Sáb. 21 Septiembre 2024 Actualizado ayer a las 6:01 pm

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Claudia Sheinbaum anunció la continuidad del actual secretario de Hacienda y Crédito Público, Rogelio Ramírez de la O, como una señal de certeza para la banca y los mercados. (Foto: @Claudiashein)

El chantaje de los mercados ante el triunfo de Morena en México

Los pronósticos electorales se cumplieron, como lo habíamos informado en este espacio en notas pasadas: Claudia Sheinbaum, candidata por la coalición "Sigamos Haciendo Historia", conformada por los partidos Morena, PT y PVEM, resultó ganadora con más de 59% de los votos recibidos.

Los resultados positivos en el ámbito presidencial permearon al legislativo, donde la coalición habría obtenido la mayoría calificada (dos tercios) tanto en la cámara de senadores como en la de diputados, resultado que garantiza la aprobación de las reformas constitucionales no alcanzadas durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), pero que serán retomadas por Claudia Sheinbaum.

Asimismo, el triunfo en los ejecutivos regionales, incluido el de la jefatura de la Ciudad de México, fue contundente; solo en dos estados no se obtuvieron las gubernaturas: Jalisco —Movimiento Ciudadano— y Guanajuato PAN-PRI-PRD—. Vale destacar que el triunfo de la coalición encabezada por Morena tuvo su correlato en los congresos locales, alcaldías y regidurías que se estaban disputando, lo que confirma la amplia aceptación que el proyecto de la Cuarta Transformación tiene en el imaginario de la población mexicana.

A pesar de que sectores ligados a la vieja clase política, los medios de comunicación y la propia candidata perdedora han impugnado las elecciones, apelando a la gastada estrategia de denunciar fraude electoral cuando los resultados no les favorecen, no se prevé que la denuncia prospere. Sin embargo, tales acusaciones sientan bases argumentales que erosionan la institucionalidad del voto y las elecciones como mecanismos idóneos para dirimir las diferencias en democracia.

Y si bien este es un aspecto al que la ciudadanía deberá atender a tiempo para evitar que el fantasma de la polarización se cierna sobre la comunidad política, ha saltado a la vista el llamado comportamiento del mercado tras conocerse los resultados electorales del pasado domingo 2 de junio.

Porque, a pesar de que el mandato otorgado por el electorado al proyecto de la Cuarta Transformación ha sido claro —desde cualquier punto de vista: votos totales, cargos electos, participación, etcétera—, el llamado "mercado", esa entelequia inmaterial que realmente se refiere a la brújula corporativa de la economía, ha mostrado "nerviosismo y temor" por la contundencia de la victoria a escala nacional.

Los mercados al acecho

El lunes 3 de junio se reportó una depreciación del peso mexicano de 5,39%, y la Bolsa de Valores de México (BVM) registraba una caída de 6,11%, todo esto a pesar de que hasta el viernes previo a los comicios, tanto el signo monetario como el mercado de valores se mostraban ante el mundo como sólidos y estables.

Tal parece que a los mercados les incomoda que exista una conexión orgánica entre un proyecto político abiertamente progresista y de corte nacional-popular con las grandes mayorías, y eso ha sido así a lo largo y ancho de toda América Latina y el Caribe cada vez que la diversidad de izquierdas y progresismos ganan una elección.

El medio Expansión publicó una nota que da cuenta de lo anterior: cuando Felipe Calderón ganó las elecciones en 2006 —muchos aseguran que robó la presidencia—, el peso mexicano logró una apreciación de 2,15%; para 2012, con el triunfo de Enrique Peña Nieto, la apreciación del peso alcanzó 0,22%, hecho que se repitió con López Obrador en 2018 cuando la moneda se apreció en 1,49%, a pesar de que él mismo haya sido representante de esa diversidad progresista de la que hablamos en el párrafo anterior.

Analistas atribuyen justamente tal "incertidumbre" al hecho de que, al obtener las mayorías calificadas en ambas cámaras legislativas, es un hecho que Morena y Claudia Sheinbaum podrán aprobar las reformas constitucionales prometidas en campaña y que generan escozor en los mercados.

Y a pesar de que el presidente López Obrador afirmó que hay "mucha responsabilidad en el manejo de las finanzas públicas; ellos lo saben y que la economía de México es sólida y no va a cambiar la política económica que hemos venido aplicando y que ha dado muy buenos resultados", con lo cual llama a la calma, la presidenta electa Sheinbaum tuvo que pronunciarse, de igual manera, para anunciar —entre otras cosas— la continuidad del actual secretario de Hacienda y Crédito Público, Rogelio Ramírez de la O, como una señal de certeza para la banca y los mercados.

Asimismo, el secretario Ramírez de la O publicó un comunicado con la clara intencionalidad de brindar información a quienes, "preocupados", perturban el comportamiento estable que hasta el domingo de la elección tenía la economía mexicana, y resaltó entre todo lo dicho la disciplina financiera, la autonomía del Banco Central de México y el respeto al Estado de Derecho para inversionistas privados.

Y aunque todavía el mercado no digiere estas señales positivas que envía la administración electa, con el transcurrir de los días se evidenciará la continuidad de las administraciones saliente y entrante en el proyecto de la Cuarta Transformación, con lo cua los mercados volverán a la calma.

Lo peligroso es el precedente disciplinador que tienen ante un comportamiento comicial que evidentemente no les gusta, y la manera poco democrática de reaccionar que exhiben, cuyo resultado apunta a afectar la economía de todo un país —por cierto, una de las veinte más grandes del planeta—.

Así, cuando se evidencia la crisis de los partidos y el poder económico no puede actuar a través de ellos, como se evidenció en esta elección con el retroceso evidente del PAN y del PRI, así como la inminente desaparición del PRD, los mercados empiezan a actuar por su cuenta.

Al final queda en evidencia, con este ejemplo puntual que observamos en México, lo que viene denunciando desde hace bastante tiempo Vicenç Navarro cuando asegura que, en un mundo dominado por el poder corporativo privado, los gobiernos se encuentran maniatados ante los mercados financieros, que operan al margen del debate político y dictan las reglas del juego económico.

Esta dictadura financiera, impulsada por la libre circulación del capital, la independencia de los bancos centrales y el poderío de las entidades financieras, ha erigido a los grandes capitalistas como amos del mundo, y ha relegado los gobiernos a meros espectadores. De esto deberá cuidarse la nueva administración encabezada por Claudia Sheinbaum.

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