Toda la atención regional e internacional está sobre los acontecimientos en la capital afgana, Kabul, arrebatada por el Talibán luego de que el presidente Ashraf Ghani, su delegado Omarullah Saleh y otros funcionarios estatales huyeron del país. El escape de los líderes afganos provocó que el ex presidente Hamid Karzai pidiera al Talibán que controlase la capital. Pero ¿qué es tan novedoso que ha causado un gran impacto al mundo, un mundo que estaba esperando que Estados Unidos y fuerzas internacionales (OTAN) salieran en dos semanas? ¿Es la temprana salida, o el hecho de que el Talibán de hoy pueda ser diferente del de los noventas? ¿Y qué pasará con las minorías y los derechos humanos?
Después de haber ondeado durante 20 años, la bandera estadounidense fue arriada de la embajada en Kabul -la cual el presidente Joe Biden describió como el cementerio de todos los imperios- con la entrada del Movimiento Talibán a la ciudad sin librar ninguna batalla ni derramar sangre. La falta de resistencia encontrada por el Talibán impactó al mundo y, en particular, a la administración estadounidense, que esperaba que el ejército afgano combatiera y mantuviera sus posiciones durante al menos seis meses.
Este es un obvio indicativo de la catastrófica imprecisión y fracaso de los servicios de inteligencia estadounidenses que fueron expuestos no hace mucho tiempo por el presidente Joe Biden. Él tuvo las esperanzas puestas en los "300 mil soldados afganos" que, dijo, "estaban mejor armados y entrenados por las fuerzas estadounidenses, mientras que el Movimiento Talibán tiene solo 70 mil combatientes", dispersos en un área geográfica igual al doble del tamaño de Gran Bretaña. Este control no anticipado de Kabul por el Talibán asombró al mundo. Ahora debemos intentar anticipar el futuro. La gran pregunta es: ¿Ahora qué, luego de la toma de Afganistán por parte del Talibán?
No se esperaba que las fuerzas talibanas controlaran la capital afgana tan rápido. Su delegación llegó a Doha, Catar, en la misma mañana que Kabul se rindió (el avance fue a las 17:20, hora local) para reunirse con la delegación del presidente afgano Ashraf Ghani, bajo el auspicio catarí-estadounidense. Con la reunión se esperaba que se llegara a un acuerdo que estableciera un gobierno de transición que incluiría a todos los partidos y grupos étnicos influyentes en Afganistán. Sin embargo, se han esparcido rumores vigorosamente de la llegada a Kabul por parte del Talibán, causando pánico en la capital, tras el control de la base aérea Bagram y la liberación de más de 5 mil prisioneros de la cárcel Pul-e-Charkhi. Se estimaba que la prisión era la más grande en Afganistán y comprendía un bloque de celdas de máxima seguridad para muchos prisioneros de Al-Qaeda y del Talibán.
Este temor a la reacción del Talibán una vez en la capital rápidamente provocó que las fuerzas de seguridad y la policía evacuaran de sus puestos y se retiraran de las calles. La ausencia de fuerzas de seguridad posibilitó que algunos ladrones aprovecharan la oportunidad y saquearan muchos negocios. Ello dio pie para que el ex presidente Hamid Karzai contactara al Presidente del Alto Consejo para la Reconciliación Nacional Abdulá Abdulá y al dirigente pashtún Gulbuddin Hekmatyar para que contactase a los líderes talibanes y le pidiera que proveyeran seguridad y protección para el pueblo. La salida del presidente Ghani a Taskent, Uzbekistán, dejó al ejército afgano sin propósito para combatir y cedió su posición de defensa de la ciudad.
El palacio presidencial fue entregado a los líderes talibanes en una movida acordada con el presidente Ashraf Ghani, como parte de un proceso pacífico donde no hubo actos de sabotaje ni derramamiento de sangre. Este entendimiento no previno la masiva bandada de Kabul: miles de afganos se dirigieron al aeropuerto, especialmente aquellos que creían en la validez de los rumores que circularon de que cualquiera que llegara al aeropuerto podría ser trasladado a un país europeo o cualquier miembro de la OTAN.
