Mié. 18 Diciembre 2024 Actualizado Sábado, 14. Diciembre 2024 - 10:42

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La policía de Nueva York desocupa por la fuerza a manifestantes propalestinos de la Universidad de Columbia (Foto: AFP)

La trama político-electoral detrás de la represión estudiantil en EE.UU.

El 17 de abril de 2024, estudiantes de la Universidad de Columbia establecieron un campamento en solidaridad con el pueblo palestino víctima de genocidio por parte del ejército israelí. Si bien los desmanes de las fuerzas sionistas vienen ocurriendo desde finales del año pasado, es justo en las últimas semanas de abril cuando el activismo propalestina se fortaleció y tomó los espacios de muchas universidades de los Estados Unidos (Columbia, Yale, Arizona, Barkley, UCLA, entre muchas otras).

Más allá de reseñar la brutalidad y abuso de poder que las fuerzas policiales han empleado contra los manifestantes, que incluyen a estudiantes y profesores de dichos centros de estudios y que constituiría una muestra más del doble rasero que emplea el gobierno estadounidense a la hora de condenar las actuaciones policiales en otros países, queremos plantearnos dos aristas que han sido poco abordadas.

La primera tiene que ver con la casi unánime condena de la clase política estadounidense a las acciones de protesta en favor de Palestina, lo que revela una especie de "consenso partidista" resultado de la incidencia ejercida por el cabildeo sionista. La segunda hace referencia al impacto que tendrá electoralmente, no solo el apoyo de la actual administración a las acciones guerreristas de Israel, sino específicamente al manejo de las protestas universitarias.

Es importante señalar que las manifestaciones en favor del pueblo palestino han tomado tanto universidades estadounidenses como expresiones de solidaridad vistas en universidades de otras partes del planeta: México, Canadá, Francia, Reino Unido, Líbano, India, Australia, entre muchos otros lugares.

Cabildeo bipartidista

La importancia e influencia del cabildeo sionista en la política estadounidense no es nueva. Estos grupos, en los que convergen judíos, cristianos y sectores de la industria militar, son los principales donantes en el Congreso, cuyo beneficio ocurre por igual a demócratas y republicanos, por lo que se les suele considerar como apartidista y apuestan siempre al fortalecimiento de las relaciones entre Estados Unidos e Israel.

Prueba de la afirmación anterior es que, según OpenSecrets, en la lista de los 20 principales senadores objeto de dichos aportes se encuentran políticos de la talla de Bob Menéndez—demócrata por New Jersey— hasta Ted Cruz o Rick Scott —ambos republicanos por Texas y Florida, respectivamente—.

Incluso en una investigación sobre los políticos activos que más fondos han recibido del cabildeo sionista, realizado tanto por OpenSecrets como por MintPress News, ubica a Joe Biden con más de 4 millones de dólares, seguido de Robert Menendez con 2 millones y medio de dólares, como los principales beneficiarios de estos grupos.

Esta situación sirve para explicar por qué la clase política estadounidense, a pesar de las atrocidades que el ejercito israelí ha estado cometiendo sistemáticamente contra la población palestina en los últimos seis meses, mantenga inalterables sus apoyos a Israel. Así, en un estudio realizado por The Guardian, durante las primeras seis semanas de la guerra 82% de los congresistas apoyó más a Israel y solo 9% más a Palestina.

De esta manera, los legisladores que pueden ser categorizados como partidarios de Israel recibieron de los donantes sionistas/proisraelíes, alrededor de 125 mil dólares en promedio durante su última elección, mientras que los que apoyaban a Palestina recibieron en promedio alrededor de 18 mil dólares.

John Mearsheimer, politólogo de la Universidad de Chicago y especialista en el tema sobre los grupos de cabildeo sionistas, comenta que "si no hubiera un lobby que empujara al Congreso en una dirección particular de manera realmente contundente, la posición del Congreso de Estados Unidos sobre la guerra en Gaza sería fundamentalmente diferente".

