Una fuente de Hezbolá le dice a The Cradle que Irán, Líbano y Yemen lanzarán ataques de represalia simultáneos contra Israel, con la intención de abrumar la Cúpula de Hierro. Esperemos a ver.
Asia Occidental se encuentra en el filo de la navaja mientras el Eje de la Resistencia de la región se prepara para tomar represalias contra una serie de recientes asesinatos y agresiones israelíes. Irán, Hezbolá y las fuerzas armadas yemeníes alineadas con Ansaralá han prometido que harán pagar un precio alto al Estado ocupante tras el asesinato selectivo del jefe del buró político de Hamás, Ismail Haniye, en Teherán, y del alto comandante de Hezbolá, Fuad Shukr, en el sur de Beirut.
Además, Israel bombardeó el puerto de Hodeidah, en Yemen, tras el éxito de la operación con drones "Yafa" en Tel Aviv, el 19 de julio.
Un responsable de la resistencia libanesa ha informado a The Cradle que "la respuesta vendrá a la vez desde Irán, Hezbolá y Yemen", y ha añadido que el objetivo será "infligir un golpe doloroso a Israel que quizá no se alcanzaría de tomarse represalias por separado".
Ejecutar la "unidad de frentes"
Las retaliaciones son casi seguras y podrían producirse en cuestión de horas, según altos funcionarios estadounidenses. Un informe publicado el 4 de agosto por Axios afirma que el Secretario de Estado, Antony Blinken, informó a sus homólogos del G7 que la respuesta podría comenzar en las 24 horas siguientes.
El mismo 4 de agosto Ali al-Qahoum, miembro del buró político de Ansaralá, subrayó que la respuesta no vendrá solo de Teherán:
"Afirmamos nuestro compromiso con la batalla, la firmeza, la conciencia, el honor y el orgullo de estar con Palestina, la causa de la nación".
La cuestión crítica ahora es el alcance y la severidad de las acciones de resarcimiento. El secretario general de Hezbolá, Hassan Nasralá, prometió un golpe doloroso pero calculado a Tel Aviv. Durante el cortejo fúnebre de Shukr, Nasralá advirtió que Israel había cruzado la línea, por lo que prometió "una respuesta real y bien calculada", distinta de las operaciones transfronterizas que Hezbolá ha llevado a cabo contra Israel desde el 8 de octubre.
Aplastar la Cúpula de Hierro
Otras fuentes bien informadas coinciden en que la acción podría ser coordinada, lo que sugiere que es probable una retaliación desde múltiples frentes en simultáneo. Dicen a The Cradle que un enfoque de este tipo podría dejar fuera de servicio el principal sistema de defensa antiaérea de Israel, la Cúpula de Hierro, lo cual le impediría rearmarse rápidamente. Creen que esto es factible dada la capacidad de Hezbolá para lanzar una importante andanada de misiles y también en virtud de la proximidad geográfica del Líbano a posibles objetivos israelíes.
Estas evaluaciones parecen coincidir con las realizadas por funcionarios estadounidenses que han advertido que la Cúpula de Hierro podría verse desbordada por el arsenal de misiles y aviones no tripulados de Hezbolá, si estallara una guerra a gran escala.
Altos mandos militares estadounidenses, por su parte, expresaron de forma pública que Washington probablemente sería incapaz de proporcionar a Tel Aviv protección suficiente, incluso en una guerra a gran escala con Hezbolá en un solo frente. Así lo manifestó el jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, Charles Brown, en declaraciones a la prensa a finales de junio.
"Desde nuestro punto de vista, teniendo en cuenta dónde se encuentran nuestras fuerzas, la distancia entre Líbano e Israel, nos resulta más difícil poder apoyarlos [a Israel] del mismo modo que lo hicimos en abril [con la Operación Promesa Cumplida]".
El involuntario apoyo estadounidense a Tel Aviv
Aunque se ha hablado mucho de que Estados Unidos y sus aliados lograron frustrar la respuesta de Irán al ataque israelí contra su consulado el pasado mes de abril, cabe señalar que todas las bases militares israelíes que se consideraron objetivos fueron alcanzadas durante la acción. La Operación Promesa Fiel pretendía ser más bien un mensaje cuyo objetivo principal sería resaltar que Teherán ya no toleraría la agresión israelí contra sus intereses.
Los refuerzos estadounidenses en la región pueden ayudar a interceptar misiles y aviones no tripulados procedentes de Líbano, mientras que Jordania también podría desempeñar un papel como lo hizo en abril. Sin embargo, esto también convierte a los activos militares estadounidenses y a los de sus socios en objetivos legítimos del Eje de Resistencia.
Como explica a The Cradle el exanalista del Pentágono Michael Maloof:
Hezbolá atacaría probablemente los buques de guerra estadounidenses en la región que participarían en la intercepción de misiles dirigidos contra objetivos israelíes. "Al igual que en 2006, creo que la participación de Estados Unidos se centraría más en la evacuación de muchos de los 86 mil estadounidenses que se encuentran actualmente en Líbano y que querrían marcharse", añade Maloof.
Los altos mandos militares en Washington también parecen oponerse firmemente a participar en una ofensiva activa en caso de que estalle una guerra más amplia con Hezbolá, por no hablar de una temida guerra en varios frentes. Esta posición se ve respaldada por las declaraciones del jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, Charles Brown, que indican la limitada disposición del Pentágono a proteger a Israel.
Nótese que las promesas de Washington de defender a Israel no han hecho mención de una posible acción ofensiva, lo que refleja el deseo estadounidense de evitar una guerra ampliada. Los expertos dudan de que el Hegemón se implique de lleno en una confrontación a gran escala, basados en las declaraciones públicas que subrayan la importancia de evitar una escalada regional; y expresadas más en privado, el deseo de mantener los objetivos militares de su país a salvo de ataques revanchistas.
Riesgos militares y cálculos políticos
Como dijo Brown en su momento, el principal mensaje de Washington es:
"Pensar en el efecto de segundo orden de cualquier tipo de operación en el Líbano, y en cómo podría desarrollarse y cómo afectaría no solo a la región sino también a nuestras fuerzas en otras zonas geográficas".
El general (el oficial estadounidense de mayor rango y principal asesor en la materia de la Casa Blanca) transmitió un mensaje de especial importancia en medio de los recientes acontecimientos. Al afirmar que una guerra contra el Líbano iniciada por Israel pondría en peligro a las tropas estadounidenses, Brown estaba diciendo esencialmente que los altos mandos del Pentágono no consideraban que una guerra regional ampliada ayudará a los intereses de su país.
A la vista de estas declaraciones, sigue siendo posible —aunque no esté garantizado— que la administración saliente de Biden frene a Israel, independientemente de lo doloroso que sea el golpe que le propine el Eje de la Resistencia.
Las próximas elecciones estadounidenses de noviembre son otro factor que puede evitar una conflagración regional. "Que Estados Unidos se implique más militarmente con Israel", advierte Maloof, "provocaría disturbios en las calles de Chicago durante la Convención Demócrata a finales de este mes".
Estas realidades sugieren un escenario donde Washington podría obligar a Tel Aviv a absorber las represalias del Eje de la Resistencia, por más severas que sean.
Publicado originalmente en The Cradle el 5 de agosto, la traducción para Misión Verdad fue realizada por Camila Calderón.
Ali Rizk lleva más de 15 años trabajando como periodista y comentarista sobre la política de Asia Occidental. Actualmente cursa un máster en contraterrorismo en la Universidad Macquarie de Australia.