Las elecciones para Asamblea Nacional (AN) y gobernaciones en Venezuela se perfilan como un importante evento para determinar las correlaciones de fuerza en el ecosistema político y las tendencias en los procesos de gobernanza en el país durante los próximos años.
El proceso pautado para el próximo 25 de mayo será técnicamente una megaelección, por la cantidad de cargos a definir, pero también por su significado político.
Se escogerán puestos a gobernadores para 24 entidades, incluída la Guayana Esequiba, y los curules parlamentarios en los respectivos consejos legislativos.
También se elegirán 287 diputados mediante circunscripciones, voto lista regional y voto lista nacional, quienes ocuparán cargos en la —AN hasta enero del año 2031—.
Contexto político de las oposiciones
El marco de maniobra de las oposiciones al chavismo está determinado por su endémica y estructural división. Sobre este sector, visto como un todo, pesa ahora una importante diatriba basada en el abstencionismo versus la necesidad de los partidos y dirigentes de disputar los espacios y mantenerse en el ruedo electoral.
Como es sabido, el sector representado en María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, con apoyo de algunas organizaciones que conforman la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), propone la inmovilidad política bajo la premisa de efectuar operaciones de cambio de régimen en el país, en connivencia con Estados Unidos y su secretario de Estado, Marco Rubio.
Pero otros sectores han salido al paso y han preferido organizarse para acudir al evento comicial. Entre ellos figuran los cuatro gobernadores antichavistas que actualmente dirigen el gobierno en Zulia, Barinas, Cojedes y Nueva Esparta.
Pero junto a ellos ha surgido otro grupo de dirigentes que ha tenido la iniciativa de formar una nueva coalición o movimiento político. La Red Decide (Defensa ciudadana de la democracia), presentada el 2 de abril de 2025 según señala el sitio web Polianalítica, "marca un cambio estratégico de un sector de la oposición venezolana al priorizar la participación electoral como herramienta de resistencia democrática, mientras rechaza las sanciones económicas internacionales y los aranceles secundarios vinculados a Venezuela".
Este movimiento está liderado por autodenominados "moderados" como Jesús "Chuo" Torrealba —quien coordina la iniciativa—, Henrique Capriles, Henri Falcón, Tomás Guanipa, Andrés Caleca y Vladimir Villegas, entre otros.
La Red Decide es resultado de la nueva fractura interna de la oposición tras los sufragios presidenciales del 28 de julio de 2024 y el colapso táctico y estratégico de la agenda de golpe y quiebre institucional orquestada por Machado y González en fechas claves, como la del 10 de enero de este año, al no cumplir la promesa de que el excandidato septuagenario asumiría el poder en el país a la fuerza.
Este cúmulo de actores, junto con otros pequeños partidos de la coalición Alianza Democrática, estarían en conversaciones para lograr candidaturas unitarias y conformar una grilla de dirigentes competitivos a gobernaciones y cargos en la AN.
Sin embargo, estos dirigentes y agrupaciones lidian con varios obstáculos.
Uno de ellos es el peso de la inercia abstencionista, favorecido por la imponente asimetría comunicacional y el dominio del discurso público que el sector de la derecha más radical ha logrado, mediante ingeniería de redes sociales y alto posicionamiento de contenidos por los algoritmos.
Para la jornada del 28 de julio del año pasado gran parte del músculo orgánico electoral opositor —si bien fue limitado y no logró sus objetivos— se afianzó alrededor de Machado y Magalli Meda, responsables del Comando ConVzla. Esto debilitó a los partidos de la PUD, de donde derivan los dirigentes que hoy luchan por ganar cargos en mayo.
La debilidad de las orgánicas electorales de las oposiciones es transversal y también es resultado de las divisiones intrapartidos. Este es el caso de Primero Justicia —PJ, sin tarjeta electoral—, donde Capriles ha protagonizado una disputa abierta denunciando el secuestro de su organización a manos de la agrupación Vente, liderada por Machado.
También ha repercutido la división de Acción Democrática (AD). Este partido es el más ganador de cargos entre las oposiciones en los últimos 25 años.
La formación —sin tarjeta electoral— de Henry Ramos Allup se ha mantenido fuera del camino electoral; el veterano adeco solo se ha dedicado a hacer "política" tras bastidores. Mientras que Bernabé Gutiérrez —quien posee los colores y tarjetas de la organización— ha logrado encauzar su partido a ganar ciertos cargos, con una militancia sedimentada.
El abstencionismo promovido en los últimos años, el despliegue al extranjero de muchos "dirigentes" para unirse a los recursos del interinato fake de Guaidó y el quiebre orgánico a causa de las divisiones entre fuerzas opositoras, debilita las aspiraciones del antichavismo para ganar la mayoría de los espacios electorales en mayo.
Pero los resultados anunciados en los comicios de julio refieren un caudal importante de votantes opositores. Estos podrían ser cautivados en estrategias electorales eficaces y las organizaciones con candidatos unitarios podría obtener cargos en bastiones regionales históricos. Esto está por verse.
