El secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, se encuentra en Georgia como parte de una gira por siete países de Europa y el Sudoeste Asiático que arrancó el sábado 14 de noviembre con el arribo a Francia.
El viaje se da en medio de unas controversiales elecciones que todavía no se han definido oficialmente, pero que desde que las principales cadenas televisivas estadounidenses anunciaron la victoria de Joe Biden en varios "estados péndulo" (swing states), basándose en sus propias proyecciones, y progresivamente los países del resto del mundo han ido reconociendo y felicitando al candidato demócrata.
Donald Trump se ha negado a aceptar la derrota y en cambio presentó planes de litigios para protestar por los resultados en varios estados. Pompeo sigue esa narrativa. En una rueda de prensa prometió que habría una "transferencia de poder sin problemas a la segunda administración de Trump".
"El equipo de Trump va a contar todos los votos para ver la verdadera imagen de la elección (…) El mundo debe confiar plenamente en que el período de transición del 20 de enero será exitoso", declaró el secretario de Estado.
en Francia
Mike Pompeo visitará países en los que sus gobernantes han saludado la presunta victoria de Biden. Ya se ha encontrado con situaciones incómodas, como la declaración de la oficina del presidente de Francia, realizada el viernes 13 de noviembre antes de la reunión de Emmanuel Macron con Pompeo, en la que señala que ésta se llevaría a cabo "con total transparencia hacia el equipo del presidente electo Joe Biden".
Francia y Estados Unidos mantienen unas relaciones tensas desde que la Administración Trump tomó la Casa Blanca, así lo hacer ver un artículo publicado en France 24.
El Ministro de Relaciones Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, citado por el medio, "dijo el viernes que había 'temas difíciles' sobre la mesa, desde la situación en Irak e Irán, el terrorismo, el Medio Oriente y China".
Le Drian transmitió que Francia no aprueba el impulso de Trump para concretar la retirada de las tropas estadounidenses en Afganistán e Irak. "No creemos que eso deba suceder. También diremos que tampoco debería suceder en Irak", señaló.
Recientemente, el nuevo jefe del Departamento de Defensa, Chris Miller, anunció en una sesión informativa, donde no aceptó preguntas de la prensa, que Estados Unido fijó la reducción de las tropas a 2 mil 500 soldados tanto en Irak como en Afganistán para el 15 de enero de 2021.
"Hoy es otro paso crítico en esa dirección y el resultado del audaz liderazgo del presidente Trump", dijo Miller, y remató: "Con las bendiciones de la Providencia en el próximo año, terminaremos esta guerra generacional y traeremos a nuestros hombres y mujeres a casa".
Joe Biden, que cuenta con el beneplácito del gobierno de Macron, se opone a la retirada de las tropas en el extranjero que Trump proyecta llevarlas a cero. En cambio, el demócrata sostiene que todavía hay que "preocuparse por el terrorismo y el Estado Islámico", por lo que sería necesario seguir manteniendo una "pequeña fuerza" militar en Irak, Afganistán y Siria, a pesar de que la presencia estadounidense solo ha traído muertes, desplazamientos masivos y deterioro de la vida en general en esos territorios.
Otro tema que hay que sopesar en la actitud que toma Europa ante la posible salida de Trump de la Casa Blanca es la predicción de una atmósfera más respirable en relación al manejo de la política exterior con Irán.
La agenda de la gira de Pompeo se centra en las hostilidades contra Irán y China, sin detenerse a calcular que los europeos tienen una mala opinión del desmantelamiento del acuerdo nuclear pactado con Teherán en la Administración Obama.
Él y Elliott Abrams, enviado especial para Irán y Venezuela, están preparando una "avalancha" de "sanciones" contra Irán. Según el medio Axios, Abrams reveló en una reunión en privado que "la Administración Trump quiere anunciar un nuevo conjunto de sanciones contra Irán todas las semanas hasta el 20 de enero", día de la inauguración presidencial en Estados Unidos.
Retirarse unilateralmente del acuerdo nuclear y condenar a la población iraní a un cuadro de asfixia financiera no obtuvo el resultado esperado por el gobierno de Donald Trump. En vez de causar un revés en las capacidades nucleares de Irán, Washington promovió una respuesta de aumento de producción y almacenamiento de uranio enriquecido al 20% (al menos 120 kg anual), como medida de disuasión iraní para que Estados Unidos y Europa levanten las sanciones.
