Más allá de la agenda de financiamiento belicista a Ucrania y el discurso en contra de China en la reciente cumbre del G7 en Hiroshima, el primer ministro japonés, Fumio Kishida, logró concretar grandes planes para el aumento de la producción de semiconductores en Japón.
Según el portal oficial de la Oficina del primer ministro Kishida, el encuentro con los altos ejecutivos de empresas, principalmente estadounidenses, de semiconductores, se hizo con la intención de revivir la industria de ese rubro de Japón y expandir las inversiones.
En ese concilio de productores de semiconductores, en el marco del G7, se hizo notar la presencia del líder mundial en producción y desarrollo del área: Taiwan Semiconductor Manufacturing (TSMC), la empresa más valiosa en el mercado dentro de este sector, la cual produce más de 50% de los chips de semiconductores del mundo y 90% de los nodos en chips más avanzados actualmente en producción. También estuvieron presentes los CEO de las compañías estadounidenses Intel, Micron, IBM y Applied Materials; por el lado europeo participó la empresa belga, Imec R&D, y también la emblemática coreana, Samsung.
Luego de las conversaciones, se anunciaron algunos saldos que muestran que Japón podría fungir como el próximo hub de Estados Unidos para sumergirse en tablero competitivo de los semiconductores en el mercado asiático:
- Micron, empresa de Estados Unidos, anunció planes de inversión para producir semiconductores en su fábrica de Hiroshima.
- Samsung construirá una nueva instalación de desarrollo de chips en Yokohama, Japón.
- IBM definió detalles con el consorcio japonés Rapidus, para establecer una línea de producción de chips.
- TSMC construirá la nueva planta en la región suroeste de Kumamoto, Japón.
- Intel planea fortalecer la cooperación con los fabricantes de semiconductores japoneses.
- Micron lanza la asociación universitaria de Estados Unidos y Japón para el estudio y desarrollo de los semiconductores.
Tal encuentro fue sin precedentes porque no es común que los grandes fabricantes del rubro a escala mundial, que viven en total competencia, se reúnan en un solo espacio. Pero hacerle frente a China marca un objetivo común por el que hay que hacer de tripas corazón.
Este tipo de reuniones dan señales claras de cómo los semiconductores están tomando cada vez más importancia en cuanto a intentar asegurar todos los frentes del mercado: la producción, suministro y, sobre todo, el control, teniendo a China conduciendo a alta velocidad con la fabricación y avance en la innovación de ese sector fundamental. Aunado a ello, China es el mayor exportador de semiconductores del mundo y las proyecciones en los años venideros convertirán a ese país en el principal productor del crucial material.
Si bien estos materiales son el corazón de las telecomunicaciones y entretenimiento de la población, es en el desarrollo y funcionamiento de los sistemas militares modernos donde los semiconductores cumplen el papel estelar, ya que proporcionan la potencia, precisión y velocidad que la esfera militar y de defensa requieren.
Desde 2021 el primer ministro de Japón se ha tomado como bandera la Estrategia para Semiconductores y la Industria Digital, que dictamina a grandes rasgos que los semiconductores marcarán la pauta en la revolución digital porque son "el arroz industrial, esencial e insustituible para todas las industrias", lo que genera un rango de valor significativo de ese material en la política de Kishida.
En el plan se señala que, para 1980, los fabricantes japoneses de semiconductores dominaban el mundo y representaban alrededor de 50% de producción en el mercado global, pero que con el pasar de los años no se implementaron inversiones adecuadas que ayudaran de alguna manera a la industria japonesa a dar el salto en el sector. Esto condujo a una caída vertiginosa: Japón ahora representa solo 9% de la producción mundial de semiconductores, según la Agencia de Comercial Internacional de Estados Unidos.
Lo que no dice esa estrategia es que realmente la caída en la producción de Japón se debió al Acuerdo Comercial de Semiconductores de 1986 entre Estados Unidos y Japón, que establecía la fijación de precios mínimos de referencia para evitar la competencia de los productos japoneses a la industria estadounidense. Para ello, Tokio acordó tanto limitar sus exportaciones de semiconductores a Estados Unidos como aumentar las compras al país norteamericano.
Lo que hizo Japón después de 1986 fue contribuir a mejorar la posición competitiva de la industria de Estados Unidos en el mercado global.
No obstante, esta visión de apoyo desmedido hacia Washington no cambia en la actualidad debido a que Japón tomará de la mano a Estados Unidos para enfrentarse a China en este ecosistema tecnológico, así lo consideran en su estrategia de 2021: "En medio del conflicto entre Estados Unidos y China por la hegemonía tecnológica", se espera que las empresas chinas sigan ampliando su cuota de mercado en el futuro.
De esta manera, para el gobierno de Kishida la cooperación Japón-Estados Unidos es necesaria para "promover la investigación y el desarrollo conjunto" en el campo de los semiconductores, pero es otro intento en la "contención" de China y asegurar, así, un sistema de control de semiconductores por parte de Estados Unidos.