que "defiende la necesidad de entablar conversaciones con el régimen de Nicolás Maduro para lograr un acuerdo nacional en la negociación que arranca en México este fin de semana".

De acuerdo con el medio ABC, el ex gobernador "no es partidario de llevar a cabo una negociación para lograr 'el todo o nada'", mientras afirma que ese sector antichavista ha aprendido que "lo importante es avanzar en ayuda humanitaria y vacunas y no quedarse parado si no se logran todas las condiciones políticas".

Sin embargo, estas declaraciones de Capriles contrastan con las de abril de 2019, donde tiene una postura más extremista respecto al diálogo que se planteaba en aquel entonces. "No existe la posibilidad de perder el tiempo en palabrerías. No está planteado darnos con la misma piedra, eso lo tienen claro", dijo en aquella oportunidad.

Y es que del "no quedarse parado si no se logran todas las condiciones" al "no está planteado darnos con la misma piedra" hay un gran trecho. La misma intransigencia de hace dos años la mostró en años anteriores. En 2016, la oposición, encabezada por Capriles Radonski, quería evitar a toda costa que el gobierno de Nicolás Maduro empleara el diálogo en el que mediaba el Vaticano y tres ex presidentes iberoamericanos, entre ellos el español José Luis Rodríguez Zapatero.

No es la primera vez que la búsqueda del diálogo es desestimada por la oposición venezolana. Recordemos que en 2019 el autoproclamado Juan Guaidó mandó a sus representantes a Oslo (Noruega) y al respecto dijo que "no es diálogo, no utilicemos por favor la narrativa del régimen. Es una iniciativa más de las que estamos llevando, que sencillamente, si tenemos cese de usurpación (de Maduro), gobierno de transición y elecciones libres, habrá funcionado".

Un cambio en la estrategia

En años anteriores era impensable que muchos de los actores que próximamente participarán en la ronda de diálogo que se va lleva a cabo en México se sentarán con representantes del Gobierno. Sobre todo porque varios de estos políticos formaron parte de la insurrección de color de 2017 que devino en cientos de fallecidos y pérdidas millonarias para el país.

Que actualmente participe el dirigente socialcristiano Roberto Enríquez, que desde 2017 estaba prófugo de la justicia venezolana y entró como "huésped" a la residencia del embajador de Chile en Caracas, luego que le abrieron un proceso por los delitos de rebelión y traición a la patria, es una muestra del viraje de la oposición.

También entra en la ecuación la participación de Carlos Vecchio, representante del gobierno fake en Estados Unidos y uno de los principales promotores del despojo de activos del país en el exterior.

"El diálogo siempre busca manipular, engañar, buscar oxígeno, parar el momento político y luego reprimir. No estamos de acuerdo con un diálogo que sea para engañar", afirmó Vecchio durante un debate sobre Venezuela en el centro de pensamiento Atlantic Council, en Washington, en el contexto del llamado a diálogo en Noruega, reseña DW.

En aquella oportunidad Vecchio reafirmó que la oposición no estaba "dispuesta" a participar en el diálogo bajo el esquema del chavismo y lo único que iban a negociar era la agenda de Guaidó para conseguir la salida de Maduro de la presidencia. Actualmente parece que no tienen las mismas exigencias ni mucho menos la base de apoyo para imponer las condiciones.

¿Por qué Ahora sí acuden al llamado al diálogo?

Todo parece indicar que en líneas generales la oposición más radical busca reflotar en el tablero político nacional. Participar en las elecciones de este año y en las mesas de negociaciones de México es una forma de permanecer en el juego político.

Recordemos que el fracaso del G4 y del clan Guaidó terminaron por atomizar a la oposición venezolana y surgieron tendencias alternativas que se consolidaron con su participación en las elecciones parlamentarias del año pasado. Una oposición que, si bien no comulga con la Revolución Bolivariana, apuesta por una salida de la crisis con una agenda propia.

Que Estados Unidos aún reconozca a Juan Guaidó como "presidente interino" de Venezuela es una muestra "velada" de que se mantienen sus intereses imperiales a través de este sector pro-estadounidense de la oposición.

Al principio de esta nota referimos que el antichavismo más recalcitrante del país dependía de la agenda que impusiera Washington. Esto fue evidente durante las mesas de diálogo de paz que se llevaron a cabo en República Dominicana (2018), cuando una llamada telefónica de un agente externo a Julio Borges impidió que se firmara el documento con los acuerdos discutidos durante aquellas largas jornadas. Sin duda alguna, esto tuvo repercusión.

Desde la llegada al poder, el presidente Nicolás Maduro ha buscado la manera de salir de los conflictos políticos a través de la convocatoria al diálogo con todos los factores de la sociedad, estableciendo hitos importantes como las mesas de negociaciones tras las guarimbas de 2014 y 2017, así como las reuniones en República Dominicana, Noruega y las presentes en México, entre otras.

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