Según el periodista iraní-estadounidense del Washington Post, Jason Rezaian, opositor a la República Islámica de Irán, el crédito por ese "fracaso tan obvio" lo merece Pompeo al ser el "principal arquitecto y ejecutor de la política exterior de Estados Unidos" y por su "obsesión particular con Irán".
No hubo conferencia de prensa luego de las conversaciones entre Mike Pompeo y Macron, lo que suele ocurrir en giras internacionales ordinarias.
Erdogan no lo recibe porque "no encontró tiempo" en su agenda
El martes 17 de noviembre, Pompeo viajó a Estambul, Turquía, y no se reunió con ningún funcionario del gobierno turco. Sí tuvo un encuentro con grupos religiosos de la iglesia ortodoxa, con la presencia del patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, para debatir sobre la "libertad religiosa" en el país.
El Ministerio de Asuntos Exteriores respondió a Pompeo que antes de abordar el tema "completamente irrelevante" de la libertad de fe en Turquía, los Estados Unidos deberían "mirarse primero en el espejo".
Unos meses antes, Pompeo, devoto de la idea de que Estados Unidos está "apadrinado por Dios" (fundamentalismo que tiene raíces en la histórica proliferación de las iglesias presbiteranas en el país) y practicante de la intolerancia a menos que hayan intereses económicos por delante (caso de la excelente relación con Israel), regañó a Erdogan por la intensión de cambiar el estatus de museo de la iglesia Santa Sofía a mezquita, como una vez fue convertida cuando los otomanos conquistaron Estambul.
Cuando estuvo en París, Pompeo no escatimó en cuestionamientos contra Erdogan por los movimientos que ha realizado en el conflicto de Nagorno Karabaj, en Libia y en el Mediterráneo Oriental.
Ante este cuadro, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan "no encontró tiempo" en su agenda para sentarse a oír directamente la opinión no consultada de Estados Unidos.
"El horario del presidente Erdogan ha cambiado y no pudo cumplir con los parámetros que establecimos como base para la visita del Secretario de Estado", dijo un portavoz estadounidense en una rueda de prensa en Estambul ante la insistencia de los periodistas sobre si el deterioro en las relaciones entre ambos países había influido en la decisión del líder turco. "No creo que las autoridades turcas (...) sientan repulsión. Al final, fue cuestión de agenda", aseguró el funcionario.
Algunos medios de comunicación que reseñan la noticia ubican como un punto de quiebre de las relaciones la adquisición de sistemas de defensa aérea rusos S-400 por Ankara en 2019, convirtiéndose en el primer Estado miembro de la OTAN en tener esos sistemas.
Turquía quiso mejorar su sistema de defensa aérea, y se decidió por el moderno S-400 de manufactura rusa. La cooperación con Moscú se ha expandido en aéreas militares, pero también comerciales.
Es necesario recordar que la cada vez más frecuente interacción con Rusia (y el ocaso de las mismas con Estados Unidos) tiene mucho que ver con el intento de golpe militar que hubo contra Erdogan en 2016 y sus antecedentes.
Turquía fue conducida por Washington a un enfrentamiento con Rusia. Cuando en noviembre de 2015 derribó un avión caza ruso (sin que la orden fuese emanada por Erdogan), Estados Unidos y la OTAN no la apoyaron. Rusia desplegó duras represalias económicas que contribuyeron a socavar la frágil posición política interna de Erdogan, pero no respondieron militarmente, como tal vez habría deseado Occidente para justificar una intervención militar de la OTAN.
En ese contexto ocurrió el intento de golpe de Estado. Posteriormente Turquía salió del área de influencia estadounidense y llegó incluso a señalar a funcionarios de Washington como operadores del golpe. El gobierno de Putin, al contrario, alertó a Turquía de la movida destituyente unas horas antes de que fuera ejecutada. Desde entonces, el patrón de comportamiento con Rusia cambió, a grandes rasgos, para beneficio de ambos países euroasiáticos.
cómo se ha debilitado la posición de EEUU en el Cáucaso
Tras su breve estadía en Estambul, Pompeo viajó a Georgia el mismo martes 17 de noviembre por la tarde.