Tal es la presión e influencia de este grupo, que se ha hecho público el apoyo que estarían otorgándole a candidatos que puedan disputarles, con éxito, los escaños a senadores, y representantes que han sido críticos con las acciones israelíes. Para ello tienen previsto que gastarán más de 100 millones de dólares para derrotar a legisladores progresistas que critican las violaciones de los derechos humanos en Palestina por parte de Israel.

Protestas con impacto electoral

Las políticas de Estados Unidos y de la administración de Joe Biden hacia Israel, que han llevado a miles de estudiantes de todo el país a oponerse, podrían estar incidiendo en el comportamiento del voto juvenil, históricamente más propenso a inclinarse a votar por Biden —demócratas— para las elecciones de noviembre, lo que representa un serio escollo a sus posibilidades de reelección.

Según una encuesta de Gallup, los estadounidenses después de respaldar por estrecho margen la acción militar de Israel en Gaza en noviembre de 2023 ahora se oponen a las acciones militares por un sólido margen. Actualmente, 55% desaprueba el comportamiento de Israel, mientras que 36% las respalda.

No obstante, los datos varían sustancialmente cuando se abordan las preferencias de los jóvenes en relación al conflicto en Gaza. Según un sondeo realizado por la Universidad de Harvard, 32% de los consultados afirma que la respuesta de Israel no estuvo justificada, frente a 21% que sí lo justifica.

El mismo estudio confirma que los jóvenes estadounidenses apoyan un alto el fuego permanente en Gaza por un margen de cinco a uno —51% de apoyo, 10% de oposición—. Ningún subgrupo importante de votantes jóvenes se opone a tal acción.

El problema, hablando electoralmente, no es que los jóvenes demócratas que están en desacuerdo con el manejo que ha tenido Biden y su administración con la guerra en Gaza, y que representa a la gran mayoría de los manifestantes que protestan en las universidades, vayan a votar por Trump; es casi un hecho que ninguno de ellos votará por el republicano. Ese no es el inconveniente en términos electorales. El peligro para ellos es mucho más sencillo: que simplemente se desmotiven y no voten, lo que favorecería al empresario que aspira volver a la Casa Blanca.

La participación podría ser clave para que Biden gane las elecciones de noviembre, dada la militancia de la base de Trump, y hay señales de que el manejo de la situación en Gaza de Biden ya le está costando apoyo, ya que estaría desmovilizando a las juventudes descontentas con el manejo de la crisis palestina.

Este escenario ya comienza a verse en las primarias demócratas. En estados como Wisconsin y Michigan los electores se han manifestado contra el candidato y el mismo partido al votar por las opciones "sin instrucción" y "no comprometidos", respectivamente, lo que refleja serias desavenencias que no pasan desapercibidas.

¿Reeditando la historia?

La respuesta altamente violenta a las manifestaciones universitarias en Estados Unidos no es nueva, el movimiento pacifista de finales de los 1960 y principios de los 1970 vivió en carne propia los desmanes de las fuerzas del orden público. Lo resaltante en esta ocasión, como lo mencionamos al principio, es que las protestas están desnudando el cabildeo brutal que existe de parte de los grupos y factores sionistas y el impacto que sobre el electorado juvenil, expresado abiertamente contra el apoyo estadounidense a Israel, pueda tener en los resultados de las elecciones presidenciales de noviembre.

Y es que, como lo dice Robert Reich, exsecretario de Trabajo de Estados Unidos, en una columna de opinión que publica en The Guardian:

"Describir a los manifestantes como 'propalestinos' también es inexacto. La mayoría no apoya a Palestina como tal; no saben lo suficiente sobre la historia de Israel y Palestina para emitir un juicio moral. Pero tienen una sensación profunda y permanente de que lo que está sucediendo en Gaza es moralmente incorrecto y que Estados Unidos es cómplice de esa inmoralidad".

En todo caso, el conflicto en Gaza y, específicamente, el genocidio que viene sufriendo el pueblo palestino, viene a sumar un nuevo tópico a la larga lista de asuntos que tienden a polarizar aún más a la sociedad estadounidense, que va tornándose frágil y poco cohesionada en temas que se vuelven cada vez más cotidianos como el aborto, la migración, la inflación y ahora el apoyo incondicional a Israel.

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