Hace días se informó que las exportaciones de crudo de Venezuela experimentaron un aumento significativo en agosto, con un registro de 50% respecto al mes anterior y una media de 885 mil barriles diarios (b/d). Tales envíos se dirigieron a mercados claves como China, Europa y Estados Unidos.
A pesar de los obstáculos que siguen planteando las sanciones estadounidenses, y las limitaciones derivadas del sistema de la administración de licencias, estas cifras ponen en relieve la gradual reinserción de Venezuela en el mercado mundial del petróleo.
En este sentido, el hidrocarburo venezolano viene desempeñado un rol cada vez más activo en el espectro internacional, principalmente por la inmensidad de las reservas y su relevancia volumétrica, que se complementan con otros factores que subrayan el valor estratégico de este recurso.
Catálogo de la reserva
Cabe indicar que en 2009 el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS, según siglas en inglés) realizó una estimación de los recursos de la Faja Petrolífera del Orinoco Hugo Chávez, como parte de un programa diseñado para calcular las riquezas técnicamente recuperables de petróleo y gas en cuencas prioritarias a escala mundial.
La evaluación se basó principalmente en información geológica y de ingeniería sobre los yacimientos, cuyo cálculo arrojó un volumen promedio de 513 mil millones de barriles de crudo pesado técnicamente recuperable, con un rango estimado entre 380 y 652 mil millones de barriles. Esta unidad representó una de las mayores acumulaciones de petróleo recuperable a escala global.
Tal cantidad, por poner un ejemplo, sería suficiente para abastecer la demanda de crudo de toda América Latina durante más de 100 años, si se establece como base el consumo en la región en 2023, que alcanzó los 6,4 millones de b/d.
En comparación con las reservas probadas de petróleo de Estados Unidos, que en 2022 se estimaron en 48,3 mil millones de barriles, la cantidad equivale a casi 13% del rango recuperable de la Faja venezolana únicamente.
Un elemento a destacar es que al pasar de los años los niveles de los reservas cambian por razones fisicoquímicas, geológicas o de otra índole. El profesor Efraín Barbieri en su obra El pozo ilustrado (1998) menciona lo siguiente sobre la Faja Petrolífera del Orinoco Hugo Chávez en concreto:
"Muy característico de la mecánica y comportamiento de la producción de los yacimientos de crudo pesado es que su volumen extraíble inicial se encuentra entre 3 y 10%. Sin embargo, aun en este caso, en el fenómeno de la Faja, dada la inmensa cifra de petróleo existente la extracción primaria oscila entre 30 mil millones y 100 mil millones de barriles. Además, si mediante la aplicación de métodos de recuperación mejorada de petróleo —por ejemplo, la inyección de vapor— es posible duplicar la extracción primaria, entonces el volumen producible se situaría entre 60 mil y 200 mil millones de barriles. Esta cifra se apreciará mejor si se compara con los 46,4 mil millones de barriles de todo tipo de crudo que se han producido en Venezuela durante setenta y siete años (1917-1994)".
Aunado a la magnitud de su volumen de reservas y a la de crudo recuperable, Venezuela cuenta con un catálogo diverso de crudos: livianos, medianos, pesados y extrapesados, cada uno con propiedades y valor comercial distintos.
Según datos de la revista International Association for Energy Economics, Venezuela cuenta con más de 70 mil millones de barriles que pertenecen a la categoría de crudo liviano y mediano, de los cuales, según informes de agencias de noticias, 40 mil millones corresponden a crudo liviano, una cantidad que supera con creces las reservas totales de Brasil.
Cuando un país ostenta las mayores reservas recuperables de petróleo, gana flexibilidad y oportunidades para satisfacer las diferentes demandas del mercado ya que las distintas regiones tienen requerimientos de grados específicos de crudo.
En general, la importancia del petróleo venezolano radica tanto en sus reservas como en la capacidad potencial para responder a las demandas energéticas globales, lo que convierte a este recurso en un factor influyente en la ecuación de la seguridad energética mundial.
Distribución y ubicación
A diferencia de países como Arabia Saudita, donde los yacimientos se concentran principalmente en la región oriental, Venezuela tiene una característica singular: la dispersión geográfica.
Este factor representa importantes ventajas tanto geopolíticas como comerciales en virtud de que el petróleo venezolano brota en diversas zonas del país, desde la cuenca de Maracaibo hasta la extensa Faja del Orinoco. Esta amplia distribución refuerza el valor estratégico del recurso al diversificar los puntos de extracción y transporte.
Al tener recursos petrolíferos distribuidos en diferentes regiones, el país reduce su vulnerabilidad a perturbaciones localizadas, ya sea por desastres naturales, fallas de infraestructura o turbulencia geopolítica, lo que garantiza a su vez mayor margen de maniobra a los fines de preservar la estabilidad en la cadena de valor.
