El proceso de vacunación contra la covid-19 en Venezuela no está exento de las complejidades actuales del país, tampoco ha dejado de ser objeto de ataques por parte de los operadores de las mismas estructuras que le han impuesto medidas coercitivas unilaterales (MCU) a la población.
Sobran pruebas de que, tanto las "sanciones" como el proceso de bloqueo y persecución a las operaciones financieras del Estado, tienen motivación política. El más claro ejemplo es que Venezuela es impedida de negociar abiertamente las vacunas con las farmacéuticas que las venden y el gobierno ha optado por negociar su dotación con aliados estratégicos como China y Rusia, mientras que otros como Cuba e Irán se preparan con sus respectivas vacunas para apoyar al proceso.
Hacia un nivel óptimo de inmunización
Según lo anunciado el pasado domingo por el presidente Nicolás Maduro en cadena nacional, esta semana se haría efectivo el monto que adeuda Venezuela ante el mecanismo Covax, coordinado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), para acceder a más de 11 millones de vacunas que destinará este plan, correspondiente al 20% de las vacunas que necesita Venezuela para inmunizar a su población.
El primer mandatario señaló que se puso en marcha un proceso de vacunación que todavía no llega a un nivel óptimo de inmunización y que aspira a que en el transcurso de mayo, junio y julio el país entre en una etapa avanzada de vacunación con los antídotos que ingresen a través del mecanismo Covax.
El pasado 10 de abril, la vicepresidenta ejecutiva Delcy Rodríguez dijo que Venezuela pagó más del 50% de la cuota que el mecanismo Covax exige para acceder a las vacunas anticovid de este plan. El monto cancelado fue de 59,2 millones de francos suizos, es decir, unos 64 millones de dólares, de un total de casi 120 millones de dólares.
Diversos medios reseñaron protestas convocadas por sectores del antichavismo exigiendo un plan de vacunación contra la covid-19, "sin criterios políticos", y que tenga como prioridad a médicos y enfermeros. Además el exdiputado Juan Guaidó anunció que el pago del plan Covax estaba siendo gestionado por el "interinato", la oposición iba a solicitar a la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC, sus siglas en inglés) de Estados Unidos una licencia para acceder a los fondos y pagar el plan, hecho que aún no ha ocurrido.
Venezuela, debido a las gestiones del gobierno nacional, ha recibido 300 mil vacunas rusas Sputnik V (Gamaleya), de las que ya se negociaron 10 millones de dosis, y 500 mil dosis de la china BBIBP-CorV (Sinopharm), con lo que el total de fármacos de este tipo alcanza los 800 mil. El ministro de Salud, Carlos Alvarado, aseguró el 8 de abril que 200 mil trabajadores de esa área habían sido vacunados en el país.
Perspectivas de producción nacional
La vicepresidenta Rodríguez también anunció que Venezuela fabricará la vacuna de origen cubano Abdala en el laboratorio estatal venezolano de medicamentos biológicos y producción de vacunas llamado Espromed Bio, de Caracas. El medicamento, que recién comienza su tercera fase de pruebas clínicas, ya ha demostrado efectividad por encima del 50%.
La vicepresidenta declaró: "Hemos venido acompañados de la delegación de Cuba a esta planta para verificar que todas las condiciones estén dadas para la producción de la vacuna Abdala en nuestro país".
Por su parte el ministro de Salud, Carlos Alvarado, comentó que una comisión binacional discutió opciones para hacer "ajustes en la planta" que permitan orientar el trabajo proyectado. "Venezuela está buscando todas las alternativas posibles para el acceso a las vacunas, y esta es una de las opciones más importantes por la relación de hermandad que tenemos con Cuba", dijo Alvarado, agregando que los convenios para traer la Sputnik V, de Rusia, y Sinopharm, de China, siguen vigentes.
Para ambos funcionarios, el vínculo entre Cuba y Venezuela es un ejemplo en el terreno internacional y afirmaron que concretar este pacto hace posible la fabricación masiva de vacunas contra la covid.
Cuba tiene cinco candidatos vacunales: Soberana 01, Soberana 02, Soberana Plus, Mambisa y Abdala, que se encuentran en distintas fases de pruebas. Abdala está basado en la formulación de la proteína RBD (Dominio de Unión al Receptor), que utiliza el hidrógeno de aluminio como amplificador de la respuesta inmunológica, como ha publicado la Agencia Cubana de Noticias.
La proteína usada por este fármaco es extraída de la levadura Pichia pastoris, que es empleada ampliamente para estudios bioquímicos y biotecnológicos, no para la elaboración de cerveza como han afirmado voceros de la Academia Nacional de Medicina de Venezuela.
El diseño del fármaco utiliza la RBD y el receptor ACE 2, la principal vía de acceso del coronavirus a la célula que infecta y que causa la enfermedad en el individuo, induce anticuerpos neutralizantes contra el virus SARS-CoV-2 en la célula, por lo que se desarrolla una respuesta inmune en la persona. Su nombre proviene del poema dramático del político y escritor cubano José Martí.
Del Carnet de la Patria y la indignación mediática sin fondo
Para los sectores remanentes del antichavismo, ONG que se niegan a declarar quién las financia y la "prensa libre" no son suficientes las giras solicitando más "sanciones" y bloqueos contra la adquisición de insumos sanitarios para la población venezolana. Perdida la capacidad de movilización de sus sectores adeptos, han optado por ejercer presión mediática contra el gobierno exigiendo que se implemente acciones que se ven obstruidas por las más de 80 medidas coercitivas emitidas en su contra.
