Rusia trabaja en la construcción de un "escudo sanitario" alrededor del país, unido por una cadena de instalaciones de investigación biológica de alta tecnología diseñadas para manejar patógenos mortales y desarrollar vacunas contra ellos.

El proyecto es una orden establecida por el presidente Vladimir Putin. La viceprimera ministra Tatyana Golikova afirmó en una conferencia de prensa sobre el tema que los funcionarios ahora están "trabajando activamente" en los planes para ello.

"Hoy creemos que este proyecto es uno de los más importantes, porque esta no será la única pandemia que tendremos que enfrentar en nuestras vidas", agregó Golikova. Los primeros 15 laboratorios de "alta seguridad" estarán en funcionamiento para 2024 y se ocuparán de virus que son "muy, muy contagiosos y conducen a enfermedades mortales", dijo.

En la actualidad, el país solo tiene tres laboratorios de este tipo; desean elevar este número a 36 para 2030.

Además de los centros de investigación, también se instalará infraestructura para testear a los recién llegados al país: "Estamos planeando crear, en los puntos de control a lo largo de toda la frontera de la Federación de Rusia, unidades de diagnóstico rápido que puedan detectar cualquier virus en una hora".

Golikova dijo que algunos sectores en el mundo tienen la creencia de que cuando una vacuna se desarrolla rápidamente, esta será de mala calidad. La decisión de Rusia de registrar la primera vacuna covid-19 del mundo, Sputnik V, hace un año, generó acusaciones de que su calendario de pruebas de seguridad y desarrollo se había apresurado.

"Pero no es así" , dijo. "Hoy, la ciencia y la ingeniería han alcanzado un nivel que nos permite construirlas como un diseñador, utilizando métodos biológicos, matemáticos y de otro tipo".

Los investigadores que trabajan con patógenos potencialmente letales han sido objeto de críticas desde el inicio de la pandemia del coronavirus, con afirmaciones de que los primeros casos podrían haberse originado en un instituto de virología en China.

La crítica de los llamados experimentos de "avance de función" (gain-of-function), en los que los virus se modifican genéticamente para tener nuevas características, se ha convertido en un área de especial preocupación para los comentaristas y algunos políticos estadounidenses.