Sigue la tormenta de acusaciones luego del cese del gobierno fake encabezado por el exdiputado antichavista Juan Guaidó. En rueda de prensa virtual ofrecida el pasado 12 de enero a la Asociación de la Prensa Extranjera en Venezuela (Apex), Leopoldo López disparó acusaciones contra sectores opositores acusándoles de chantaje, agregando que hay dirigentes que tienen vínculos con el gobierno  venezolano presidido por Nicolás Maduro. En sus declaraciones, el coordinador nacional del partido Voluntad Popular (VP) acusó a Tomás Guanipa, de Primero Justicia (PJ), de tener "relación directa con el oficialismo".

Según López, el líder de PJ, Julio Borges, fue el funcionario que mantuvo la nómina más grande del gobierno interino y saboteaba "la gestión del presidente Guaidó".

Afirmó que Borges hablaba con cancilleres y parlamentarios de otros países menospreciando la figura que decía representar. Al respecto señaló el error del llamado Estatuto de Transición diciendo que derivó en "control político, luego en chantaje y finalmente en traición".

El fugitivo de la justicia venezolana y exfuncionario del "interinato" denostó de la Mesa de Negociación y Diálogo que mantiene el gobierno venezolano con el antichavismo bajo la garantía del gobierno de México, entre otros. Aunque dijo que Freddy Guevara (VP) continuará dentro de la delegación opositora y reconoció el trabajo de Gerardo Blyde como jefe de la delegación de la Plataforma Unitaria, se refirió a los delegados Tomás Guanipa (PJ): "De un día para otro, Guanipa dejó de ser embajador reconocido en Colombia, aparece en Venezuela y habilitado para participar en elecciones y pidiendo que se levanten las sanciones a (Raúl) Gorrín. Maduro tiene un cable a tierra con alguno de los integrantes de la comisión".

Blyde salió al paso a las afirmaciones de López:

"En nombre de la delegación de negociación de la Plataforma Unitaria (PU), debo expresar que todas las decisiones referidas al proceso de negociación se han tomado por consenso, luego de amplias y profundas discusiones internas y en permanente consulta con los líderes de los partidos que integran la P.U.".

López señaló directamente a Manuel Rosales (Un Nuevo Tiempo, UNT) y a Henrique Capriles Radonski (PJ) de querer ralentizar la concreción de la elección primaria de la candidatura unitaria antichavista para las elecciones presidenciales de 2024 y de "ser un cable directo" con Maduro. Aseguró que ambos quieren que la candidatura de la oposición se seleccione por consenso y no por votación.

Arria también golpea

Otro personaje de la oposición venezolana que se sumó al deslave de declaraciones fue Diego Arria. El exfuncionario del gobierno de CAP en los años 1970 manifestó el pasado 11 de enero que se sentía "con el corazón pesado" ante los recientes movimientos políticos de la oposición de su país, en los que se puso fin al "interinato" de Juan Guaidó y se extendió por un año más el funcionamiento del parlamento de 2015 bajo una nueva Junta Directiva.

Vía Instagram, Arria aseveró que para él "colapsaron gran parte de las esperanzas" de su visión para Venezuela luego de que se pusiera fin al "interinato" de Juan Guaidó y se extendiera por un año más el parlamento electo en 2015. Consideró que "lo que hubo fue reparto de los recursos disponibles del tesoro nacional en el exterior para acomodar a compañeros de partido, activistas", entre otros. También lamentó que el gobierno fake se convirtiera en "un medio de susbsistencia para algunos, un medio de enriquecimiento" para otros.

Hubo un señalamiento claro de Arria contra Guaidó al indicar que este se está lanzando como precandidato presidencial y que para esto habría estado usando "los recursos que tenía a su mano para el interinato".

Además rechazó que no se haya hecho pública ninguna carta de despedida de Guaidó al expresidente Donald Trump, a quien señaló como principal impulsor del cambio de régimen, a pesar de que el estadounidense "obligó a que finalmente se juramentara" como presidente encargado en 2019.

Todos se acusan, ¿todos tienen razón?

Posiblemente, en respuesta a lo dicho por Arria, López dijo que "es completamente falso que el Gobierno Interino sirvió para acomodar a alguien (…) ¿hubo problema?, claro que los hubo (…) tenemos que ser justos y balancear las opiniones y no generalizar".

Entre las acusaciones cruzadas de los personajes opositores hay señalamientos de corrupción, nepotismo, conspiraciones secretas y otras no tanto. No se puede hablar de una debacle en la unidad del antichavismo porque todo indica que aquella no existe. Lo que sí aporta datos interesantes es la confirmación de que la madeja de intereses en torno al "interinato" sigue siendo bastante compleja.

López habló de lo ocurrido el 30 de abril de 2019, cuando se intentó ejecutar un golpe de Estado en el que él mismo y Guaidó fueron las caras más visibles. Al respecto señaló que se trató de una estrategia coordinada entre Julio Borges y el entonces presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Maikel Moreno. Afirmó que "Julio Borges trabajó una sentencia del TSJ con Raúl Gorrín, Maikel Moreno y su mano derecha", teniendo en cuenta que se trató de una operación de infiltración y socavamiento de las operaciones destituyentes por parte de funcionarios venezolanos.

Como en otras ocasiones, los mismos voceros del antichavismo terminarán develando algunos tramos de su gesta conspirativa mediante señalamientos y descalificaciones en las que siempre concluyen que la peor diligencia es la que se hace. Queda claro que, con aliados así, la derecha venezolana no necesita contrincantes que la desarticulen.