El fin de semana pasado, un malandro de la banda de El Coqui se daba un chapuzón en la piscina de un club de policías. Lo vi con mis propios ojos: un tipo en la orilla de la piscina, lanzándose de platanazo, como si nada y una reseña que decía de quién se trataba. "No creemos ni en policías, ni en nadie"–decían muertos de la risa y ¡chupulún!–.
El chapuzón fue tendencia todo el fin de semana y aún hoy, a pesar de que uno de los más eficientes medios amplificadores de fake news tuiteras hizo el desmentido, eso sí, con un solo y tímido tuit sobre misma la nota falsa que ayudó a mantener en primer lugar de las tendencias durante días a punta de tuits convulsivos y miles y miles de robotizados retuits.
El reguero ya está hecho. Con la aclaratoria se lavan las manos y fingen una decencia que a sus lectores no les importa. Lavadas las manos, vuelven a su faena, que no otra que volvérselas a embarrar, pretendiendo embarrar la verdad.
Mientras el Coqui y sus secuaces chapoteaban en la piscina falsa, la morgue de Bello Monte amanecía con un montón de cadáveres en bolsas negras regados por la calle. Según el infomercenario mayamero que difundió la foto terrorífica, El COVID y el gobierno malvado nos habían llevado a esto. Llegó por fin el tan deseado día, cuando, culpemaduro, muertos se desbordan por las ventanas de los hospitales, chorreándose por las calles hasta apilarse en frente de la morgue que ya no da para más. ¡Sienta miedo, señor. Sienta mucho miedo, señora! Que si no se los lleva el COVID, se los lleva el Coqui. Retuit, retuit, y páselo también por Whatsapp, que su angustia y zozobra es nuestro negocio.
Desmentido el impúdico mentiroso mayamero, se agacha y evade inventando otra mentira, como debe ser, y acusa de "chavista" al desmentidor que ahora tiene que desmentir, no una, sino muchas veces, porque él chavista no es.
Mentiras en todos los frentes, y qué mejor frente para mentir que un frente de guerra. En Apure, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana combate a fuerzas irregulares colombianas, una especie de Al Qaeda tropical que el subgobierno de Duque, por mandato de su amo gringo, intenta implantar aquí como germen de la guerra que nos quieren –y no nos pueden– imponer. No hay mejor escenario para que supure la mentira que un escenario de guerra y más en estos tiempos, cuando la verdad hay que excavarla cuidadosamente de entre un millón de mentiras y medias verdades, que son mentiras también.
Así es como en Apure los paramilitares ahora son laboriosos y pacíficos campesinos que no siembran maíz, sino minas antipersonales, claro, pero eso qué importa si las mentirosas ONG de la USAID están ahí para blanquearlo todo. Que los malos son los soldados venezolanos que pretender liberar su propio territorio de narcoparamilitares colombianos. Que el ejército malvado metió preso a un periodista que cruzó ilegalmente la frontera y lo "torturo" resguardándolo del tiroteo y sirviéndole un malvado almuerzo. Que Venezuela es el país que preocupa a la ACNUR, que se ve obligada a correr al lado colombiano del conflicto para poner un montón de carpas para los desplazados venezolanos, que según la tele alemana DW nada más del pueblo de La Victoria 5 mil de sus 3 mil 500 habitantes han cruzado hacia Colombia huyendo de la violencia madurista… ¡Colombia! Donde nadie ha visto los campamentos del preocupadísimo ACNUR para proteger a los casi 8 millones de desplazados internos de la guerra eterna de allá que nos quieren traer para acá.
Y Duque sube a la tarima y empieza a proyectar sobre Venezuela sus propias miserias, las miserias que la oligarquía, y ahora la narco oligarquía colombiana, ha impuesto desde el comienzo de los tiempos y por los siglos de los siglos al pueblo colombiano. Y sus falsos positivos tienen eco en los grandes medios, monopolios de la mentira que ya es tan grotesca que nadie la cree, pero no importa, porque esta es la era del cinismo.
Y como si la realidad ya no fuera lo suficientemente compleja, desde hace varias semanas corre una nueva versión de aquella infructuosa campaña de miedo de las pirañas robapelos, que ahora mutaron a hombres que roban mujeres enteras, o al menos lo intentan sin mucho éxito porque ellas terminan siendo salvadas cinematográficamente por héroes anónimos que las ayudan a llegar a casa para poder contarlo todo en las redes sociales, pero nunca en la policía. Terrorífica campaña que no cuajaba y que finalmente tomó fuerza en las tendencias noticiosas, cortesía de Caraota Digital, que, dentro de unos días, tímidamente, se desmentirá.
Y para que la maraña de mentiras sea más mentirosa, Guaidó anuncia que tiene COVID 19 y culpa a Maduro de no sé qué cosa y tres días después anuncia que se curó y culpa a Maduro de no sé qué más. Y como de mentir se trata, dice que estuvo trabajando y ya no se puede mentir más.
Mentiras agarradas al vuelo en tan solo cinco días. Mentiras desbocadas que anuncian y acompañan un nuevo y desesperado intento de derrocar la verdad de Venezuela. Mentiras que son las armas de quienes no tienen la razón. Mentiras que no han podido y, como siempre, no podrán.
¡Nosotros venceremos!