Contexto político del chavismo
El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y las organizaciones que forman parte del Gran Polo Patriótico (GPP) han construido una oferta electoral que ha sido presentada para puestos a gobernadores y para parlamentarios nacionales.
El primer vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello, ha divulgado listas de líderes de la organización en las que se aprecian ciertas características transversales en las propuestas de candidatos y candidatas a los cargos a elegir.
Hay un aumento en cuanto a líderes femeninas, existen muchas candidaturas de dirigentes jóvenes y gran presencia de figuras de sólida experiencia, que han sido ratificadas como elegibles.
El PSUV realizó un proceso de consultas a sus bases para que postularan a sus candidatos. El método aplicado fue el de asambleas simultáneas realizadas en comunidades del país.
El momento político del chavismo también está signado por importantes desafíos, como es el contexto económico adverso, que ha recrudecido por la imposición de nuevos ataques económicos y cancelación de licencias petroleras. Pero la economía internacional también se resentirá por las políticas comerciales emanadas desde la Casa Blanca, con sus respectivas repercusiones en Venezuela.
El cuadro de presiones multifactoriales externas tiende a aglutinar fuerzas de apoyo al gobierno del presidente Maduro. Pero la combinación del contexto económico incierto general, las tendencias abstencionistas y debilidades organizativas entre los opositores, así como los tipos de cargos a elegir, podrían limitar los niveles de participación general en la jornada.
El factor de legitimidad acorde a la participación de votantes será clave para el mes de mayo.
El GPP desarrollará su estrategia promoviendo el voto, instando a la cohesión de su militancia y promoviendo sus liderazgos en una campaña que será completamente territorializada y centrada en la base.
Ecosistema político y gobernanza
Para las oposiciones participantes en el evento comicial existe el importante reto de lograr reconfigurar las tendencias entre el macro-sector que rechaza al chavismo.
Estos grupos, denominados "no radicales" y "democráticos", pretenden desplazar a otros sectores que consideran erráticos, por guiar a sus seguidores y fuerzas, en una prolongada senda de traspiés: la pérdida de autonomía estratégica al delegar su dirección a burócratas en Washington, promover el interinato fake de Guaidó, desvincularse de la población al solicitar sanciones ilegales, reincidir en el abstencionismo quebrando las facultades territoriales y sectoriales de los partidos y por profundizar divisiones a causa de nuevos caudillismos, como el que representa María Corina Machado.
Estos grupos pretenden recomponer el ecosistema opositor desde las ruinas que generó el colapso de la estrategia luego del 28 de julio. Por eso acuden a sus bases, con la maniobra vectorial de lograr nuevos apoyos, recomponer la organización del voto y hacer oposición desde los cargos ganados en mayo.
Este proceso podría alterar nuevamente el universo político opositor, y dar presencia a formas de organización basadas en liderazgos de tipo tradicional, históricos y no abstencionistas.
Jesús "Chuo" Torrealba, quien fuera el principal conductor de la estrategia que dio la victoria a la oposición en 2015, ha afirmado que la intención de la Red Decide es "reencantar y movilizar a una sociedad agotada por años de crisis y frustraciones". También ha sugerido que es necesario redefinir las correlaciones de liderazgo opositoras como un paso para superar su crisis estructural de representación.
En cuanto al chavismo, la alineación política entre el Ejecutivo y el parlamento es crucial para el funcionamiento institucional del país.
Es sabido que las elecciones parlamentarias de 2015 resultaron desastrosas para el chavismo y el país, no solo por el saldo adverso sino por el significado de que la oposición dominara el Parlamento. Esto derivó en choques de poderes, intentos de quiebre institucional y recrudecimiento de las operaciones de cambio de régimen, con sanciones ilícitas y la configuración de un proyecto —fallido— de paraestado al servicio de Washigton.
Desde 2020 las fuerzas del GPP lograron retomar la mayoría parlamentaria, lo cual se ha traducido en una normalización de la vida institucional y el funcionamiento del Estado.
Este factor será clave para este año. Con un nuevo cuadro económico adverso, el presidente Nicolás Maduro ha relanzado su estrategia de maniobrar la coyuntura desde un nuevo Decreto de Emergencia Económica.
La dirigencia de su gobierno necesitará una AN que apoye sus iniciativas. Pero también necesitará gobernaciones y alcaldías que se ajusten a las nuevas realidades en la recaudación tributaria y reforma presupuestaria, que están por venir y que han sido señaladas en el nuevo decreto.
El marco extraordinario y excepcional que impone la situación derivada por decisiones del gobierno de Washington demandará un incremento de la eficacia del Estado, cohesionar los factores de gobernanza y promover estrategias de reimpulso económico profundas.
Además, existiendo un cuadro de amenazas multisectoriales contra Venezuela, el chavismo dirigente está en la obligación de resguardar la seguridad integral del país fortaleciendo las instituciones nacionales, más allá de la pluralidad de partidos y actores que conformen la AN o el poder regional.
Esto demandará esfuerzos adicionales de diálogo, trabajo y acuerdos entre las distintas fuerzas políticas con cargos de representación.