El 17 de agosto, la cuenta oficial de asuntos gubernamentales de la red social X publicó que "para proteger la seguridad" del personal de la empresa tomaron la decisión de cerrar sus operaciones en Brasil, "con efecto inmediato".
Este hecho representa una nueva escalada en el conflicto que el CEO de X y una de las personas más ricas del planeta, Elon Musk, mantiene con el juez del Supremo Tribunal Federal de Brasil, Alexandre de Moraes, luego de que este ordenara el cierre de cuentas de personalidades (influencers, youtubers, entre otros) ligadas a la extrema derecha brasileña.
Hay que recordar que, en abril de este año, Moraes abrió una investigación a Elon Musk por reactivar cuentas que expresamente el juez había ordenado cerrar, ante la intensa campaña de desinformación y promoción del odio contra el gobierno e instituciones brasileñas que se estaba desarrollando por esta red social.
En respuesta a la decisión judicial, Musk entró en escena directamente para rivalizar con Moraes, a quien le exigió la renuncia. El multimillonario argumentó que la medida busca silenciar las voces "conservadoras" en Internet, y prometió que X seguiría prestando servicios en Brasil en un desafío abierto al juez.
EL INICIO DE LA CONFRONTACIÓN
La confrontación comenzó cuando, hace años, Moraes emprendió una cruzada contra cientos de cuentas vinculadas a Jair Bolsonaro. La investigación apunta que entre 2019 y 2022 estas "milicias digitales" de la derecha brasileña fueron financiadas con recursos públicos para orquestar campañas de desinformación en redes sociales.
El juez acusa a estas cuentas de difundir contenidos falsos que atentan contra la democracia y el Estado brasileño. Muchos de estos usuarios cuestionaron la derrota electoral de Bolsonaro en 2022 y al año siguiente auparon el asalto al Congreso, al Supremo Tribunal Federal y a las oficinas presidenciales de Brasil en un intento de invocar un golpe militar.
El magnate ha tenido una participación directa en todo el conflicto.
Desde su cuenta ha hecho señalamientos que rayan en la opinión política al cuestionar la decisión del juez, incluso ha dicho que la orden judicial viola la ley brasileña.
Durante el mandato del presidente Jair Bolsonaro, Musk estableció vínculos con el mandatario y realizó viajes al país suramericano para hacer anuncios en conjunto. Se trataba de un plan para "ofrecer" acceso a Internet a 19 mil escuelas rurales, además del monitoreo ambiental de la Amazonía. En ese viaje le entregaron una medalla y fue presentado por Bolsonaro como una "verdadera leyenda de nuestra libertad".
El historial indica que el propietario de X utiliza su enorme plataforma para apoyar a políticos que favorecen sus empresas. El respaldo a Javier Milei está determinado por su interés en el litio en suelo argentino, necesario para el desarrollo de su empresa (Tesla) de vehículos eléctricos.
Por eso, no es de extrañar que Musk, tras la derrota de Bolsonaro en las elecciones de 2022, se haya sumado a la avalancha de mensajes en respaldo al expresidente ante una posible judicialización.
En ese entonces, publicó más de dos decenas de mensajes en los que llamó dictador al juez y lo comparó con Darth Vader. Alexandre de Moraes "es una vergüenza para la justicia" y "debe irse", dijo recientemente.
La guerra directa del magnate contra el juez quedó en evidencia cuando dio su apoyo a una manifestación impulsada por un legislador conservador brasileño cuyo fin era pedir su sustitución.
Por su parte, el juez Moraes se mantiene firme y ha reiterado que el Estado brasileño tiene la facultad de bloquear contenido en línea con el fin de proteger las instituciones del país: "La libertad de expresión no es libertad de agresión", dijo en abril.
Vale recordar que en 2016 la policía federal brasileña arrestó a un ejecutivo local de Facebook porque la empresa no cumplió con una orden judicial, por lo que no es una novedad que el Estado brasileño intervenga ante una situación similar si lo cree conveniente.
MUSK VS. SOBERANÍA
Lo que ocurre en Brasil invita a reflexionar sobre si una red social, por más alcance que tenga debido a su naturaleza, puede ser teledirigida a fin de cambiar la realidad política de un país. Pero más importante es destacar que Elon Musk se proyecta como un actor político que busca influir en países con recursos esenciales para su red de empresas.
Recordemos que, previo al golpe de Estado contra Evo Morales en 2019, el multimillonario propietario de Tesla dijo "Derrocaremos a quien queramos". El mensaje fue una respuesta a un usuario que afirmó que Musk intentaría un golpe de Estado para controlar los ingentes depósitos de litio del país andino.
También pasó recientemente en Venezuela cuando Elon Musk, asumiendo el rol de actor político, llamó a respaldar la supuesta victoria del candidato Edmundo González Urrutia. "Adiós, dictadura de Maduro", publicó, haciendo clara apología a la destrucción.
El multimillonario actualmente también está en la mira de los altos funcionarios de la Unión Europea, quienes advirtieron que podían impedir la eventual divulgación de contenidos nocivos en su plataforma. El bloque tomó como referencia "la divulgación de informaciones falsas y material visto como un incentivo a la violencia en medio de desórdenes callejeros provocados por grupos ultraderechistas en el Reino Unido".
En el fondo, el contrapunteo de Musk y Moraes refleja la voluntad del magnate de instrumentalizar política e ideológicamente la red social de la cual es propietario en una cantidad cada vez mayor de países que, de una u otra forma, rivalizan con los intereses estratégicos del imperio estadounidense.
Sea en Bolivia, Brasil o Venezuela, la participación cada vez más explícita del magnate en el escenario político pone de manifiesto la urgencia de la élite financiera global de erosionar, hasta donde sea posible, la principal institución de mediación que lo aleja de acceder sin restricciones a los recursos naturales estratégicos: el Estado-nación.
Elon Musk ha perdido el round final contra las instituciones brasileñas. Pero lo seguirá intentando en otros frentes.