Este jueves 4 de julio inicia la campaña electoral de cara a los comicios presidenciales del 28 de julio, con lo cual se estaría cumpliendo casi en su totalidad el cronograma propuesto por el Consejo Nacional Electoral (CNE) en marzo.
El camino recorrido en estos últimos meses hasta ahora nos sirve para hacer un balance de cómo se preparan algunos actores políticos que participarán en la contienda. Asimismo, es de gran utilidad para proyectar escenarios en función de lo que han dicho para crear condicionantes en la población.
Desde el año pasado un sector de la oposición ha venido afirmando que ya tienen el triunfo asegurado y que Venezuela experimentará una transición democrática post 28J. Y para "cuidar" la supuesta victoria han dicho hasta el cansancio que cuentan con una gran maquinaria electoral "perfecta" organizada en comanditos, constituidos por un mínimo de 10 personas y en "esencia" integrados por las bases, dispuestos en todos los centros de votación que se habilitarán el día de los comicios.
Estas organizaciones lideradas por Vente Venezuela también se asumen como grupos de choque para medirse al chavismo durante y después de los sufragios. En teoría los comanditos crearían condiciones de "seguridad ciudadana" en los centros de votación.
Se supone que por el hecho de estar asociados a la ONG Súmate, creada por María Corina Machado en 2002 para fungir como un CNE paralelo, tienen la "experiencia" y autoridad para caracterizar todos los centros de votación de acuerdo con su ubicación.
Recientemente se supo que los comanditos no tenían tal alcance cuando Celina Carquez, periodista opositora y especialista en materia electoral, dejó en evidencia la falta de organización por parte de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), cuyo candidato es Edmundo González Urrutia, respecto a los testigos de mesa.
"La realidad es que a 55 días del 28 de julio las cifras para la defensa del voto de los testigos electorales que estarán en los centros de votación son bastante bajas. En algunos estados son cifras alarmantes", dijo, y detalló que, en total, solo 67% de las mesas tendrá un testigo presente de esas plataformas, mientras que 35% contará con dos, lo que dejaría déficit de 9 mil 913 mesas. También señaló que no contaban con la preparación necesaria.
A diferencia de la oposición, dijo que el gobierno "tiene una maquinaria electoral aceitada, con una inteligencia electoral y un sistema casi infalible. ¿Y a cincuenta y cinco días de los comicios, tú [la oposición] no tienes los testigos y no están adiestrados?".
En esa oportunidad Carquez criticó la actitud de Vente Venezuela, que aun sin haber probado su maquinaria electoral buscaba controlar todo el proceso pasando por encima de otros partidos que históricamente tienen experiencia y cuentan con logística.
Sin duda esto se pudo comprobar el pasado domingo 30 de junio cuando se realizó el simulacro electoral, que sirvió para comprobar el buen funcionamiento de las máquinas de votación, el sistema completo, así como el cálculo del tiempo de cada elector para ejercer el voto.
Pero además sirvió para que los participantes se familiarizaran con el tarjetón y para que las maquinarias de los partidos se foguearan con vistas a corregir los detalles que salieran a la luz. Sin embargo, la PUD y Vente Venezuela se desdibujaron durante el evento.
El simulacro electoral fue un momento idóneo para que los comanditos pusieran a prueba su poder de convocatoria y el nivel alto de organización que tanto pregonan, pero contrario a eso lo que más destacó fueron lamentos porque el chavismo fue el gran protagonista en cuanto a organización y movilización durante el evento.
Queda claro que la PUD no cuenta con maquinaria y todo su nivel de organización es frágil y circunstancial. De haber contado con una estructura sólida, pudieron haber ensayado lo que ellos denominan como un paso importante para la transición.
Quienes sí aprovecharon la ocasión para revisar los mecanismos del 1x10x7 fueron las fuerzas revolucionarias, quienes además verificaron cómo funciona su maquinaria y nivel de movilización.
Cabe preguntarse si la oposición verdaderamente está preparada para las venideras elecciones presidenciales. También queda la duda de si el gasto de energía en proyectar que ya es segura la victoria y, por ende, la transición política, no tiene en el fondo la violencia como alternativa para lograr un cambio de gobierno.