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Estatua ecuestre del Libertador Simón Bolívar en el Parque Bolívar en Cartagena, Colombia (Foto: Pinterest)

Legado implícito del "Manifiesto de Cartagena" de 1812

Cartagena era el principal mercado de esclavos de América, de donde la mayoría, secuestrados de África, iban a conducirse, sobre todo en los siglos XVI y XVII, hacia el resto del continente, a ritmo de 2 mil por mes.

Era una zona sujeta a las conspiraciones, no solo por la siempre posible ebullición de la rebelión negra como huracán social, sino también por la ubicación geográfica privilegiada como puerto dispuesto hacia dos océanos, el Pacífico y el Atlántico, que prometía comercio y avanzadas militares de diferentes bandos a lo largo del siglo XIX.

Era Cartagena la principal plaza fortificada en el Caribe, alzada contra las guerras civiles de la Nueva Granada (Cundinamarca contra la Federación de Provincias) y contra España, por lo que se vio fundado el Estado soberano de Cartagena en 1811.

Es en este punto geográfico en el que Simón Bolívar desembarca en octubre de 1812 para erigir una "memoria" desde allí, para el Congreso de Cartagena, de la cual va a concebir una nueva ruta para la independencia.

Se trata de un documento llamado "Manifiesto de Cartagena", fechado el 15 de diciembre de 1812, hace exactamente 208 años.

La importancia del "Manifiesto" se destaca explícitamente por tres factores fundamentales:

  1. Es el primer documento público de Bolívar en el que se muestran ya sus dotes de analista, estratega y político que luego lo distinguirían.
  2. Se dirige a “los ciudadanos de la Nueva Granada” con el fin de auparlos hacia su liberación.
  3. Para asimismo lograr la independencia de Venezuela.

En este documento Bolívar expone su análisis de los errores cometidos por el gobierno de la Primera República que la encausaron hacia su destrucción por parte de la contrarrevolución española.

Para el futuro Libertador, fue "nuestra división y no las armas españolas" la que "nos tornó a la esclavitud". La gestión de la llamada Junta Suprema ante la Campaña de Reconquista de Domingo de Monteverde, en Coro, fue la sentencia de muerte de la "república aérea" que se había fundado en Venezuela, gobernada por, según Bolívar, principios liberales inaplicables a la situación de la independencia americana.

También, para el caraqueño fueron fundamentales la poca disciplina militar del ejército independentista, el federalismo político, el despilfarro del erario público y las malas finanzas, que tuvieron consecuencias nefastas para el Gobierno y que son las "terribles lecciones" que Bolívar lega a sus pares neogranadinos para no cometer el mismo error en su búsqueda por la independencia y la libertad.

Por todo ello sugiere que:

"Es preciso que el Gobierno se identifique, por decirlo así, al carácter de las circunstancias, de los tiempos y de los hombres que lo rodean".

La urgencia de unidad, unificación y centralismo por sobre el federalismo es, en el "Manifiesto de Cartagena", central como argumento en la consecución independentista, y lo repetiría hasta el final de sus tiempos como estadista.

Bolívar también sería Libertador del pensamiento de una sociedad acorde a nuestra propia historia y circunstancias

Pudiera uno preguntarse si el federalismo auspiciaba el localismo, y si el pueblo venezolano en los albores del siglo XIX aún no fermentaba en sí mismo un sentimiento de nación que lo unificara, pensando en las ciudades y pueblos como el foco de sus intereses políticos, tal cual como sucedía en la época colonial.

Bolívar responde a esto que los problemas de fondo eran la ignorancia y la inexperiencia de la población y sus dirigentes en la fundación republicana, y no en la identidad. ¿Estuvo en lo correcto? Es una investigación y análisis histórico pendiente.

Por supuesto, no deja de mencionar las devastadoras consecuencias del terremoto de marzo de 1812, sin embargo, no le da el mismo valor que a los errores gubernamentales.

De hecho, opina que el sectarismo subvirtió a la novísima república desde sus entrañas: "Las facciones internas que en realidad fueron el mortal veneno que hicieron descender la patria al sepulcro".

Para Bolívar, y al parecer el tiempo le ha dado la razón, un Estado fuerte es el único posible en una América en búsqueda de su emancipación.

Luego de un análisis extenso que él mismo juzgaba como propicio para que los neogranadinos escuchasen, Bolívar sugiere contundentemente la "reconquista de Venezuela" como "medida indispensable para la seguridad de la Nueva Granada", tratando así de ganarse a los ciudadanos de este nuestro país vecino, a fin de cuentas los mismo que serían los soldados independentistas, a la causa de la liberación continental.

"Aplicando el ejemplo de Venezuela a la Nueva Granada y formando una proporción, hallaremos que Coro es a Caracas como Caracas es a la América entera; porque poseyendo España el territorio de Venezuela, podrá con facilidad sacarle hombres y municiones de boca y guerra, para que bajo la dirección de jefes experimentados contra los grandes maestros de la guerra, los franceses, penetren desde las provincias de Barinas y Maracaibo hasta los últimos confines de la América meridional".

Es decir, que de esta campaña militar de "reconquista" libertadora de Venezuela sería la piedra de toque de los destinos del continente. Y bien que lo fue, si tomamos en cuenta que luego de la independencia de Nueva Granada, se logró, bajo la Campaña Admirable que le hizo ganar a Bolívar el mote de Libertador, conseguir la fundación de la llamada Segunda República.

La derrota en 1814 haría que el Libertador retornara hacia Cartagena para emprender una nueva campaña, luego de pasar por Jamaica y Haití; las lecciones escritas en el "Manifiesto" serían escuchadas hasta el punto de lograr la independencia política y militar de la región, aunque se escribiría un nuevo capítulo en la historia de Nuestra América.

Pero el legado que se puede desprender de este documento está más bien implícito, y supone un esfuerzo intelectual a la hora de leer el “Manifiesto de Cartagena” más de 200 años después.

Es en esta "memoria" donde podemos conseguir los gérmenes y un marco conceptual propicio a las aspiraciones de trazar un pensamiento político propio, bolivariano y actual. En este "manifiesto" encontramos a un Bolívar que decidió ocuparse de entender su realidad más inmediata bajo el riesgo de ejercer su propia capacidad crítica.

Fue en Cartagena donde el futuro Libertador expresó su alejamiento de los preceptos del liberalismo clásico de la época, tan vitoreado como repetido en los cenáculos más ilustrados entre los criollos americanos. Asimismo, fue donde dejó de regirse por la égida de la Ilustración, un suicidio intelectual en Europa, pero que en América era un signo de que en nuestras tierras era posible formarse instituciones y pueblos distintos a todo lo anteriormente conocido.

Visto así, Bolívar ya no solo sería Libertador enmarcado por campañas militares y fundaciones políticas, sino también Libertador de nuestro propio marco para pensar una sociedad acorde a nuestra propia historia y circunstancias.

El legado implícito del "Manifiesto de Cartagena" consiste entonces hacernos más preguntas a partir de las certezas que nos confiere el análisis certero de nuestro presente, tomando en cuenta que sin el presente no hay pasado ni futuro.

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