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Entre el 14 y el 17 de junio se celebrará la 26ª edición del Foro Económico Internacional de San Petersburgo (Foto: Cancillería de Rusia)

El Foro de San Petersburgo como faro de los cambios globales

Hace un año, en pleno auge de la Operación Militar Especial en Ucrania, el presidente Vladímir Putin daba su disertación en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo (SPIEF, por sus siglas en inglés) explicando a líderes del mundo y a representantes de los distintos sectores económico-financieros las circunstancias dinámicamente cambiantes del momento y que siguen en curso en torno a los temas que compenten a ese gran evento.

En ese entonces el presidente ruso comentó: "Una vez más, las "sanciones" como herramienta han demostrado en los últimos años ser un arma de doble filo que daña mucho, si no más, a sus defensores y arquitectos".

Esto lo admite la Oficina Estadística Europea (Eurostat). En enero de este año indicó que "con la Unión Europea (UE) imponiendo restricciones a la importación y exportación de varios productos los efectos se han vuelto particularmente visibles en los últimos meses. El comercio de la UE con Rusia se ha visto fuertemente afectado".

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Comercio de bienes entre la Unión Europea y Rusia, enero 2021-septiembre 2022 (Foto: Eurostat)

De acuerdo con el gráfico anterior, la caída del intercambio comercial entre Rusia y la UE es notable, la participación de Rusia en las importaciones de los países de la UE cayó de 9,5% a 5,3% entre febrero y septiembre de 2022, siendo el comercio de los recursos energéticos, como el gas y el petróleo, el principal afectado.

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La participación de Rusia en las importaciones de los países de la UE cayó sobre todo en los recursos energéticos (Foto: Eurostat)

La actual dinámica económica y comercial de Rusia con Europa y Estados Unidos da pie para que el tema sea discutido en el marco del SPIEF, pero no para seguir hablando de sus consecuencias negativas, tanto para tirios como para troyanos, sino para el flujo de nuevas oportunidades económicas, financieras y comerciales entre flamantes y viejos socios.

En la edición de este año, a celebrarse entre 14 y el 17 de de junio, en la previa el presidente Putin expresó su confianza en que el foro continuará "contribuyendo a resolver los desafíos económicos globales y sirviendo como un ejemplo de diálogo constructivo".

A raíz de los últimos acontecimientos geopolíticos, surge la pregunta: ¿Cuál es el impacto de este foro a nivel global? Antes de responderla, es menester desprender las circunstancias que condujeron a su fundación.

Recuento e impulso

El SPIEF se lleva a cabo desde 1997 y se conocía como Foro Económico de San Petersburgo. En esa época Rusia estaba adaptando su economía con ciertas reformas para adentrarse en el mercado global que estaba reacomodándose. En términos de inversión extranjera, en 1997 la administración de Boris Yeltsin buscó crear un espacio para atraer el capital extranjero para empujar su desarrollo económico y el clima de inversión.

Se establece en San Petersburgo por su carácter histórico desde que Pedro el Grande la estableciera como capital, aparte de ubicarse como el puente de Rusia con Europa por su salida al Mar Báltico, de vital importancia a escala geopolítica y comercial. De esta manera, la ciudad rusa crea una atmósfera propicia para los intercambios económicos.

Aunado a ello, el puerto de San Petersburgo tiene una gran importancia comercial para Rusia y la región euroasiática, es decir, ese puerto es una puerta de entrada vital para el comercio y el transporte internacional porque cuenta con una infraestructura de altura que facilita el manejo de una amplia gama de carga y dinamiza las cadenas de suministro globales, especialmente las que distribuyen materia primas y productos energéticos.

Con el éxito de la primera edición por los más de 600 proyectos de inversión que articularon, Yeltsin consideró que debía celebrarse de forma anual; a medida que se realizaba se palpaban mejores resultados. Sólo para el año 2000, al inicio del primer gobierno del presidente Putin, más de 2 mil acuerdos de inversión se suscribieron, sin embargo, el mayor impulso que recibió el SPIEF sucedió en 2005 cuando participó por primera vez un presidente ruso. Putin le inyectó un significativo peso y prestigio a esa plataforma, organizando el evento desde la Fundación Roscongress, creada por el mismo mandatario.

