La configuración petrolera y rentística de la economía venezolana ha marcado su patrón de funcionamiento en los últimos 100 años. El aspecto más visible de esta configuración histórica es la dependencia de las importaciones de una amplia gama de bienes y servicios tanto de consumo final como de materias primas para uso industrial, financiadas en gran medida con el dinero derivado de las exportaciones petroleras: los "petrodólares".
Esta relación de dependencia ha creado un marco de vulnerabilidad histórica que ha lastrado las posibilidades de un desarrollo económico endógeno y genuino en Venezuela. La economía venezolana, justamente por la condición importadora impuesta por las compañías petroleras estadounidenses y angloholandesas a principios del siglo XX, se encuentra notablemente expuesta a las turbulencias económicas globales y a la caída de los precios en el mercado petrolero internacional.
Históricamente, Venezuela ha estado marcada por estos vaivenes. Las caídas severas en el ingreso petrolero en otras épocas debido al declive de los precios internacionales del crudo han derivado en crisis económicas, impidiendo mantener en alto el ritmo de importaciones para abastecer el mercado interno.
La dependencia de las importaciones es superior al 50%. Esta cifra varía en función del renglón del producto importado, pero en términos generales el balance ha sido históricamente negativo.
Las principales importaciones venezolanas se dividen en: petroleras, alimentos y medicinas, materias primas e insumos industriales.
En algunos renglones, la dependencia supera el 70%, como es el caso de algunos insumos químicos para medicinas y materias primas alimentarias o para el consumo final (arroz, trigo, maíz, etc.).
Por vía directa o indirecta, el Estado venezolano ha asumido la gran mayoría de las importaciones al controlar el flujo de los petrodólares.
En resumen, el nivel de consumo de la población es altamente dependiente de los productos importados y de las divisas petroleras obtenidas por el Estado venezolano. Por ende, una caída del ingreso petrolero afecta directamente la cantidad de bienes importados, impulsando el encarecimiento de los mismos y disminuyendo la capacidad adquisitiva de la población en última instancia.
Datos y elementos básicos
A sabiendas de esta vulnerabilidad histórica, el gobierno de los Estados Unidos ha desplegado un severo bloqueo contra las importaciones venezolanas, con miras a deteriorar el consumo de alimentos, medicinas y otros bienes básicos de la población.
Para ello, han implementado diversas estrategias:
- Bloqueo a cuentas de bancos e instituciones venezolanas en bancos internacionales desde donde se realizan los pagos de las importaciones. En 2016-2017, a raíz del Decreto Obama (2015) y de la Asamblea Nacional dominada por la oposición, fueron cerradas las cuentas venezolanas del Estado venezolana en bancos como Citibank, Commerzbank, entre otras instituciones, impidiendo realizar importaciones utilizando el sistema financiero internacional.
- Aplicación de restricciones severas contra PDVSA y Citgo en 2017, 2018 y 2019 que cerraron el mercado estadounidense a la exportación petrolera venezolana, su principal destino. Esto produjo una caída severa en los ingresos percibidos por el Estado venezolano, limitando su capacidad de realizar importaciones básicas. El banco Torino Capital, en un informe publicado en 2019 sobre los impactos de las "sanciones" petroleras, afirma que, entre 2017 y 2019, las medidas de asedio de Washington contra PDVSA provocaron una caída en la producción de 797 mil barriles diarios, lo que representaría unos 16 mil 900 millones de dólares no percibidos.
- Robo, secuestro y confiscación a manos de instituciones financieras internacionales de fondos públicos venezolanos, entre activos petroleros, dinero líquido y oro, por el orden de los 30 mil millones de dólares, lo que representa otro obstáculo estratégico para realizar importaciones. Esta maniobra de saqueo integral se ha justificado en la presidencia fake del diputado Juan Guaidó y su supuesta campaña de "protección de los activos venezolanos".
Esta estrategia de agresión multiforme y bloqueo ampliado contra las capacidades financieras del Estado venezolano para realizar importaciones básicas y vitales para el consumo de la población venezolana, ha tenido resultados dramáticos.
- Según cifras del informe mencionado de Torino Capital, en 2013 las importaciones públicas directas e indirectas estuvieron por el orden de los 45 mil millones de dólares, mientras que las de alimentos ascendieron a 11 mil millones. En los años posteriores se registra una caída crítica hasta llegar al año 2018, cuando las importaciones regulares sólo alcanzaron 9 mil millones de dólares y las alimentos, 2 mil 300 millones de dólares.
- En 2019, según estimaciones privadas apoyadas en cifras del BCV, las importaciones se mantuvieron en un orden similar a las de 2018 pero con una clara tendencia a la baja, agudizando la crisis económica y la inflación debido al colapso de las importaciones y la reducción de la oferta de productos disponibles.
- En 2020, con el recrudecimiento del bloqueo integral contra la economía venezolana por parte del gobierno estadounidense y apoyado por el sector radical de los partidos antichavistas, la caída de las importaciones ha marcado un nuevo hito alarmante. En marzo de este año, el presidente de la Cámara de Industriales y Aduaneros del estado La Guaira, Rusvel Gutiérrez, señaló que la caída de las importaciones privadas había caído en un 98%, agravando la crisis inducida de las importaciones públicas.
- Recientemente, en el marco de la presentación de la Ley Antibloqueo, el presidente Nicolás Maduro detalló: "Entre 2014 y 2019, Venezuela experimentó la más brusca caída de ingresos externos de su historia, quizás es primera vez que me refiero a estos números de manera pública: en seis años perdimos el 99% del volumen de ingresos en divisas". La cifra presentada por el Presidente ilustra el colapso de las importaciones producto del bloqueo y cómo ha sido deteriorado el ingreso en divisas del país para poder realizar compras extranjeras que permitan enfrentar la crisis.
Se puede afirmar que el bloqueo de los Estados Unidos contra Venezuela ha agudizado la crisis de la economía rentística venezolana, aprovechando sus vulnerabilidades históricas.
El colapso de las importaciones inició en 2014-2015, justo cuando las primeras medidas de bloqueo comenzaron a ejecutarse de manera formal contra Venezuela, lo cual ha deteriorado la capacidad adquisitiva del venezolano de a pie.
El Estado venezolano, pese a la crisis de los precios petroleros y el asedio contra PDVSA, cuenta con los recursos necesarios para elevar las importaciones. ¿Qué lo impide? El secuestro de más de 30 mil millones de dólares en el extranjero, la confiscación ilegal de Citgo y el aislamiento forzado del país del sistema financiero internacional para realizar las compras de productos que el país necesita.
Dado que el bloqueo ha desplomado las importaciones, la tarea estratégica para el nuevo ciclo parlamentario debe fundamentarse en tres estrategias de ofensiva: ruptura del bloqueo, realización de importaciones estratégicas y cambio de orientación del modelo económico hacia la producción interna para superar el obstáculo histórico de ser una economía dependiente.
El diputado Juan Guaidó y los diputados opositores ligados a su falso interinato han sido cómplices y artífices de la caída de las importaciones venezolanas: en 2017, Julio Borges envío decenas de cartas a bancos internacionales para que cerraran las cuentas venezolanas y, en adelante, directamente solicitaron "sanciones" para bloquear la principal fuente de ingresos del país: PDVSA.