Turquía fue el primer lugar al que el presidente Nicolás Maduro llegó en su gira internacional, con una agenda encaminada a consolidar la cooperación con ese país en diversos campos.
Gracias al hermano y Presidente de Turkiye, Recep Tayyip Erdoğan por este emotivo recibimiento en el Palacio de Gobierno. Estamos muy felices de reencontrarnos y poder revisar nuestra agenda de cooperación y complementariedad, a favor de los pueblos. pic.twitter.com/AbcnKO4VxP
— Nicolás Maduro (@NicolasMaduro) June 8, 2022
El Jefe del Estado venezolano se reunió con el presidente Recep Tayyip Erdogan en el palacio presidencial de Ankara, capital turca. Durante las conversaciones, discutieron las relaciones entre los dos países y se determinaron formas de fortalecer aún más la cooperación. También hubo intercambio de puntos de vista sobre problemas regionales y globales de actualidad.
El encuentro trajo como resultado la firma de acuerdos en materia de turismo, agricultura y finanzas. "Creo que ha llegado el momento de que los inversores de Turquía vengan a Venezuela, que vengan al turismo, la minería, la logística, la banca, la producción de petróleo, gas y oro", dijo el presidente Maduro, y señaló que estos acuerdos complementan los otros 54 convenios que ambos países ya suscribieron como parte de su "mapa amplio de cooperación".
El presidente turco dijo: "Nosotros tuvimos 150 millones de dólares de inversiones en 2019, en 2020 hemos duplicado este volumen de comercio y ahora hemos triplicado esta cifra y está llegando a 850 millones de dólares; vamos acabar este año con 1 mil millones de dólares".
La visita oficial del presidente Maduro a Ankara está llena de grandes significados, lo que está determinado en gran medida por la importancia estratégica de Turquía. Revisaremos tres características de ello.
Ser la puerta de entrada al Mar Negro
Uno de los aspectos más resaltantes de Turquía es su posición geográfica y las áreas en las que tiene influencia debido a eso. El país forma parte de Eurasia Central, teniendo cabida en los asuntos de los países de Europa occidental, pero también de Europa del Este, de Asia Central e incluso en arenas africanas.
La ubicación geográfica de Turquía es más que favorable: se encuentra en el cruce de los estrechos marítimos de los Dardanelos y el Bósforo, la puerta de entrada para buques petroleros, buques mercantes y buques de guerra al Mar Negro, lo que le da a Ankara un peso geopolítico adicional, que se notó recientemente cuando le negó la entrada a todos los navíos de Occidente hacia el mar de Azov, impidiendo que los barcos de guerra de la OTAN pudieran apoyar a Ucrania durante la operación militar rusa.
Ser la oveja negra de la OTAN
Turquía es miembro de la OTAN, pero en los últimos tiempos ha fallado cada vez más en seguir las reglas y expectativas de la alianza, hasta el punto de comprar el sistema de misiles ruso S-400 en lugar de su contraparte estadounidense.
Es el segundo mayor ejército de la alianza, después de Estados Unidos, sin embargo, en términos de defensa, la OTAN significa poco para Turquía en este momento. El principal valor de pertenecer al bloque radica en que, gracias a su pertenencia, Ankara tiene voz en una organización de seguridad europea y transatlántica importante, siendo un Estado dirigido por un presidente musulmán.
Turquía ha adoptado un papel muy ambiguo respecto a los dictámenes de la OTAN. De nuevo, la situación actual entre Ucrania y Rusia, provocada por la alianza, lo demuestra: Ankara no tomó una posición fija por un lado u otro. Criticó la operación rusa y copatrocinó una resolución de la Asamblea General de la ONU que "denuncia" a Rusia, pero se ha resistido a la postura antirrusa más profunda que hay dentro de la OTAN. Incluso se ofreció a mediar un acuerdo entre las partes, ya que goza de la confianza de Moscú y Kiev.
Ankara es amiga de los Hermanos Musulmanes (organización prohibida en Rusia), apoyó a Azerbaiyán en su guerra contra Armenia, participa militarmente en Siria, Irak, Somalia y otros países africanos, vende armas a Ucrania, coopera económica y militarmente con Rusia y quiere participar en la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China. Este conjunto de intereses, aunque se vean incompatibles, molestan a Washington, a quien le gustaría que Turquía fuese un aliado otanista más obediente.
Tener una doctrina geopolítica regionalista pero abierta
Este aspecto ha sido fundamental para el establecimiento de alianzas con Venezuela, puesto que en la búsqueda de afirmar su estatus como potencia regional al sur de Eurasia, Ankara ha estado dirigiendo un curso independiente en sus relaciones internacionales.
Cuando las "sanciones" occidentales contra Venezuela provocaron una situación económica difícil, Turquía estableció acuerdos en el sector alimentario para surtir a los CLAP. También, en el marco del bloqueo financiero, las relaciones con Ankara permitieron construir vías de escape mediante la venta y refinación de oro.
Ambos países resisten la presión imperial occidental, cada uno a su manera y de acuerdo a su radio de acción. En 2019, el presidente Erdogan apoyó al presidente Maduro, instándolo a no sucumbir a los esfuerzos antidemocráticos y a permanecer fuerte ante la arremetida de Estados Unidos con el lanzamiento del "interinato" fake de Juan Guaidó.
Por su parte, el presidente venezolano ya había tenido un gesto similar, cuando apoyó a Erdogan durante el fallido golpe de Estado en Turquía el 15 de julio de 2016. Fue uno de los primeros en llamar al presidente turco y expresarle su solidaridad.
En julio de 2018, el presidente venezolano participó en la ceremonia de toma de posesión de Erdogan y luego realizó una gira por el país. En diciembre del mismo año, el presidente turco visitó Venezuela. Un cuadro que otorga a la vista un contexto de cooperación estrecha a pesar de las notables diferencias ideológicas y geográficas.
La relación de Venezuela y Turquía es un excelente ejemplo para romper el mito de que, más allá de Rusia y China, el país latinocaribeño está aislado. Al contrario, tiene amigos y socios comerciales con fuerzas geopolíticas significativas en varias latitudes del mundo. La firma de acuerdos estratégicos entre ambos países y la animosidad de sus dos presidentes uno respecto al otro así lo confirma.