Como un verdadero milagro catalogó la vicepresidenta ejecutiva de la República, Delcy Rodríguez, la resistencia del pueblo venezolano ante las dificultades creadas por el régimen de sanciones impuesto al país desde Estados Unidos. Así lo expresó ante el expresidente ecuatoriano en una nueva temporada de su programa "Conversando con Correa", transmitido por la cadena de noticias internacional RT en Español.
Rodríguez señaló que en cuanto a PIB el impacto de las presiones implicó la pérdida de más de 632 mil millones de dólares entre los años 2015 y 2020, lo que generó una incidencia dramática no solo en materia de salud, educación y alimentación sino sobre los mismos ingresos de la clase trabajadora en general.
No obstante, bajo la conducción del presidente Nicolás Maduro, se logró diseñar estrategias que han permitido consolidar una recuperación paulatina en las áreas con mayor afectación, lo que ha demostrado al mundo que "sí se puede, básicamente, ser independiente de los mandatos de Washington, de que sí se puede preservar la soberanía, con dignidad y moral histórica", apuntó la Vicepresidenta.
MIGRACIÓN Y DIFICULTADES
La Vicepresidenta Ejecutiva se refirió a las heridas sociales infligidas por las sanciones y a lo que ha significado para la vida cotidiana del pueblo venezolano el deterioro sufrido por los servicios públicos y los derechos sociales. Pero, en contraste, resaltó que la disposición del gobierno venezolano ha sido la defensa de un modelo de justicia social, que privilegia el acceso universal a derechos y garantías.
Al abordar el tema de la migración, Rodríguez señaló la necesidad de aproximarse al problema con rigurosidad porque la evidencia demuestra que "hubo un plan muy bien articulado" para no solo fomentarla sino, como se demostró posteriormente, instrumentalizarla contra el Estado venezolano.
"El bloqueo económico creó condiciones de mucha penuria en nuestro país, pero también fue un plan muy bien articulado; cuando revisamos los años de la migración, la primera fase estuvo dirigida a extraer los talentos venezolanos en el área de servicios públicos, en la industria petrolera, en nuestra empresa eléctrica, el éxodo de talento público, en los médicos y médicas de Venezuela; y luego vino una última etapa que fue una migración más masiva de los sectores populares", expresó.
Las declaraciones de altos funcionarios estadounidenses en las que anticipaban una intervención si se producía una "crisis humanitaria" revelan un cálculo que es, a la vez, doble moral de su política exterior. El sufrimiento se ha utilizado como herramienta para promover un cambio de régimen.
SANCIONES Y CAMBIO DE RÉGIMEN
Al señalar que en diciembre de 2024 Venezuela cumplirá una década de sanciones y bloqueo económico, la también Ministra de Petróleo comentó que este tipo de medidas, implementadas contra países "incómodos" para Washington, responden a un sistema diseñado con precisión que incorpora la industria militar y las transnacionales de la comunicación, por lo que no se puede ver ni analizar de forma aislada.
Dos son los motivos principales que impulsan al cambio de régimen, afirmó.
El primero, asociado con los vastos recursos naturales que tiene el país, fundamentalmente en petróleo y gas. El segundo, relacionado con el "mal ejemplo" que representa el modelo de socialismo bolivariano que "le habla al mundo" desde un lugar propio, "no desde las posiciones unilaterales, ni del hegemonismo" sino reivindicando la soberanía, la no injerencia y apostando por la multipolaridad.
Sobre la política de sanciones ilegales de Estados Unidos, la vicepresidenta Rodríguez señaló que es un comportamiento anómalo que representa una abierta violación a las leyes y normas internacionales, incluida la Carta de las Naciones Unidas.
Al ignorar los principios de soberanía, integridad territorial y no intervención, dichas medidas socavan los fundamentos del orden internacional y ponen en peligro la estabilidad, la paz y la seguridad mundial: "La guerra económica se ha convertido en el principal instrumento de política exterior de Estados Unidos".
