"Considerando la perspectiva actual de la demanda, sería casi imposible reemplazar una pérdida de volúmenes de esta magnitud": esto decía Mohammad Barkindo, Secretario General de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) a la Unión Europea (UE) a inicios de abril.
A consecuencia de las medidas coercitivas impuestas al circuito energético ruso por parte de Estados Unidos, y en coro por la UE, Barkindo elevaba su análisis sobre el espectro energético ante los acontecimientos geopolíticos que conocemos:
"Potencialmente podríamos ver la pérdida de más de 7 millones de barriles por día (bpd) de petróleo ruso y también de exportaciones de otros derivados, como resultado de las sanciones actuales y futuras u otras acciones voluntarias".
Días después el viceprimer ministro ruso Alexander Novak comentaba que la producción de petróleo crudo de Rusia podría disminuir entre 4% a 5% en abril con respecto a marzo, debido a las dificultades con el seguro de los buques de la industria. Por supuesto, dificultades ocasionadas por las "sanciones" occidentales.
Por otro lado, los precios del crudo se han visto afectados por la volatilidad, aumentando de manera considerable al presentarse por parte de Estados Unidos la prohibición de importación de petróleo y gas rusos. Esto coadyuva a que los actores que están involucrados en las dinámicas comerciales, propias de la industria petrolera, eviten mercadear productos petroleros rusos.
Incluso, el secretario general de la Unión de Industriales de Austria, Christoph Neumeier, pronosticó el peligro de las medidas prohibitivas porque éstas pueden conducir a un mayor crecimiento en los precios de la energía. Y añadió que si bien el carbón y el petróleo rusos podrían reemplazarse a mediano plazo, su eliminación gradual aún generaría enormes costos financieros, y reemplazar el gas ruso a mediano plazo es simplemente imposible.
La industria petrolera mundial es una amplia red donde cada hilo posee ciertas piezas. Si una de esas piezas es bloqueada en su debida función, el resto tiende a ralentizarse en lo que le corresponde.
Sexto paquete de "sanciones" de la UE
Este martes 10 de mayo, Josep Borrell puso sobre la mesa el sexto paquete de "sanciones" contra Rusia elaborado por la Comisión Europea, para que esa propuesta se haga un hecho; los 27 Estados miembros del bloque europeo solo pueden adoptar las medidas por unanimidad.
Russia’s unprovoked war against Ukraine affects global security.
We are working on the 6th package of sanctions which aims to de-swift more banks, list disinformation actors and tackle oil imports.
These measures will be presented to the Council for approval.— Josep Borrell Fontelles (@JosepBorrellF) May 3, 2022
Este paquete de "sanciones" ha sido bastante polémico pero para nada sorpresivo, porque después de las tandas de medidas directas contra la industria petrolera, luego al sistema financiero y en paralelo hacia autoridades de un Estado, lo que sigue es el embargo petrolero. Y la secuencia del manual sancionatorio sobre Venezuela puede dar luces claras al respecto.
Ahora bien, en esta ocasión la UE intentó impulsar esas "sanciones" sin éxito por los momentos:
- El embargo era gradual sobre las importaciones de petróleo ruso, cuyo plan se basaba en que los países de la UE se nieguen a suministrar crudo de Rusia durante seis meses y no compren más productos petrolíferos rusos al final de este año. Al mismo tiempo, para moldear las circunstancias de Hungría y Eslovaquia, les dieron 20 meses para dejar de importar petróleo y gas ruso.
- La exclusión de otros bancos rusos del sistema de mensajería de pago SWIFT, entre esos, Gazprombank, que los Estados miembros de la UE utilizan para pagar el gas ruso.
- "Sanciones" a personas que difundan información "errónea" sobre la guerra de Rusia en Ucrania.
- Prohibición de la transmisión de varios canales de televisión rusos.
Al término de estas discusiones, no lograron concretar el embargo, y la piedra en el zapato de Borrell fue Hungría debido a su gran dependencia del gas ruso. Además, Hungría forma parte de la ruta del oleoducto Druzhba, por donde Rusia envía crudo a Europa, y es uno de los mayores del mundo por capacidad y longitud.
Aunado a eso, se recuerda que el primer ministro húngaro Víktor Orban dijo que el país necesita cinco años para abandonar el petróleo ruso y que rechazaba las propuestas actuales de la UE para prohibir el suministro de petróleo ruso a la UE, porque tal medida es una "bomba nuclear" contra la economía húngara.
Actualmente, la población europea está viviendo los embates de las "sanciones" al gas ruso del cual son muy dependientes, un embargo total de gas podría causar una grave crisis energética en varios países de ese continente. Que no se olvide que la UE representa el 40% del consumo de gas ruso y el 31% de los derivados del petróleo, además que gran parte de la infraestructura energética está orientada para el petróleo ruso.
Continúan con la soga al cuello.
Agenda antisanciones de Rusia
Rusia ha adoptado una hoja de ruta para minimizar el daño de las "sanciones". Es evidente que, desde antes de 2014, el gobierno del presidente Vladímir Putin se estaba preparando para el escenario geopolítico actual, así que solo por nombrar una de las tantas medidas, se sabe que para agosto de 2015, Rusia estableció́ la Comisión Gubernamental de Sustitución de las Importaciones a fin de contrarrestar los impactos de las "sanciones". Esto permitió a las empresas desarrollar enfoques sobre cómo resistir a la imposición de dichas medidas.
Las autoridades rusas reconocen la gravedad de las nuevas restricciones, no obstante, eran predecibles y las autoridades del gobierno ruso aseguran que el país se preparó para eso. La economía rusa resistirá a la guerra financiera en curso.
Es menester indicar que desde el inicio de la jornada sancionatoria, el Banco de Rusia tomó acciones que pudieron permitir la estabilización del rublo, y a nivel amplio de los mercados financieros y productos básicos. Por ejemplo, en marzo, el rublo se había fortalecido a 105 rublos por dólar, en abril rondó los 80 rublos por dólar, mostrando un repunte considerable.
Asimismo, el gobierno ruso también enfocó sus acciones al sistema de transporte y la disposición de nuevos corredores logísticos nacionales e internacionales, aumentando la capacidad de rendimiento de las rutas hacia China, Georgia, Turquía e Irán.
El diplomático ruso Vladímir Chizhov asomaba a finales de febrero que Rusia sabe calcular los riesgos y hacer frente a las consecuencias de cualquier posible "sanción". Chizhov, enfatizó que las medidas tendrían un efecto búmeran, pues muy a menudo terminan golpeando a quienes las imponen. En este caso, han exacerbado aún más las consecuencias negativas para la propia Europa y seguirá empeorando.
Con claridad se puede inferir que, desde tiempos inmemoriales, Europa, fungiendo como el apéndice de Asia, mantiene lazos históricos de interconexión e interdependencia con Rusia. Ese nexo es lo que Washington constantemente intenta romper, ya que esa unión podría armar un nuevo conglomerado de países que sería, en tal caso, un fuerte competidor de Estados Unidos en los mercados globales.
Queda de Europa quitarse el disfraz de vasallo de los americanos del norte, algo que no parece ocurrirá en un futuro próximo.