Mar. 24 Diciembre 2024 Actualizado Sábado, 14. Diciembre 2024 - 10:42

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Existe un marco condicionado por el tiempo y lo establecido como regla de cara a las elecciones del 28 de julio (Foto: Archivo)
La oposición en su laberinto

La sustitución de Machado entre el tabú y el suspenso

El pasado 5 de marzo se definió el cronograma electoral venezolano de cara a los comicios presidenciales de este año. De acuerdo con lo establecido por el Consejo Nacional Electoral (CNE), la fecha quedó fijada para el 28 de julio y las postulaciones de candidatos se programaron para realizarse del 21 al 25 de marzo.

A una semana de que inicie el proceso de inscripción de candidatos no parece, al menos por ahora, haber un consenso en la oposición sobre quién será la figura que los represente en la próxima contienda y el suspenso toma espacio y cuerpo dentro de un sector de esta que pareciera no querer jugar adelantado y prefiere que María Corina Machado termine aceptando la inviabilidad de su candidatura y, en consecuencia, la narrativa que la acompaña.

El panorama es el siguiente:

La división en la oposición es evidente, al menos por dos razones. La primera de ellas es que Machado sigue con el relato de autoproclamarse como líder absoluta entre ellos, lo que exige continuar con el plan de inscribir su candidatura, aun cuando está inhabilitada legalmente para ejercer cargos públicos. Esta actitud impide que la discusión y el debate sobre su sustitución puedan ser asumidos de forma trasparente, franca y sobre todo práctica, siendo esta la segunda evidencia de la fragmentación de la oposición de cara al escenario electoral. Pareciera que hablar de su suplantación conduce hacia un linchamiento mediático al que la dirigencia de los partidos no quiere exponerse. Nadie quiere proyectarse como posible reemplazo por un costo principalmente mediático. 

De este modo, a pesar de estar consciente de la inviabilidad de la candidatura de Maria Corina Machado, ningún dirigente opositor quiere dar el paso de proponer su nombre como sustituto. Si en días pasados Manuel Rosales y Un Nuevo Tiempo se desmarcaban de la posibilidad de asumir el compromiso de liderar una candidatura presidencial el próximo 28 de julio, el turno más reciente le tocó a Gerardo Blyde, jefe negociador por parte de la Plataforma Unitaria, quien aseguró: “No puede el coordinador de la delegación terminar siendo un candidato, es contra natura, es irregular; cada quién debe empezar a asumir su papel”, lo que descartó la posible sustitución de Machado a la espera de una “rectificación” por parte del gobierno que permita “cumplir con lo acordado en Barbados y María Corina Machado pueda inscribirse ante el CNE”.

La conclusión es sencilla: la relación entre Machado y los partidos políticos tradicionales de la Plataforma se deteriora en la medida en que se acerque la fecha de inscripción y no se defina ni la estrategia a seguir —"hasta el final" versus candidatura alterna— ni el mecanismo de escogencia del sustituto —lo designa Machado o se decide por consenso—. La disyuntiva no es trivial pues para competir electoralmente se hace indispensable una estructura mínima partidista que permita conectar el liderazgo —en este caso opositor— con las aspiraciones de los electores y, lo más importante, tener la posibilidad de inscribir candidatura.

El problema sigue siendo que, al haber acumulado tantos errores en el pasado reciente, casi todos los relacionados con la promoción de abstención, la oposición no tiene vehículo político que viabilice la inscripción de una candidatura unitaria, a través de una tarjeta de partido o coalición debidamente autorizada para competir. Escenario que se complejiza aun más con la pésima relación que la susodicha mantiene con los partidos políticos que no han seguido los lineamientos abstencionistas, como Un Nuevo Tiempo, MAS o Fuerza Vecinal, cuyas tarjetas sí están autorizadas. 

"Óiganme bien, aquellos que están hablando de sustituto, les tengo una sorpresa. Sí, aquí sí hay un sustituto, el que va a sustituir a Nicolás Maduro, que soy yo", dijo recientemente en Barinas.

Para el director de Datanálisis, Luis Vicente León, las verdaderas claves están en la respuesta y estrategia de Machado cuando se aproxime la fecha de las postulaciones y caiga en cuenta de que no podrá participar como parte de la Plataforma Unitaria (PU) y en cómo reaccione Estados Unidos tras el desenlace del proceso.

Sin embargo, el panorama puede cambiar en cualquier momento en la víspera del proceso de inscripción de candidatos, por lo que no se puede sentenciar nada aún.

Hasta el pasado miércoles 13 de marzo, el comando de campaña de Machado afirmaba que acudirían, entre el 21 y 25 de marzo, al CNE a postular la candidatura de su líder.

"No nos vamos a dejar arrebatar esa victoria y el compromiso de cambio es hasta el final (...) quiero pedirles confianza en la candidata, en sus decisiones", dijo Andrea Tavares, miembro del equipo político de la opositora, reseña Infobae.

La impresión que queda justo en este momento es que hay una inercia en la PU y todo pasa por la decisión de la inhabilitada, de quien se espera que le levante la mano a otro candidato o candidata.

Y esta postura, lejos de sumar fuerzas, las aleja; ya hay voces dentro de la policromía opositora que no acompañarían una designación de Machado a dedo, que invisibilice el trabajo que, sobre todo los grandes partidos y liderazgos regionales, mantienen actores dentro de ese ecosistema que son las oposiciones en Venezuela.

Hasta ahora, partidos tradicionales como Copei y Acción Democrática apuestan a quien ganara las primarias de la oposición, y Manuel Rosales, de Un Nuevo Tiempo, dijo el pasado martes que la tarjeta de su partido está a disposición de la PU y de Machado, aunque algunos miembros de su partido se refieren a él como "uno de los mejores candidatos disponibles para ser presidente".

Por su parte, Antonio Ecarri, líder del partido Alianza del Lápiz, propone una tercera vía y descarta que la mejor posibilidad sea un consenso alrededor de una sola candidatura. Asimismo, quita relevancia a las primarias por el hecho de que participó solo 10% de la población: "Tener un solo candidato es un error táctico y estratégico. La democracia se debilita con la abstención y la polarización. Eso hará mucho más complejo cualquier cambio", refirió.

Lo cierto es que se viene observando que esa disyuntiva en relación con la figura de Machado, su imposibilidad de incribirse y, en consecuencia, su reemplazo, no solo divide —más— la oposición sino que permea a lo interno de los partidos políticos, como se refleja en las posturas de Primero Justicia, donde un sector liderado por Juan Pablo Guanipa y Carlos Ocariz estarían apostando a la inscripción de la dirigente de Vente Venezuela, y otro grupo liderado por Tomás Guanipa y Henrique Capriles a la designación de una candidatura sustituta.

Lo último que se especula, según los medios —los cuales en realidad han fungido como voceros de la oposición— es que Machado y Omar Barboza, coordinador general de la PU, admitieron en una reunión que ella no podrá inscribirse como candidata, y que podría respaldar otra con tal de no abandonar la ruta electoral. El martes 12 de marzo se supo que la PU había pedido una reunión con Machado para "evaluar escenarios" e iniciar una agenda de conversaciones para analizar nuevas "posibilidades".

Que la PU tenga que solicitarle a Machado una reunión revela la deriva y la falta de comunicación en la que se encuentran todos los factores opositores. El escenario es cambiante. Sin embargo, existe un marco condicionado por el tiempo y lo establecido como regla de cara a las elecciones del 28 de julio, al que no podrán eludir.

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