Las fuerzas de los países de la OTAN estaban interesadas en evacuar, en coordinación con el comando militar estadounidense, a sus connacionales y diplomáticos de Afganistán al principio, y a más de 60 mil colaboradores afganos y sus familias después. El Talibán permitió que la evacuación tomara lugar sin problemas. El Talibán quería que todas las fuerzas extranjeras se fueran, incluidas las de Turquía, miembro de la OTAN, a pesar de la vieja relación entre los dos países.
Todos los colaboradores afganos fueron absueltos para que se quedasen y se les dio la opción de irse libremente si así lo deseaban. El Talibán les pidió a todos los que colaboraron con Estados Unidos que se quedaran en casa y no abandonaran el país porque no tenían nada que temer.
.@MoonofA: "Han habido muy pocos actos de venganza del Talibán en el país. Tienen claras órdenes de no cometer ninguno" https://t.co/nUgbD6j7s8
— MV (@Mision_Verdad) August 18, 2021
La dinámica de estos eventos en rápido desarrollo no se ha establecido. Hay muchos desafíos que el Talibán enfrentará luego de tomar Afganistán. El hecho de que el Talibán tomara el control de las fronteras con países vecinos detuvo la ruleta económica en las últimas semanas y previno que las importaciones llegaran al país. Lo que provocó la subida de los precios de los bienes en más de 40 a 50%. No obstante, el Talibán permitió que camiones cruzaran dentro y fuera de Afganistán el segundo día luego de tomar la capital. Esta medida alivió la presión económica, aun sin prevenir el deterioro de la moneda local respecto al precio del dólar estadounidense.
El Talibán estaba interesado en sugerir que había cambiado a como era en 1996, cuando se aisló a sí mismo y ganó muchos enemigos de países vecinos y entre la comunidad internacional. Dice que actualmente quiere establecer buenas relaciones con todos los países basado en el respecto a la soberanía común. Comenzó declarando a una amnistía general -por tercera vez en una semana- para todos los empleados estatales como un gesto indispensable para prevenir el colapso del sistema ventiañero.
Realmente es muy temprano para juzgar al "nuevo Talibán" y sus prácticas hasta dentro de muchos meses luego de la toma del poder y luego de examinar la forma en que los talibanes gestionan los asuntos estatales. ¿Cómo lidiará con las minorías, respetando los derechos ciudadanos, y con la práctica de los ritos religiosos, especialmente aquellos de los Hazaras en Mazar-i-Sharif y otras provincias?
Hay pasos necesarios que preocupan en primer lugar a los nuevos dirigentes talibanes. Estos pueden ser los siguientes:
- El primer paso es un proceso de inclusión que debería comenzar por el reconocimiento de todas las fuerzas securitarias que mantuvieron el orden y todos los grupos que pelearon junto a las fuerzas estadounidenses.
- El segundo paso es el proceso de construcción nacional. Significa la reunificación y uso de las capacidades del país para formar un buen y efectivo gobierno de todos los grupos étnicos con los que la comunidad internacional no rechace y acepte entablar relaciones.
- El tercero se trata de construir confianza con los países vecinos primero, para no aislar a Afganistán. Luego el Talibán tiene que establecer una relación con los países occidentales, en este momento preparados para no reconocer al Talibán como el gobernante de Afganistán, y que podrían imponer "sanciones" si la nueva ley afgana no está conforme con la visión y los objetivos de Estados Unidos.
Es obvio que, incluso luego de 20 años, Estados Unidos ha fracasado en imponer estabilidad en Afganistán y formar un ejército que pudiera, con su proporción, entrenar y armar, confrontar el peligro o la amenaza del Talibán. El resultado del entrenamiento estadounidense ha sido un fallo total como se experimentó en Kabul, incluso cuando estuvo en Mosul, Irak. En ambos casos, el ejército local colpasó y fracasó en hacer su trabajo tras la primera confrontación seria con el enemigo. La lección es que Estados Unidos y la OTAN no pueden entrenar un ejército en doctrina de combate y protección del país, en cambio instruyeron solo en el mero uso de las armas. La ausencia de ideología y motivación fue evidente en la toma de la capital afgana, así como lo fue en la ciudad del norte iraquí que cayó bajo los ataques del "Estado Islámico" y sus aliados.
