Vie. 20 Diciembre 2024 Actualizado Sábado, 14. Diciembre 2024 - 10:42

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Irán y Rusia están tomando la iniciativa en el establecimiento de redes financieras alternativas para eludir las sanciones occidentales (Foto: The Cradle)

Los sancionados: cómo Irán y Rusia están estableciendo nuevas reglas

El primer Foro Económico de Eurasia, celebrado la semana pasada en Biskek, Kirguistán, debe ser recordado como un hito en el establecimiento de parámetros para la integración geoeconómica del núcleo euroasiático.

Serguéi Glazyev, el Ministro a cargo de la Integración y la Macroeconomía de la Unión Económica Euroasiática (UEE) de Rusia, está coordinando el impulso para diseñar un sistema alternativo monetario-financiero, un post-Bretton Woods III de facto, en cooperación con China.

Según Glazyev, el foro "discutió el modelo de una nueva moneda global de pago vinculada a cestas de monedas nacionales y materias primas. La introducción de este instrumento monetario en Eurasia implicará el colapso del sistema dólar y el socavamiento definitivo del poder político y militar estadounidense. Es necesario empezar las negociaciones sobre la firma de un tratado internacional apropiado dentro del marco de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS)".

Glazyev describió la iniciativa de volcar el sistema financiero global occidental con mayor detalle en una entrevista exclusiva con The Cradle en abril.

Es particularmente relevante entender cómo Glazyev interconecta el avance de la UEE con el creciente rol geopolítico y geoeconómico de la OCS, que sienta en una misma mesa a importantes poderes euroasiáticos: China, Rusia, India, Pakistán, Kazajistán e Irán.

Eso se conecta directamente con el presidente ruso Vladímir Putin, que durante la reunión del Consejo Supremo de Economía Euroasiática apoyó la extensión de un tratado de libre comercio temporal entre la UEE e Irán, la cual es el más reciente miembro pleno (el único de Asia Occidental) de la OCS. Putin dijo que esto debe darse a pesar de "la confrontación con Occidente en conjunto".

La UEE, inaugurada en 2015 con cinco miembros plenos -Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Bielorrusia y Armenia- representa un mercado de 184 millones de personas y un PIB en conjunto de más de 5 billones de dólares. El próximo paso con Irán será implementar un acuerdo integral de libre comercio, posiblemente antes de final de año, de acuerdo al ministro delegado de Comercio iraní, Alireza Peymanpak. Egipto, Indonesia y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) también son candidatos para hacer tratos con la UEE.

Irán, que ha estado forzada durante cuatro décadas a encontrar soluciones creativas para soslayar paquetes de sanciones imperiales en serie, podría tener una o dos lecciones conceptuales que enseñar a Rusia. Los acuerdos de trueque están ganando terreno: Teherán está ofreciendo piezas de repuesto y turbinas de gas a las centrales eléctricas de Moscú a cambio de los muy necesitados zinc, aluminio, plomo y acero para sus industrias metalúrgicas y mineras, de acuerdo con el ministro de Comercio e Industrias iraní, Reza Fatemi Amin.

Y se vienen más trueques en una amplia gama de productos básicos, como se discutió durante una visita reciente del viceprimer ministro delegado Alexander Novak a Teherán.

El otro "RIC"

Lentamente, pero de manera segura, el nuevo RIC (Rusia-Irán-China), en lugar del viejo RIC de BRICS (Rusia-India-China), está intentando integrar sus sistemas financieros. Irán es una cuestión de estrategia de seguridad nacional para China, como un proveedor energético y socio fundamental de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR) en Asia Occidental.

Rusia y China, no obstante, es un asunto mucho más complejo. Extremadamente preocupados de provocar sanciones estadounidenses, los bancos chinos están absteniéndose -al menos por el momento- de incrementar sus acuerdos con los bancos rusos, lo que nos trae a colación el caso de UnionPay:

El proveedor de tarjetas bancarias chinas -crecientemente popular, especialmente a lo largo de Asia- declinó una asociación con Sberbank incluso antes de que el banco más grande de Rusia fuera excluido por la Unión Europea (UE) y Estados Unidos de la plataforma global de mensajería bancaria SWIFT. UnionPay también canceló los planes con otros bancos rusos para emitir sus tarjetas vinculadas con el sistema de pago ruso Mir, que pudiera beneficiarse de la salida de Visa y Mastecard del mercado ruso.

Este es aún un ejercicio de equilibrismo por parte de China. A principios de año en el Foro Boao en Asia, el presidente Xi Jinping fue categórico en el rechazo al "uso gratuito de sanciones unilaterales". Y más de un 80% de las empresas chinas ya establecidas en Rusia parecen continuar con sus negocios con normalidad.

Sin embargo, en términos prácticos, hay serios problemas. El Banco de China y el Banco Industrial y Comercial de China (BICCh) han restringido el financiamiento de materias primas rusas. Incluso el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII), absolutamente fundamental para proyectos de desarrollo sustentable, conectado o no a la IFR, decidió congelar todo préstamo a Rusia y Bielorrusia a principios de marzo para "salvaguardar" su "integridad financiera".