En 2007 el presidente Putin rebautizó el foro, y le dio connotación internacional bajo el nombre que se conoce hoy. Ese año, el monto de los contratos firmados ascendió a 13 mil 500 millones de dólares y los participantes superaban la cifra de las 2 mil personas.

Desde este espacio se concretaron las iniciativas energéticas de cooperación con Europa. En su inicio, en los años 1990, surgió la idea de construcción del gasoducto Nord Stream y a medida que transcurrían sus ediciones más inversionistas europeos se sumaban al gran proyecto ruso junto a Gazprom, para finalmente inaugurarlo en 2011. Luego, en 2015 se ideó el Nord Stream II, que generaba preocupación en la Casa Blanca y que finalmente sabotearon, de acuerdo con investigaciones independientes.

A esto se le ha sumado que luego de cada edición alguna empresa de alto renombre en el mundo se instala en Rusia, por lo general en San Petersburgo: Nokia, Cisco e, incluso, Toyota en 2005, año cuando el evento se programó para que coincidiera con la colocación de la primera piedra de los cimientos de la planta del fabricante de automóviles en San Petersburgo.

Solo en 2022 se suscribieron acuerdos por un total de 97 mil millones de dólares en inversión. En definitiva, desde el año pasado, por las circunstancias geopolíticas conocidas, el foro adquirió mayor relevancia como espacio de respuesta a los grandes obstáculos financieros y comerciales desatados por Occidente. Al fomentar la cooperación Rusia ha logrado resultados importantes in crescendo para nutrir la economía interna.

Por otro lado el SPIEF invita a una amplia gama de países a participar en sus reuniones anuales. Al menos desde 2011 por América Latina han hecho parte países como Brasil, México y, por supuesto, Venezuela.

No obstante, cada año establecen a un país a nivel de jefe de Estado para acompañar la agenda del foro y ser el núcleo de toda la órbita de inversiones. Este año le corresponde a Emiratos Árabes Unidos, señal de la importancia de la región de Medio Oriente para las nuevas redes de intercambio comercial, además de ser miembro OPEP y un importante socio en producción petrolera.

Es importante señalar que la designación de país invitado en SPIEF refleja el enfoque del foro para un año en particular, y destaca la importancia de la cooperación económica y las asociaciones entre Rusia y el país elegido.

Estos gestos de apertura e inclusión dejan ver la visión internacional de Rusia de apoyar la integración regional, lo que otorga una oportunidad para que las autoridades de esos países interactúen con inversionistas internacionales, exploren posibles asociaciones comerciales y promuevan sus intereses económicos.

En 2022 la vicepresidenta Delcy Rodríguez participó en uno de los paneles que ofrece el foro, titulado "Transformación de Cadenas de Cooperación, Nuevas Oportunidades y Perspectivas". La alta funcionaria venezolana declaró que las medidas coercitivas unilaterales estadounidenses y europeas constituyen un problema global que "impactan perjudicialmente la vida de los pueblos y las naciones (…) son un bumerán para Estados Unidos y Europa, producto de su desespero por atacar a países que defienden políticas soberanas".

En esta edición el tema del Foro es "Desarrollo soberano: fundamento de un mundo justo. Unamos nuestros esfuerzos por el bien de las generaciones futuras", y tiene el respeto a la soberanía nacional como núcleo esencial de la agenda del SPIEF.

En el evento de este año participarán 131 países de todas las partes del mundo, con 1 mil 500 moderadores, ponentes y expertos. La agenda mantendrá su tradición de inclusión, paneles, debates y el diálogo empresarial, sin embargo se le dará un impulso a las plataformas multilaterales del este del planeta: Brics, la Organización de Cooperación de Shanghái, la Unión Económica Euroasiática y la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental.

En este reacomodo de nuevos corredores comerciales, cadenas de suministros y nuevas formas de intercambio el SPIEF se ha convertido en una plataforma crucial para promover inversiones que no quedan en el aire y muestran resultados. Y en un escenario de imposición de "sanciones" las nuevas alternativas para superarlas se vuelven cada vez más urgentes. Por ello, el SPIEF puede ser un importante faro para los países que buscan diversificar sus economías.

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