El presidente ucraniano Zelenski y el presidente estadounidense Biden se reunieron al margen de la cumbre G7 en Hiroshima, pocas horas después de la declaración del Kremlin a la 1 de la madrugada el pasado domingo 21 de mayo en la que el presidente Vladímir Putin transmitió sus saludos a las fuerzas rusas por la "finalización de la operación de liberación de Artémivsk" —conocida como Bajmut en Ucrania—.
La operación duró 224 días y se convirtió en una batalla épica. Ucrania pagó un alto precio en sangre al intentar retener Bajmut, que llegó a llamarse "Trituradora de Carne". Los analistas estadounidenses han enumerado 25 brigadas ucranianas y al menos nueve batallones y cinco regimientos —un despliegue estimado de 120 mil soldados como mínimo— que participaron en la batalla en Kiev. Una estimación de 70% de bajas significaría que Ucrania sufrió más de 70 mil muertos y heridos. Es una victoria devastadora.
La doctrina militar convencional dice que un ejército que ataca a una fuerza atrincherada necesitará al menos tres veces más soldados que la fuerza defensora en fortificaciones. Pero los combatientes de Wagner, en número de 32 mil, se enfrentaron a una fuerza proxy de la OTAN casi cuatro veces mayor en número y equipada con armamento moderno.
La conmoción por la aplastante derrota se reflejaba en los rostros de los presidentes Joe Biden y Vladímir Zelenski cuando se enfrentaron a los medios en Hiroshima, unas horas después de que apareciera la declaración del Kremlin. Leyendo un texto preparado Biden anunció —en un importante cambio de política— que Estados Unidos iba a "lanzar algunos nuevos esfuerzos conjuntos con nuestros socios para entrenar a pilotos ucranianos en un avión de combate de cuarta generación como el F-16".
Mientras tanto, en una serie de vistosos incidentes, Ucrania comenzó a atacar objetivos en Rusia con armas suministradas por Estados Unidos y Gran Bretaña. Se han producido embates esporádicos con artillería y misiles Himars contra civiles rusos en ciudades fronterizas; dos irrupciones con drones contra el Kremlin y acciones británicas con misiles de cruceros Storm Shadow. En un caso particular, la semana pasada, se produjo una incursión transfronteriza en la región de Belgorod con vehículos y armas suministradas por Estados Unidos. Pero ninguno de estos hechos ha "cambiado el juego", por decirlo de algún modo.
Mientras Estados Unidos y el resto de la OTAN fingen demencia sobre estos ataques, el punto clave es que Ucrania obtiene datos sobre objetivos que solo las fuentes de inteligencia de la OTAN podrían proporcionar. De este modo se ha traspasado la línea roja trazada, que data de hace décadas —desde la Guerra Fría— a saber, que ni Rusia ni Estados Unidos atacarían el territorio del otro bando directa o indirectamente —mantuvieron el acuerdo incluso durante la yihad afgana en la década de 1980—.
Va a haber consecuencias. La primera señal de ello llegó con la noticia de que ya se están desplegando armas nucleares en Bielorrusia y el ministro de defensa Serguéi Shoigú se encontraba en Minsk para firmar el acuerdo necesario que detalla las logísticas del despliegue. Biden declaró a la prensa el viernes, tras regresar de Japón, que su reacción ante el despliegue ruso es "extremadamente negativa". En realidad la intención de Moscú es dotar a Bielorrusia de capacidad disuasoria frente a cualquier medida precipitada de la OTAN, como cortar el acceso a Kaliningrado. Por cierto, también Estados Unidos mantiene armas nucleares en suelo europeo desde hace muchos años.
Pero siempre puede surgir un detonante. El ejercicio próximo de la OTAN, cuyo nombre en clave es Air Defender 23 —el 12 de junio de 2023—, será el simulacro militar más importante jamás realizado sobre los cielos europeos y es el ensayo de acción de fuerzas aérea en el que participarán 25 países de la OTAN, 10 mil militares y aproximadamente 220 aeronaves.
Citando a Larry Johnson, conocido bloguero estadounidense y antiguo analista de la CIA, "una operación de entrenamiento de este tamaño y escala con el telón de fondo del aumento de las tensiones en la región es similar a encender una cerilla en un tanque de almacenamiento de gasolina". Dicho esto, a nivel táctico, los militares rusos también se están posicionando para nuevas operaciones que completen la liberación de Dombás, después de haberse hecho con el control de Bajmut, que es un importante nudo de comunicaciones por donde hasta ahora pasaba toda la la logística ucraniana a lo largo del arco de Donetsk hasta Séversk.