La manifestación más clara de esta guerra, apunta, es a través de sanciones, confiscación de activos y el reconocimiento de figuras ilegítimas que secuestran la formalidad esencial del Estado y sus instituciones.
Venezuela, bajo la figura de Juan Guaidó, es un claro ejemplo de tal estrategia. No existieron cambios políticos reales pero se logró despojar la Nación "de más de 22 mil millones de dólares en cuentas en el exterior y permitió que Estados Unidos se apropiara y nos robara Citgo”.
"La alerta es a los países del mundo: ¿Pueden ustedes tener certeza de que sus activos en Estados Unidos no van a ser despojados? No. ¿Pueden ustedes tener certeza de que sus reservas internacionales en oro, que están en el Banco de Inglaterra, no van a ser apropiadas ilegítimamente? No la pueden tener, porque dependerá de la visión política y geopolítica hacia esos gobiernos saber si podrán respetar o no esos activos. Así que es un llamado a los países del mundo, ¡Atención! ¡Peligro! Sus activos están en peligro, su dinero en Occidente está en peligro, por eso hay un nuevo mundo en construcción".
No ha habido, comentó en la entrevista, cambio alguno en las administraciones de Estados Unidos y la política de sanciones sigue intacta a pesar de ciertas "licencias" otorgadas. La imposición de ese sistema de exenciones busca replicar el modelo colonial de control económico, similar al ejercido por la Compañía Guipuzcoana.
UN MUNDO MÁS ALLÁ DE ESTADOS UNIDOS
Por otro lado, enfatizó que Estados Unidos debe reconocer que existe un mundo más allá de sus fronteras, un mundo diverso que aspira a un orden internacional justo y equitativo, donde todos los países tengan voz y voto. Este nuevo orden no debe estar dictado por una sola potencia sino por una comunidad de naciones soberanas e independientes.
Haciendo un balance del estado de la integración en la región, la Vicepresidenta señaló los niveles de dependencia política e ideológica que la caracterizan, traducidos en que en pleno siglo XXI sigamos siendo la región más desigual, más desconectada y con menos interdependencia entre nuestros países.
La apuesta, afirma, es por potenciar las capacidades regionales propias en materia económica y política para lograr avanzar en la consolidación de un proyecto de integración y, más allá, de unidad regional:
"¿Cómo hacerlo? Fortaleciendo nuestras soberanías, nuestros propios canales económicos, financieros, donde el comercio exterior tenga correlato en el uso de las monedas nacionales. Un aspecto estratégico es derrotar la hegemonía del dólar. Lo hemos visto, hemos mostrado números en los que el dólar todavía tiene mucha fuerza como moneda de reserva, donde todavía tiene fuerza en las transacciones financieras; pero en la medida en que vayan surgiendo nuevos canales financieros en el mundo, vamos a poder ser más libres".
Rodríguez finalizó sus amplias reflexiones señalando la necesidad de fomentar un nuevo concepto geopolítico regional que nos presente ante las demás zonas del planeta como un área cohesionada, con objetivos claros y específicos, que responda a los intereses propios y no que sea una simple pieza del ajedrez geopolítico internacional.
De este modo, siguiendo el hilo de las ideas expuestas en la entrevista, la posibilidad de construir un orden internacional alternativo a la hegemonía declinante de Estados Unidos se constituye ya no solo como una necesidad para los países que actualmente se encuentran bajo sanciones ilegales, también implica un sentido urgente para los procesos de integración de América Latina y el Caribe, los cuales deben acelerarse bajo un impulso geopolítico propio con vistas a que la región pueda maniobrar con independencia efectiva en un escenario de reacomodo geopolítico decisivo.
Esta sigue siendo la prioridad geopolítica y la visión de avanzada de Venezuela en el plano internacional, expuesta con claridad por la Vicepresidenta de Venezuela.