Desde la óptica comercial, Venezuela se presenta como un enclave especial que permite la conexión a una diversidad de mercados, lo que facilita las rutas de exportación.
En adelante, la posición geográfica del país ofrece importantes ventajas en términos de comercio petrolero y proyección geopolítica. La proximidad a Estados Unidos, el Caribe y Europa le brinda un fácil acceso a mercados amplios, sin el escollo que experimentan otros países productores: los cuellos de botella (chokepoints) del transporte.
La ausencia de cuellos de botella o puntos de congestión en las rutas de transporte significa que Venezuela puede responder o adaptarse rápidamente a los cambios en la demanda mundial y situarse como un proveedor atractivo, precisamente por la combinación de las ventajas antes señaladas.
Esta preeminencia logística podría volverse aun más importante a medida que cambia la dinámica energética mundial y los países se ven oligados a diversificar sus fuentes de suministro.
Mercado y procesamiento del crudo pesado
El petróleo crudo pesado de Venezuela es el recurso más abundante y representa un insumo fundamental para las refinerías de los principales países consumidores, especialmente en Estados Unidos, China e India.
En el caso de Estados Unidos, algunas de sus refinerías están diseñadas para procesar crudo pesado, predominantemente agrio, y también el mediano. La Administración de Información Energética de Estados Unidos ha confirmado que
"la costa del golfo de México tiene una concentración de refinerías sofisticadas —incluidas algunas de propiedad total o parcial de Citgo Petroleum Corp— que pueden acceder y procesar eficientemente el petróleo venezolano. Esto explica parcialmente por qué más de 95% de las exportaciones de petróleo crudo venezolano a los Estados Unidos se dirigen hacia dicha área".
Es ostensible la compatibilidad entre la configuración de algunas refinerías estadounidenses y las características del hidrocarburo venezolano. De hecho, la American Fuel & Petrochemical Manufacturers enfatizó en una oportunidad que las refinerías estadounidenses del golfo no cuentan con fuentes alternativas de suministro adecuadas, o con las ventajas en proximidad, que ofrece Venezuela.
Sumado a ello, el petróleo venezolano es clave para la producción de petroquímicos, asfalto y otros derivados industriales.
Sobre esto, el empresario Harry Sargeant III afirmó en una entrevista: "Venezuela tiene el mejor petróleo del mundo para producir asfalto". Frente al escenario de sanciones presentó una solicitud ante la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, según siglas en inglés) para obtener una licencia que le permitiera adquirir el crudo venezolano, sujeto a sanciones ilegales.
En cuanto a China e India, como grandes importadores de petróleo crudo del mundo, han adoptado la diversificación de energía como una prioridad estratégica.
El procesamiento de crudo pesado requiere de infraestructura especializada que China ha venido desarrollando en Shandong, así como refinerías en India, caso la de Jamnagar, que están diseñadas para manejarlo. Al integrar a Venezuela dentro de su red de proveedores, China e India reducen su dependencia de fuentes de energía inestables o que están sumergidas en la volatilidad.
Así que el hidrocarburo es crucial no solo por su abundancia sino por su capacidad de integrarse en las complejas cadenas de suministro globales.
El profesor malayo Ramasamy Gounder, en su libro Processing of Heavy Crude Oils: Challenges and Opportunities (2019), afirma que la demanda de crudo pesado crecerá a medida en que aumentan las poblaciones y se agotan las reservas del ligero convencional. Estos tipos de crudos no convencionales han ido ganando terreno como fuentes energéticas, gracias a su abundancia en países como Venezuela.
Asimismo, la investigación de la revista Energy Policy "Will Venezuelan Extra-heavy Oil Be a Significant Source of Petroleum in the Next Decades?" aseguró en el año 2013 que los recursos petroleros no convencionales (crudo pesado y extrapesado) son necesarios para complementar la oferta petrolera en las próximas décadas, y concluyó que el petróleo venezolano, particularmente el proveniente de la Faja, será capaz de aportar significativamente a la oferta de una forma alineada con los escenarios globales.
En conclusión, a medida en que los crudos ligeros disminuyen, el crudo pesado será cada vez más crucial para la matriz energética mundial, y las soluciones tecnológicas determinarán su competitividad en el futuro.
Aunque existen desafíos tecnológicos y geopolíticos, el petróleo venezolano se perfila como un componente neurálgico en la gran ecuación energética, con capacidad de complementar la oferta petrolera mundial en las próximas décadas y mantener su posición como un recurso estratégico de primer orden en el escenario internacional.