Un informe de Izvestia de este miércoles 24 de mayo decía, citando la opinión de expertos, que Avdivka y Marinka son "las siguientes en la línea… para que no haya bombardeos en la ciudad de Donetsk… A continuación, tenemos que cerrar el gran arco de Donetsk, desde Ugledar hasta Séversk con acceso a Konstantínovka y Slóviansk. Estas son las dos últimas ciudades de la gran aglomeración del Dombás, seguidas de la estepa —que conduce hacia el río Dniéper— donde será muy difícil para el enemigo mantenerse".
Una vez más los combatientes de Wagner están siendo sustituidos por fuerzas regulares rusas para nuevas operaciones. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, declaró en una entrevista en la televisión rusa este viernes 26 de mayo: "Es difícil decir dónde está el punto el punto de quiebre… Obviamente, el grado de implicación directa o indirecta en este conflicto por parte de los países del Occidente colectivo aumenta día a día. Esto puede prolongar el conflicto, pero no hará un cambio drástico en las tornas. No puede cambiar las tornas en absoluto. Rusia seguirá adelante con la operación y asegurará sus intereses de un modo u otro hasta alcanzar los objetivos designados".
Mientras tanto, Rusia ha estado llevando una intensa campaña de bombardeos en aras de impedir que Kiev reúna la mano de obra y la potencia de fuego necesarias para lanzar y mantener una operación ofensiva más allá de unos pocos días, y está intensificando sus operaciones para diezmar las capacidades militares de Ucrania.
La "incógnita conocida" es cómo afectará la campaña electoral estadounidense de 2024 la trayectoria de la guerra. El cambio de Biden sobre los F-16 puede verse como una reacción instintiva. Incluso el general Mark Milley, jefe del estado mayor conjunto, admite que el F-16 no es un "arma mágica".
Entre tanto, Rusia sigue sondeando las intenciones de Estados Unidos. En una entrevista concedida a la prestigiosa International Affairs, el viceministro de defensa Serguéi Riabkov dijo el viernes 26 de mayo que "la élite dirigente estadounidense se ha consolidado en gran medida sobre una base antirrusa, independientemente de su afiliación partidista. En mi opinión, la situación se está convirtiendo en una fuerza mayor".
Sin embargo Riabkov, "vocero" de más alto rango para las relaciones con Estados Unidos en el Ministerio de Relaciones Exteriores, también añadió que "independientemente de cómo resulten las cosas, estamos dispuestos a mantener el diálogo con quien llegue al poder —en Estados Unidos— y permanezca en él".
Por lo tanto, que Ucrania renuncie a la adhesión a la OTAN y la Unión Europea y vuelva a un estatus de país neutral no alineado seguirá siendo una de las condiciones fundamentales para un proceso de paz exitoso en Ucrania. La gran pregunta es hasta dónde llegará la OTAN en su próxima cumbre de julio en Vilna —capital de Lituania—; o acaso, ¿significaría esto la plena adhesión de Ucrania o algo más? La probabilidad de que se tomen grandes decisiones en Vilna puede, quizás, descartarse.
Curiosamente, el Kremlin se mostró instintivamente favorable a la idea de una llamada telefónica a Putin "a su debido tiempo", expresada por el canciller alemán Olaf Scholz poco después de su regreso a Berlín de la Cumbre del G7 en Hiroshima. Berlín se ha mostrado siempre en contra de cualquier movimiento precipitado por parte de la OTAN en relación con la adhesión de Ucrania.
En una entrevista concedida el viernes 26 de mayo al Wall Street Journal para celebrar su centenario, Henry Kissinger también señaló que "la oferta de meter a Ucrania en la OTAN fue un grave error y condujo a esta guerra". Kissinger abogó en cambio por una mayor claridad en la postura de Rusia respecto a Europa señalando que, si bien Rusia está interesada en fomentar los lazos con Europa para su propio desarrollo, también se muestra cautelosa ante posibles amenazas que vengan de Occidente.
M.K. Bhadrakumar es embajador jubilado con 30 años de carrera diplomática en el Servicio Exterior de la India y columnista de los periódicos indios Hindu y Deccan Herald, Asia Times y Strategic Culture Foundation. Se especializa en las siguientes áreas de investigación: Política exterior india, relaciones ruso-indias, Pakistán, Afganistán y Asia central, seguridad energética, Asia-Pacífico y Asia occidental.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en Indian Punchline el 28 de mayo de 2023, la traducción para Misión Verdad fue realizada por Camila Calderón.