En el frente financiero, los cautelosos bancos chinos, con una exposición occidental enorme, siempre están conciliando el hecho de que cerca del 80% de las transacciones transfronterizas globales aún se hacen en dólares y euros, y solo el 2% en yuanes. Así que el mercado ruso no es exactamente una prioridad.

Paralelamente, el frente de Rusia e Irán es bastante dinámico. Están sobrecargando las liquidaciones mutuas en sus monedas nacionales al "nivel más alto posible", como lo destacó el viceprimer ministro Alexander Novak: "Discutimos junto con los bancos centrales la propagación y el funcionamiento del sistema de mensajería financiera, así como la conexión de las tarjetas de pago Mir y Shetab [iraní]".

Hoy por hoy, la tarjeta Mir aún no se acepta en Irán, pero eso está a punto de cambiar, así como en Turquía, que durante este verano comenzará a aceptar pagos con dicha tarjeta por legiones de turistas rusos. Lo que esto significa en la práctica es que Rusia e Irán conectarán sus bancos al Sistema de Transferencia de Mensajes Financieros (STMF), el equivalente ruso del SWIFT. Los chinos obviamente estudiarán cómo funciona la transición sin contratiempos.

Ahora, compara todo lo anterior con la prospectiva de que pronto no habrá SWIFT en absoluto, como dejó escapar el director ejecutivo de Mastercard, Micharl Miebach, en Davos.

Miebach participaba en un panel sobre el Banco Central de Divisas Digitales, discutiendo los pagos transfronterizos, cuando sugirió que el SWIFT pronto sería una cosa del pasado. Sin lugar a dudas: Moscú ya está echándole el ojo a las divisas digitales y las criptos, y Pekín está empecinado en poner al yuan digital a trabajar en torno a SWIFT y su vinculado CHIPS (siglas en inglés del Sistema de Pago Interbancario del Centro de Coordinación).

Los sancionados, ahora moviéndose rápido

El frente de Rusia e Irán se ha desarrollado rápido desde enero de este año, cuando el presidente iraní Ebrahim Raisi, en una visita a Moscú, entregó un anteproyecto de acuerdo a Putin sobre cooperación estratégica para los próximos 20 años, construyendo sobre "la muy buena experiencia de cooperación entre Irán y Rusia en Siria combatiendo el terrorismo", y expandiendo hacia "las esferas de la economía, la política, la cultura, la ciencia, la tecnología, la defensa militar, así como los asuntos de seguridad y espacial".

Raisi también agradeció explícitamente a Putin "por facilitar la entrada de Teherán a la OCS".

El ministro iraní de Petróleo, Javad Ouji, fue directo al grano en su reunión con Novak en Teherán la semana pasada: "Nuestros países se encuentran bajo estrictas sanciones, y tenemos el potencial de neutralizarlas a través del desarrollo de las relaciones bilaterales… Hemos creado comités conjuntos en torno los asuntos bancarios, energéticos, de transporte y agricultura, así como el tema de la creación de plantas nucleares".

Y esto nos lleva una vez más al culebrón aparentemente eterno de las conversaciones, con sede en Viena, del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC), con el viceministro delegado ruso de Exteriores, Serguéi Ryabkov, ahora señalando que el borrador final "está en un alto grado de predisposición para su adoptación. Hay algunos problemas políticos, que no están relacionales con la finalización del texto".

Retirando la proverbial niebla de confusión de Estados Unidos, Ryabkov declaró cómo “en términos de nuestros intereses, incluso en el contexto de la cooperación nuclear pacífica con Irán, el texto es bastante satisfactorio... no hay nada que 'afinar'”. Entonces, cuando los estadounidenses dicen que el acuerdo es "inalcanzable", agregó Ryabkov, significa que "transmiten los resultados de sus discusiones internas”.

El punto es que, sobre el PAIC, Teherán y Moscú están en sincronía: "Estamos lo que ellos llaman ansiosos, y podría suceder muy rápidamente si la decisión política se hace".

Expandiendo su sincronicidad, Teherán incluso propuso organizar negociaciones entre Moscú y Kiev sobre el conflicto en Ucrania, siguiendo el ejemplo turco. Sin embargo, por ahora, luego del fracaso de Ankara, está claro que los decisores de Washington no quieren negociar, sino una guerra interminable hasta el último ucraniano.

El ministro iraní de Exteriores, Hossein Amir-Abdollahian, se mantiene en sincronía con su contraparte Serguéi Lavrov. En Davos, dijo que el drama ucraniano fue causado por "las acciones provocadoras de Estados Unidos y la OTAN"; ellos "provocaron al Kremlin a hacer esto". Eso es lo que Pekín ha estado insinuando discretamente.

Todo lo anterior muestra algunas de las pruebas y tribulaciones de la integración de Eurasia, y el largo y sinuoso camino a un nuevo sistema de la UEE-OCS. Pero primero lo primero: debe haber algún tipo de acción en el frente de Mir y UnionPay. Cuando se dé esa noticia, la suerte estará echada.


Este artículo fue publicado originalmente en inglés en The Cradle el 31 de mayo de 2022, la traducción para Misión Verdad fue realizada por Ernesto Cazal.

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