En Venezuela ha iniciado un nuevo proceso de diálogo entre partidos políticos, concebido e impulsado desde la Asamblea Nacional (AN), que incluye a miembros de las bancadas chavista y opositora, pero con participación de actores de todo el conglomerado de organizaciones políticas del país.
Este espacio de debate y negociación, liderado por el diputado y presidente de la AN, Jorge Rodríguez, organizó tres mesas de trabajo y emprendió una discusión sobre la reforma de las leyes electorales y los procesos institucionales de participación política.
El parlamento y diversos partidos coinciden en que el contexto y los "métodos políticos" de algunos dirigentes han sobrepasado los límites, atributos y principios de las leyes vigentes, lo que ha demostrado la insuficiencia del marco legal actual. Por ejemplo, el hecho de que distintos líderes de partidos y organizaciones hayan participado en experiencias comiciales en simultáneo a su promoción de agendas a favor del quiebre institucional, la invasión extranjera, el magnicidio y otros delitos públicos graves.
"Hemos notado que muchas de nuestras leyes se han quedado rezagadas en el desarrollo y devenir de la política en Venezuela", dijo Rodríguez durante la instalación de este espacio de diálogo.
En dicho evento fue notable la ausencia de los órganos que conforman la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), representados en las tarjetas electorales MUD (Mesa de Unidad Democrática), UNT (Un Nuevo Tiempo) y MPV (Movimiento por Venezuela).
La discusión de las leyes electorales venezolanas será mucho más que eso pues va a delinear las condiciones para los sufragios a realizarse en 2025, cuando corresponde el nombramiento de un nuevo parlamento nacional y los cargos ejecutivos y legislativos en estados y municipios.
Básicamente lo que se está discutiendo son los métodos para hacer política y las nuevas reglas del juego. Esto podría incidir en las correlaciones de fuerzas y el ecosistema de partidos durante los años por venir.
Presiones entre opositores
La dirigenta sin partido formalizado, María Corina Machado, ha cuestionado la naturaleza y fines del espacio de diálogo. Por ello ha enviado mensajes a opositores, porque hay un conjunto de ellos que quiere acudir a elecciones y evitar la reincidencia en métodos abstencionistas.
El medio digital antichavista La Gran Aldea entrevistó a Machado. Se refirieron al "sector político dentro de la oposición que habla de pasar la página del 28J", e iniciar gestiones de cara a las regionales y parlamentarias de 2025, ante lo cual Machado respondió:
"¡Qué le echen bola! ¡Qué le echen bola! No entienden el país. No están escuchando a los venezolanos. Todas esas iniciativas que buscan lavarle la cara y normalizar a Maduro o dividir a la oposición no van a funcionar. Nosotros estamos claros en que el objetivo es hacer respetar el resultado del 28J".
El foco sobre discutir si ir a elecciones y, con ello, "legitimar la dictadura" ha resurgido. Pero en esta oportunidad transcurre mientras la AN, los partidos del chavismo y sus pares opositores alternos a la PUD y Machado debaten sobre lo que será la dinámica política comicial en los próximos años.
Dilemas para dirigentes y partidos de la PUD
La situación de conjunto plantea aristas que son inevitables para los miembros de la PUD. Tendrán que encararlas, lidiar con sus costos y beneficios, sea cuales fueren sus decisiones con vistas al diálogo entre partidos, las nuevas leyes electorales y los próximos procesos comiciales.
Por no participar en el diálogo de partidos, la PUD se aleja del marco para la construcción de las leyes electorales. En consecuencia, no tendrá incidencia en la consolidación del ecosistema político que surgirá desde entonces.
El escenario de nuevos sufragios para cargos en el parlamento nacional y del Poder Ejecutivo a escala regional y municipal impondrá disyuntivas para los dirigentes de dicha instancia.
La dimensión de unas nuevas megaelecciones generará debates que recaerán en las cúpulas de los partidos, que tendrán que manejar las presiones de la "opinión pública".
Pero, además, seguirán pugnando con el momentum postelectoral de julio, una crisis inducida en la cual la oposición decidió entramparse. Dicho de otra forma, asistir o no a unas nuevas elecciones será un tema que hará imposible grandes consensos. La PUD no tiene control sobre cuándo terminará dicho ciclo pues se basa en una frase sin línea de tiempo definida: "Hasta el final", que es copyright de Machado.
El panorama no ofrece a la PUD un punto intermedio, por ejemplo:
- Podría ir a elecciones y ser criticada por "abandonar a María Corina y a Edmundo", "pasar la página" o abstenerse, lo cual dejaría cautivos espacios políticos a beneficio del chavismo o de otros opositores, y así se reeditarían los errores del abstencionismo.
- También es probable un escenario en el que Edmundo González Urrutia, desde España, inste a la participación de la PUD. Pero ello significará una ruptura grave con Machado y otros sectores más radicales. Nadie saldrá ileso.
Las nuevas reglas comiciales tendrán una incidencia directa en los próximos eventos. Independientemente de que haya megaelecciones o eventos separados, se pondrían en juego 277 cargos a diputados de la AN, 23 gobernaciones y 335 alcaldías, más un número mucho mayor de puestos parlamentarios en instancias regionales y municipales. Diversos dirigentes opositores que hoy son funcionarios en cargos, y que fueron elegidos con apoyo de la PUD, quedarán atrapados en el dilema de apostar por la abstención o participar por su reelección.
En el caso de los que decidirán por el abstencionismo, evidentemente perderán la posibilidad de reelegirse y podrían ver truncadas sus carreras políticas.
En el caso de los que buscarán un nuevo mandato, si la PUD no participa, tendrán que solicitar apoyo de partidos a los cuales denominan hoy como "alacranes".
Las posibles nuevas alineaciones surgidas en las dinámicas de partidos contribuirán, al menos circunstancialmente, a la construcción de nuevas correlaciones de fuerza política entre opositores, más allá de la PUD y hasta con dirigentes que hoy forman parte de ella.
Uno de los problemas más graves para los partidos y actores políticos de esta plataforma será que su marco de decisiones estará condicionado, nuevamente, por las opiniones, presiones y aspiraciones de factores que, de facto, están fuera de la dinámica de partidos y del propio país.
Esta referencia apunta concretamente a Edmundo González Urrutia y a María Corina Machado. Más allá de ellos, también participarán de esa manera sujetos políticos venezolanos y no venezolanos en Estados Unidos, España y otros países.
Diversos dirigentes entienden que el abstencionismo ofrece a la PUD más perjuicios que beneficios y ello inclina la balanza hacia su participación en eventos comiciales. Es el escenario con mayores posibilidades. Pero será una decisión que les resultará muy costosa.
Para los grupos políticos opositores en su conjunto, pero especialmente para la PUD, será muy difícil buscar apoyo entre sus seguidores luego de haber convencido a muchos de ellos del "fraude" electoral de julio. La crisis de confianza entre ciertos segmentos podría ser un problema de suma gravedad, con posibilidades de extenderse durante años.
Aunque la PUD no ha dicho si acudirá o no a las elecciones del próximo año, su alejamiento de este diálogo de partidos solo incrementa la incertidumbre, alienta la desconfianza y crea nuevas condiciones de inmovilidad y apatía política que les serán perjudiciales.