Estados Unidos está avergonzado por el control talibán de Kabul, habitado por más de entre 4 y 6 millones de personas. Sin embargo, el Talibán ya ha tomado posesión de más de 20 de 34 provincias en las últimas semanas. El presidente Biden ha enfatizado en una entrevista televisiva que Estados Unidos no pudo salir de Kabul como ocurrió en Saigón (Vietnam) hace 45 años, y que el ejército afgano, con su volumen, armamento y entrenamiento, es capaz de resistir y salir victorioso por al menos seis meses. Pero esta declaración "no funcionó bien del todo", por decir lo menos, y el liderazgo talibán está permitiendo el suficiente tiempo a los Estados Unidos y la OTAN para que salgan del aeropuerto de Kabul sin objeción. El Talibán está presente ante las puertas del sitio sin irrumpir dentro.
Los dirigentes talibanes están confiscando pertenecientes a la gente en la capital -justo como hizo cuando tomó el control de Kabul en los noventas- para prevenir abusos y proveer estabilidad, quizás por primera vez en 20 años. La capital fue presentada al Talibán en bandeja de plata y la presencia estadounidense en el país ahora se limita al aeropuerto de Kabul, esperando por que se completen las evacuaciones.
Luego de trasladar el equipo consular a la capital afgana, Irán, Rusia y otros países no occidentales mantuvieron sus embajadas en Kabul. Ello indica que estos países anticipaban de manera positiva, y esperaban pacientemente, por los nuevos pasos del Talibán.
Mucha gente y países del Asia Occidental estaban encantados de ver humilladas a las fuerzas estadounidenses en una rápida salida así como evacuaron Asia Occidental. La felicidad no es por el control talibán de Afganistán. Se trata de ver a Estados Unidos largarse de Irak, como segundo paso. Esto se debe a la hegemonía estadounidense que solo ha cosechado destrucción y exterminio, seguido de mayores "sanciones" para hambrear y quebrar la voluntad de las poblaciones del Medio Oriente.
Las fuerzas estadounidenses estaban previstas para partir a inicios de año, como fue anunciado por el ex presidente Donald Trump. Pero el acceso de Biden al poder retrasó el retiro porque la administración estadounidense creyó que podía obtener ganancias adicionales a través de las negociaciones en Doha con el Talibán. Sin embargo, fueron sorprendidos por la tormenta huracanada que los buques del Tío Sam no pudieron aguantar. En efecto, el escape del presidente afgano y el fracaso de su ejército en combatir aceleraron y presionaron la retirada de las fuerzas OTAN de Afganistán dos semanas antes de la fecha puesta por la administración Biden. La rápida salida de Estados Unidos y la pérdida total de control de todo lo creado en Afganistán en los últimos 20 años son significativas y ofrecen una lección a los países donde aún están desplegadas las fuerzas estadounidenses.
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Para comenzar, Afganistán enfrenta un importante desafío, la formación de un nuevo gobierno y curar las heridas luego de la salida estadounidense no será fácil. La ocupación de Afganistán costó a Estados Unidos más de 2 billones de dólares y 25 mil muertos y heridos entre las fuerzas de la OTAN. Pero Estados Unidos aún tiene armas poderosas en las "sanciones", el no reconocimiento de la autoridad del Talibán y el endurecimiento del boicot internacional de Afganistán. Sin embargo, esto no preocupará a Irán, China y Rusia, que han ganado mirando la humillación de la repentina partida de Estados Unidos. Ignorarán las "sanciones" estadounidenses -de haberlas- y se espera que abran sus puertas al gobierno talibán si toma la decisión de actuar como un estado y adhiere a sus nuevos compromisos.
Es el comienzo de un camino difícil para el Talibán, regado de desafíos económicos, políticos y diplomáticos en un país que por décadas no ha conocido estabilidad. Lo que el Talibán prohibió de acuerdo a la Ley Islámica en los noventas no será permitido en 2021. En cambio, quizás ha aprendido la lección de lo que ocurrió cuando se cerraron sobre sí mismos y declararon su hostilidad ante el mundo. La pelota está en la cancha talibán, y solo el tiempo dirá si puede convertirse en una fuerza para la estabilidad y la coexistencia étnica y religiosa. Solo luego la esperanza y la seguridad inspirarán al pueblo afgano a reconstruir su propio país.
Este artículo fue publicado originalmente en el blog de Elijah J. Magnier el 18 de agosto de 2021, la traducción fue realizada por Ernesto Cazal.