Al llegar al aeropuerto internacional de Tbilisi, fue recibido por el ministro de Relaciones Exteriores de Georgia, David Zalkaliani; el embajador de Georgia en los Estados Unidos, David Bakradze; y diplomáticos estadounidenses.
El jefe del Departamento de Estado tiene pautado reunirse este miércoles con el primer ministro de Georgia, Giorgi Gakharia; el presidente de Georgia, Salome Zurabishvili; y el canciller Zalkaliani. También celebrará un encuentro con el patriarca Ilia II.
Se especula que entre los temas de discusión entre ambos países está el de la instalación de una base militar estadounidense, aunque no existe ninguna información oficial al respecto.
La visita de Pompeo se enmarca en una crisis política que vive el país tras las elecciones parlamentarias del 31 de octubre, similar a la de las elecciones estadounidenses. El partido político gobernante, Sueño Georgiano, mantiene que ganó oficialmente y los partidos opositores alegan fraude electoral y se niegan a entrar en el parlamento.
Ambas crisis también muestran cómo la fuerza geopolítica de la OTAN pende de hilos sumamente delgados. Candace Rondeaux, investigadora principal del tanque de pensamiento Centro sobre el Futuro de la Guerra (Arizona), lo hace notar en un artículo de opinión.
"Las elecciones parlamentarias en Georgia podrían determinar si la OTAN entra en guerra y cuándo. Las elecciones presidenciales en Estados Unidos probablemente determinarán si la OTAN sobrevive", dice Rondeaux.
Sus afirmaciones están relacionadas al distanciamiento del gobierno de Donald Trump con la OTAN, que se queja de que los miembros europeos están exprimiendo a Estados Unidos con las cifras de gastos en guerra.
En el caso de Georgia, el descontrol interno de la institucionalidad que están padeciendo los líderes políticos subordinados a Occidente podría derivar en una apertura mayor a la influencia de Rusia en el territorio, alega Rondeaux con marcada preocupación, enfatizando que la OTAN tendría entonces que responder para no perder un frente en el Cáucaso, como siente la investigadora que ya lo hizo cuando, en 2008, Georgia lanzó una ofensiva sobre Osetia del Sur y ésta recibió el respaldo militar de Rusia para defenderse y expulsar a las fuerzas de ocupación en cinco días.
Un documento filtrado del partido Sueño Georgiano reveló que el gobierno de Georgia considera que una "tarea inmediata" a cumplir es la de invadir nuevamente Osetia del Sur, lo que explicaría el aumento de la presencia militar de Tbilisi en la frontera. ¿Acaso las ofertas que la OTAN le ha dado a Georgia de entrar en la alianza están alentando la ofensiva?
En el ámbito regional, los medios de Georgia están examinando la posición del jefe de la diplomacia estadounidense con respecto a los últimos acontecimientos en torno a la disputa entre Azerbaiyán y Armenia por el territorio de Nagorno Karabaj.
Este mes, tras un "proceso difícil" de consultas y mediaciones diplomáticas, como lo describió el presidente Putin, Rusia logró que Azerbaiyán y Armenia firmaran un acuerdo trilateral para cesar el fuego. A partir de entonces, el gobierno ruso procedió a introducir personal militar de mantenimiento de la paz en Karabaj.
Pompeo "celebró" desde Georgia el alto el fuego, del que nada tuvo que ver Washington. Seguidamente, uno de sus funcionarios le exigió a los rusos "precisión" sobre los parámetros del acuerdo, "especialmente el rol de los turcos".
Rusia se ha esforzado por una solución pacífica de Karabaj. Durante una intervención en el cierre de la 17ª Reunión Anual del Club de Discusión Internacional de Valdai, Vladimir Putin ofreció una clase magistral de las acciones diplomáticas de su gobierno.
"Hay más de 2 millones de armenios y unos 2 millones de azerbaiyanos viviendo en Rusia", relató Putin. "Todas estas personas tienen vínculos estables y estrechos con Rusia a nivel humanitario, de persona a persona, empresarial, humanitaria y familiar. Por lo tanto, tanto Armenia como Azerbaiyán son socios iguales para nosotros. Y es una gran tragedia para nosotros cuando la gente muere allí".
