Frente a la eventual revocación de las licencias petroleras concedidas a Venezuela en octubre del año pasado, ¿cuál sería el impacto económico?
El economista opositor, Francisco Rodríguez, sostiene que las mejoras, aunque moderadas, en la producción de la industria petrolera no son un indicador suficiente para abordar esta cuestión.
Si bien la producción de petróleo ha aumentado desde el otorgamiento de la licencia a Chevron (Nov 2022) y la Licencia General 44 (Octubre 2023), este aumento parece simplemente reflejar la continuidad de una tendencia de recuperación que había comenzado a mediados de 2020. pic.twitter.com/eH1WUYKK72
— Francisco Rodríguez (@frrodriguezc) February 1, 2024
Esto se debe a que el aumento en la producción es el resultado de una tendencia de recuperación que se inició mucho antes de que Chevron y la Licencia General N°44 fueran otorgadas, y que se basa en la capacidad de adaptación de Venezuela al régimen de sanciones.
En relación a los ingresos, Rodríguez señala que los incrementos registrados el año pasado sí pueden estar relacionados en cierta medida con las licencias, por lo que analizarlos proporcionaría una visión más clara sobre el impacto que acarrearía la reinstauración de las sanciones.
El economista destaca que las licencias permitieron que la producción venezolana se abriera al mercado estadounidense e indio, algo que no estaba permitido bajo las sanciones, lo cual llevó a China a ocupar el papel de principal comprador.
En Diciembre de 2022, China era el destino del 79% de las exportaciones petroleras venezolanas. Para Diciembre de 2023, China representa solo el 38% de las exportaciones venezolanas, mientras que Estados Unidos e India conjuntamente representan el 57% de estas. pic.twitter.com/6o7G8fR4dy
— Francisco Rodríguez (@frrodriguezc) February 1, 2024
El levantamiento de las restricciones que impedían a Venezuela vender su petróleo en mercados más cercanos ha tenido un impacto considerable en el precio que el país puede exigir por su crudo. Como resultado, se ha observado una marcada reducción en la brecha entre el precio del petróleo venezolano y los marcadores internacionales. En los últimos 14 meses, el descuento del crudo Merey venezolano en comparación con el Brent ha descendido de $22,8 a $13,8, en dos fases distintas: primero, tras la concesión de la licencia a Chevron, y luego, tras la emisión de la Licencia General 44.
Calculado conforme al nivel actual de exportaciones, esta disminución en el descuento aplicado al crudo venezolano representa ingresos adicionales por un total de $2,7 millardos de dólares anuales, lo que, aunque refiere un avance, su expresión es equivalente a un poco más del 2% del PIB.
¿Venezuela perderá el acceso a esa cantidad de ingresos con la suspensión de las licencias? El escenario es incierto, puesto que el gobierno estadounidense no ha amenazado con eliminar la licencia de Chevron. De revocarse sólo la Licencia 44, la disminución en los ingresos sería menor, representando solo el 1.4% del PIB.
Otro elemento que Rodríguez pone a consideración es que el impacto de la caída de los descuentos no radica en el permiso otorgado por la Licencia 44 a PDVSA para vender petróleo a Estados Unidos, ya que la representación y las cuentas bancarias de la empresa en ese país permanecen secuestradas, sino más bien a la disposición de EE.UU. para permitir a empresas no estadounidenses comprar petróleo venezolano.
Esta situación plantea la posibilidad de que, si EE.UU. continúa transmitiendo a empresas no estadounidenses que no serán objeto de sanciones secundarias si mantienen su asociación con Venezuela, aunque revoque la Licencia 44, los efectos económicos para la industria venezolana serán incluso menores que esa representación del 1.4% del PIB.
Lo que revela esta situación es que la propaganda respaldada por el gobierno estadounidense, que afirma una significativa flexibilización de las sanciones contra Venezuela, carece de fundamentos reales. En concreto, la industria petrolera nacional continúa enfrentando hostilidades económicas desde el extranjero, y las mejoras en la producción y los ingresos se deben principalmente al esfuerzo propio, con una influencia positiva, pero moderada, otorgada por las licencias.
El chantaje mostrado por Estados Unidos podría estar siendo, en realidad, una operación mediática tendiente a mostrarse "duro" con el gobierno venezolano ante la inhabilitación de su candidata, enteniendo que las simples flexibilizaciones a través de licencias no representarían, en el corto plazo, un verdadero incentivo para el gobierno bolivariano, quien apuesta por un levantamiento incondicional del régimen de sanciones impuesto.
Así las cosas, el gobierno sabe que la contraparte no está dispuesta a negociar en igualdad de condiciones ni a respetar su soberanía. Además, comprende que las "flexibilizaciones" encubren un doble rasero. Aunque está abierto al diálogo, no cede cuando la otra parte intenta regresar a una política hostil e injerencista.