En un reportaje estigmatizante contra Venezuela, pero presentado mediante explicaciones pormenorizadas, la agencia de noticias Reuters refirió un conjunto de prácticas que estaría ejecutando Petróleos de Venezuela, S. A. (PDVSA) para superar las trabas comerciales que le han sido impuestas por el bloqueo estadounidense.
La publicación detalla diversas acciones que Venezuela estaría emprendiendo conjuntamente con Irán y Rusia, igualmente con un grupo de nuevas empresas aliadas, para colocar despachos de crudo en el mercado internacional y así superar las medidas coercitivas y unilaterales que han sido ejecutadas por Estados Unidos y otros aliados contra nuestro país.
Venezuela, que contaba con una producción de crudo de 2 millones de barriles por día en 2017, ha sufrido una dramática caída en sus exportaciones y a falta de clientes el país se ha visto obligado a detener el bombeo desde sus pozos, cayendo la producción a un promedio menor a 400 mil barriles por día según cifras OPEP reportadas a mediados de este 2020.
La economía venezolana, altamente dependiente de divisas extranjeras, tiene también una particular dependencia de la actividad petrolera. Más del 90% de las divisas que históricamente ingresan al país se han generado por las exportaciones petroleras del Estado venezolano, lo cual coloca a las autoridades del país y a PDVSA en el empleo de mecanismos excepcionales para superar la asfixia.
El aprendizaje de la experiencia iraní
Según Reuters, Venezuela estaría siendo asesorada por los iraníes, quienes han acumulado pertinentes niveles de pericia para eludir los boicots comerciales que han sido aplicados contra la nación persa de manera intermitente en las últimas décadas.
El andamiaje comercial petrolero, fuertemente sujeto a las regulaciones y prácticas moduladas principalmente desde países consumidores, se ha consolidado sobre la base de la transparencia en los mecanismos de registro de empresas, la certificación de la actividad comercial, los protocolos de despacho y un conjunto de normativas de navegación comercial para el traslado de crudo.
Todos estos ítems habrían sido progresivamente modificados u omitidos en el hecho por Irán en prácticas consolidadas durante años, que le habrían permitido sostener algunas modestas exportaciones petroleras a hurtadillas de las medidas de "máxima presión" de los estadounidenses.
Un funcionario petrolero iraní consultado por Reuters, en el referido reportaje, admitió un intercambio de información entre ambos países. "Tenemos reuniones y discutimos una variedad de temas, incluido el comercio y las formas de eludir las sanciones de Estados Unidos", señaló.
En octubre, un avión iraní, burlando las sanciones de EEUU, aterrizó en Venezuela con materiales y repuestos para las refinerías venezolanas https://t.co/temEzq5OXT
— Misión Verdad (@Mision_Verdad) November 11, 2020
Según Reuters, PDVSA está ahora implementando algunas de estas prácticas y apoyándose en la infraestructura secundaria y discreta que los iraníes, con apoyo de los rusos, han construido para eludir los bloqueos.
Algunas de estas prácticas serían el registro deliberado de asociaciones con empresas "fantasma", para crear información falsa y ocultar a los socios reales. Esto consiste en el registro de empresas mediante información escasa, difusa e incompleta, en lugares como Moscú y Hong Kong.
Unas 21 empresas, muchas de ellas no involucradas o sin registro en la actividad petrolera, serían las nuevas sociedades de PDVSA para relanzar sus exportaciones.
PDVSA estaría dando al traste con viejos mecanismos en su normativa interna para vender crudo a intermediarios. Anteriormente la estatal solo efectuaba despachos a quienes estuvieran involucrados directamente en actividades de refinación y tuvieran más de dos años catalogados y certificados como operadores comerciales del ramo.
Venezuela se estaría apoyando en flotas de barcos que realizan cambio de nombre y cambio de bandera a embarcaciones. Reuters refiere el caso de la embarcación "Otoman", supuestamente apostada en costas venezolanas. Dicha embarcación no cuenta con registro alguno en las bases de datos marítimos y cuenta con un número de identificación a cargo de la Organización Marítima Internacional que había sido asignado a la embarcación llamada "Rubyni".
Sin embargo, "el Rubyni fue reportado como fuera de servicio hace dos años, registran las bases de datos. Imágenes satelitales proporcionadas por TankerTrackers.com, un servicio independiente de monitoreo de embarcaciones, muestran que el barco fue desguazado en la costa de Bangladesh en 2018", refiere Reuters.
PDVSA estaría triangulando comercialmente con Rusia, tal como hacen los iraníes, trasladando pequeñas exportaciones de crudo que una vez fleteadas tendrían como destino final el mercado asiático. Lo que infiere que las acciones de los estadounidenses contra Rosneft estarían propiciando la intermediación y la triangulación ante la imposibilidad de las actividades comerciales regulares impuestas por el bloqueo. Recordemos que Rosneft se retiró de Venezuela en marzo de este año pero una sociedad comercial bajo juridiscción del Kremlin asumiría actividades en nuestro país.