En días pasados, mientras gobiernos de Europa desechaban o suspendían su uso, esos sectores remanentes exigían la adquisición de la vacuna Oxford/Astrazeneca. Debido a que cada día era menos posible defender dicha demanda, mutaron el discurso a la "politización" de la vacunación a causa de la decisión gubernamental de contactar a los sectores priorizados mediante el Carnet de la Patria para la inoculación anti-covid.
Medios alineados a la derecha transnacional se desplegaron en una campaña de indignación que calificaba de "apartheid", "exclusión" y "control social" al uso de una herramienta que ha dado resultados positivos a la gestión de la pandemia y que mantiene a Venezuela con cifras de contagios y fallecimientos relativamente bajas.
La plataforma Patria, de la cual el carnet es la parte más visible, surgió en 2017 con el fin de centralizar en una única base de datos a más de 20 millones de beneficiarios de los programas sociales que el gobierno venezolano lleva a cabo. Precisamente, en el marco de la guerra no convencional de la cual forman parte las MCU, el presidente Nicolás Maduro ha enfocado la atención a distintos sectores, particularmente a los más vulnerados, asignando bonos de dinero y cajas de alimentos CLAP.
El crecimiento y la versatilidad del sistema ha permitido que se haya transformado en un instrumento de detección temprana, geolocalización de contagios y definición de planes de contingencia para frenar la curva expansiva del virus. Mediante una encuesta para evaluar síntomas del covid-19 y la respuesta de más de la mitad de los inscritos en menos de un mes, el Gobierno Bolivariano pudo determinar dónde y con qué intensidad zonificar la atención primaria de casos leves o severos y desplegar acciones de respuesta rápida y evitar muertes durante la primera ola.
El gobierno venezolano y el pueblo han contado con un mecanismo que ofrece una visión integral de la crisis y de sus nudos críticos mientras otros países han tardado en estructurar e implementar sistemas de seguimiento epidemiológico o de empadronamiento para la vacunación.
Curiosamente la mayor dificultad que tiene el gobierno para avanzar hacia el 70% de población vacunada son las MCU fundadas en motivaciones desestabilizadoras de las élites globales; así fue extenuantemente demostrado por Trump. Hoy en día la mayoría de los venezolanos no está siendo vacunada por que esas élites han "politizado" el acceso del gobierno venezolano a sus recursos depositados en bancos extranjeros, con los que pudiera comprar vacunas suficientes para lograr una meta asequible a la República.
¿El sistema Patria en la Big Data?
Curiosamente países como Perú y Colombia, pertenecientes al Grupo de Lima y al de los primeros 20 países con mayor cantidad de contagios, han manifestado estar implementando sistemas de vacunación apoyados en la digitalización y el enfoque territorial. Aún así los desatinos y la improvisación han sido elocuentes, en el caso peruano la emergencia sanitaria no evitó que algunos políticos recibieran dos dosis de la vacuna contra la covid-19 de la empresa china Sinopharm cuando se estuvo probando en el país, a finales del año pasado.
Martín Vizcarra, expresidente de Perú, uno de los países latinoamericanos más golpeados por la pandemia, fue destituido (por otras causas) debido a que el Congreso en noviembre de 2020 falló por supuesta "incapacidad moral"; el político se justificó asegurando que tanto él como su esposa habían participado como voluntarios en los ensayos. Sin embargo, uno de los médicos que dirigió el estudio en la Universidad Peruana Cayetano Heredia aseguró en el Congreso que Vizcarra le pidió una vacuna para él y otra para su esposa.
Mientras tanto en Colombia los adultos mayores que recibieron su primera dosis fueron agendados para recibir una segunda dosis en determinada fecha pero, sobre la marcha, los reagendan para un día más lejano. Además, según investigaciones de la Contraloría a la base de datos conocida como Paiweb, fueron vacunados 600 colombianos que no eran parte del segundo grupo de priorizados. También se encontraron 189 personas, de entre 18 y 25 años, que, literalmente, se saltaron la fila mientras 20 personas, que aparecen como presuntos fallecidos, recibieron una dosis de la vacuna.
La discordancia entre lo anunciado por esos gobiernos y la realidad es causa de la incomodidad de diversos sectores sociales, sus vastos gastos en campañas de propaganda contrastan con las limitadas cantidades de dosis debido a la acumulación ejercida por los países ricos.
La prensa que califica de "politización" el uso de un sistema de beneficios sociales directos que obvia el hecho de que otros países, como Estados Unidos utilizan este mecanismo para la atención directa de los distintos sectores sociales. Las posibilidades del sistema Patria en la atención sanitaria son tantas como el gran conjunto de datos complejos, no estructurados o estructurados, que posee; utilizados de forma eficaz ayudarían a descubrir conocimientos profundos y resolver problemas de gestión de la emergencia sanitaria.
Enfocada como una herramienta de Big Data para el sector salud, la información de la Plataforma Patria tiene el potencial para ser utilizada con fines de pronóstico y análisis, y ayudar a tomar decisiones estratégicas en cada una de las fases de atención a la pandemia, desde la detección temprana pasando por las medidas de cierre y la vacunación en sí misma.
Este tema ha generado dos corrientes de ideas contrapuestas; por un lado, aquella por la cual la aplicación del análisis de grandes cantidades de datos a programas sociales sujetos a un cierto control social punitivo de las personas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad. Por otro lado, una corriente de enfoque preventivo y colaborativo que ven en el procesamiento de grandes cantidades de datos una herramienta eficaz para transformar los programas sociales hacia nuevas concepciones de atención domiciliaria y vínculo comunitario.