En el análisis de las perspectivas de los actores involucrados, el mandatario ruso asintió que el conflicto inició como una confrontación étnica y no solo como una lucha por territorios. En el trayecto "se cometieron crímenes violentos contra el pueblo armenio (…) Debemos considerar todo esto en un paquete". Al mismo tiempo señaló que no podía continuar "una situación en la que Azerbaiyán ha perdido una parte sustancial de su territorio".
Putin también incorporó el papel exógeno de Turquía, aliado de Azerbaiyán, y Francia, que protesta en contra de ese apoyo, para explicar cómo es que la intervención de Moscú no implica el deterioro de las relaciones con ninguno de esos miembros de la OTAN.
"Nunca aprovechamos las fricciones entre otros estados. Tenemos buenas y estables relaciones con Francia. No diría que son en toda regla, pero son muy prometedores y, en cualquier caso, tienen un buen historial", mientras que sobre Turquía mostró la contradicción de Estados Unidos y Europa, "demócratas temerarios", que por un lado no reconocen la autonomía del pueblo de Crimea para decidir el futuro de su territorio y lo castigan con "sanciones", y por el otro, "señalan con el dedo a Erdogan" por armar a Azerbaiyán en el Cáucaso meridional.
Rusia, siguiendo la orientación de resolver los conflictos "en la mesa de negociaciones y no con el uso de la fuerza armada", buscó un compromiso de la parte turca sin atacarla.
Estos fragmentos de la declaración de Putin en el Club Valdai sirven como ejemplo de todo lo que Estados Unidos no estaría dispuesto a hacer si estuviese en la favorable posición geopolítica de Moscú.
Solo hay que ver los efectos del garabato diplomático que finge Pompeo: Francia sin intenciones de escucharlo por más tiempo que lo mínimo para mantener las apariencias diplomáticas y Turquía rechazando completamente su aparición en la escena.
Israel y el resto de la gira
Tel Aviv será la próxima parada de Pompeo el miércoles 18 en la tarde.
Lo que destaca esta estadía de las anteriores es que el jefe del Departamento de Estado planea visitar territorios anexados ilegalmente sin reconocimiento internacional en Cisjordania y los Altos de Golán, según informó el periodista israelí Barak Ravid en Axios, por lo que se convertiría en el primero en su cargo en ir a esos lugares en un viaje oficial a Israel.
Pompeo tendría la intensión de visitar una bodega de vino en el asentamiento israelí de Psagot, que diseñó una etiqueta con el nombre del funcionario.
Ravid relata los hechos que antecedieron a este probable y extraño evento: en noviembre de 2019 Pompeo informó que Estados Unidos dejaba de considerar ilegales los asentamientos israelíes en Cisjordania. Lo dijo una semana después de que un tribunal de la Unión Europea obligara a etiquetar los productos elaborados en los territorios ocupados por Israel.
Para reconocer la decisión de Washington que Pompeo anunció, un propietario israelí de bodegas de vino en Psagot, que había apelado a la movida judicial de los países europeos, "nombró una nueva serie de vino en honor a Pompeo y le envió una caja de botellas de vino".
El periodista israelí sugiere que los guiños al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en detrimento del pueblo palestino, además de afianzar el extremo giro diplomático que dio la Administración Trump con Tel Aviv, tendría un "significado político interno" para Pompeo: la carrera presidencial de 2024.
En ese sentido, es bueno conocer algunos de los donantes potenciales que encuentra por avalar la ocupación ilegal de territorios palestinos y que su influencia supera el rechazo generalizado que gana Estados Unidos de la comunidad internacional. "La familia Falic, propietaria de Duty Free America, son los principales inversores en la bodega que visitará Pompeo. También son donantes republicanos y han organizado eventos a los que Pompeo asistió como Secretario de Estado", señala Ravid.
La travesía de Pompeo culminará en Emiratos Árabes, Qatar y Arabia Saudita, donde las hostilidades contra Irán dominará la agenda temática y se podrá observar qué queda de la influencia de la Administración Trump en esos gobiernos del Oriente Medio.
De todas formas, las últimas acciones del hasta ahora (y quizás por muy poco tiempo más) jefe de política exterior de Estados Unidos tienen menos sentido que antes, están desfasadas y muy probablemente no tendrán influencia relevante en el devenir internacional próximo.