Los barcos que participan con PDVSA en estas operaciones, una vez cargados desde Venezuela, apagan sus GPS y desaparecen de los servicios satelitales, tal como han hecho las embarcaciones iraníes que recientemente han llevado gasolina a Venezuela.
Estas embarcaciones en altamar desaparecen de los satélites y reaparecen luego en otras latitudes, y en varias ocasiones con cambios de número, de nombre y registros.
"Viajar con el transmisor apagado significa que barcos pueden ser renombrados mientras tienen la señal apagada y esa información solo es compartida cuando encienden de nuevo la señal. Esto suele suceder semanas o incluso meses después de haber abandonado aguas venezolanas", señala Reuters.
La agencia refiere los casos de dos embarcaciones que estarían operando para Venezuela: el Lion 1 y el Vinland. El transmisor del Lion 1 ha estado fuera de línea desde finales de 2018, según la firma consultora energética Refinitv Eikon, mientras que la embarcación Vinland, según la empresa Dido Shipping Company SA, con sede en Grecia, "está siendo desmantelado en Turquía desde junio pasado", cita la agencia.
Otra práctica que estaría siendo ejecutada por PDVSA y que habría sido aprendida de los iraníes sería la transferencia de carga de una embarcación a otra, en altamar. Con los dispositivos de localización apagados, estas cargas pasan de un buque a otro para disimular los despachos y procedencia del crudo, incorporándolos de esa manera al mercado regular.
Según Reuters, estas maniobras estarían impulsando un salto en las exportaciones y por ende en la producción de crudo venezolano, que, según el medio británico, estaría alcanzando unos 700 mil barriles por día en septiembre pasado.
La excepcionalidad y audacia que demanda maniobrar los bloqueos
En febrero de este año, autoridades venezolanas detuvieron a dos gerentes de la estatal PDVSA pertenecientes a la Dirección de Comercio y Suministro, encargada de las operaciones comerciales impo y expo de la petrolera. Estos funcionarios fueron sindicados por la Fiscalía venezolana de haber facilitado la fuga de "información estratégica" sobre las operaciones y aliados comerciales de la estatal.
Seguidamente en marzo, autoridades estadounidenses se ufanaron de anunciar un conjunto de "sanciones" contra embarcaciones y empresas de fletes para la actividad petrolera, que estarían llevando gasolina a Venezuela o trasladando crudo venezolano, entre ellas TNK Trading International, filial de la rusa Rosneft, desencadenándose en ese mes un importante pico de desabastecimiento de combustibles en la nación caribeña. Las medidas contra embarcaciones se extendieron los meses siguientes.
La agencia de noticias estadounidense AP ha referido que las medidas de asfixia comercial contra Venezuela se han concretado en diversas acciones contra más de 50 embarcaciones relacionadas a la actividad venezolana, especialmente las vinculadas al traslado de combustible y aditivos para la elaboración de gasolina en Venezuela.
Evidentemente, para PDVSA, el bloqueo estadounidense que se ha profundizado durante 2020, ha impuesto un cambio de reglas en sus actividades comerciales tradicionales, que habían sido construidas a la medida de las regulaciones y protocolos internacionales.
PDVSA es centro de las batallas políticas e ideológicas más importantes de la historia contemporánea de Venezuela https://t.co/temEzq5OXT pic.twitter.com/jGCpoD5UJl
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Ahora el país parece estar rediseñando en el hecho su cadena de procesos comerciales bajo parámetros de excepcionalidad y oportunidad.
Venezuela ha puesto al ruedo recientemente el instrumento legal denominado Ley Antibloqueo, un marco legal que enfatiza "inaplicar" selectivamente regulaciones y tramos de algunas leyes esenciales, acorde a parámetros discrecionales de la política de Estado originados desde las circunstancias impuestas por el bloqueo.
En materia petrolera, esta ley tendría un énfasis en algunos mecanismos previstos en la Ley Orgánica de Hidrocarburos, para establecer alianzas comerciales sin cortapisas institucionales y jurídicas y, además de ello, establecer una reserva en el acceso a la información de las operaciones que realizará PDVSA en lo sucesivo, con el propósito de proteger a los aliados y a la propia estatal de las acciones de los estadounidenses.
Parece evidente que ante las prácticas de piratería y cacería comercial delineada por el bloqueo petrolero, Venezuela está actuando a medida y en correspondencia, afinando su actividad comercial y blindando su base jurídica. Cuestiones que en el hecho dan un paso al frente a solo "resistir" las embestidas del boicot.
Venezuela estaría aplicando en el terreno prácticas que a otros países como Irán les ha costado años desarrollar. Evidentemente, la Ley Antibloqueo pasa a ser en este punto un signo claro de una comprensión y asimilación de las autoridades venezolanas, de las particularidades, desfiguraciones y nuevas realidades impuestas en los bloqueos. Algo que a varios gobiernos de países bloqueados les costó años o décadas interpretar y asumir en el hecho y en sus legislaciones.