El 18 de agosto de 2021, el presidente Nicolás Maduro Moros agradeció por Twitter, a la Asamblea Nacional, la aprobación del texto que se había suscrito en México. Por ello, por esos días parecía que estábamos a las puertas de conseguir un marco de acuerdos que hasta ahora no se habían conseguido. Pues habíamos llegado allí después de un proceso de preparación que había tomado varios años y esa mesa había logrado constituirse de manera autónoma y libre de chantajes, según lo que había informado el Presidente días antes de este encuentro.
Sin embargo, fue precisamente el advenimiento de actos que el gobierno consideró como chantajes, imposiciones e incumplimientos los que llevarían a la suspensión del proceso de diálogo en México, cuando fue trasladado Alex Saab a los Estados Unidos y tras una sucesión de actos tenidos como intervencionistas y saboteadores por el gobierno. En especial, las permanentes declaraciones de Iván Duque y James Story.
Pese a ello, los sucesos ocurridos en México no ponen fin a la voluntad de diálogo del gobierno presidido por Nicolás Maduro y arrojan algunos avances, desde los cuales estimamos se dan nuevos escenarios, denominados por el mandatario como el "reformateo" del proceso de diálogo.
Avances concretos en México
En una entrevista con el periodista y ministro Ernesto Villegas, en septiembre de 2021, el Presidente de la República enumeró algunos de los avances que consideró más importantes de las mesas que se sostuvieron en México, siendo estos los que más valoró:
- Del memorando firmado, se deduce que en Venezuela existe un solo gobierno y es él quien lo dirige. En consecuencia, se desmontó la tesis de la dualidad de gobiernos en Venezuela y así lo reconoció la oposición.
- También se reconoció el daño que han ocasionado las sanciones, así como la confiscación y bloqueo de activos venezolanos en el exterior.
A este respecto, es importante tomar en cuenta que desde que se hizo público que se sostendría esta ronda, el gobierno anunció que su centro era la recuperación económica, la salvación de sus ingresos, y como consecuencia, la posibilidad de una mejoría en los indicadores sociales que han caído desde que el proceso coercitivo se ha agudizado. Todos estos aspectos se resumen en esa imagen, la de un documento publicado en la Gaceta Oficial.
Así, pese a que los actos relacionados con el tratamiento de Alex Saab generaron la suspensión de la mesa, la valoración pública de estos encuentros ha sido positiva para el gobierno, que estima que el proceso fue víctima de un ataque, de una puñalada en palabras del Presidente de la República, quien sostuvo en su Memoria y Cuenta del año 2021:
"Activamos el diálogo político con los sectores extremistas en México y fue un gran logro de la paciencia, la perseverancia y la fe en nuestro país".
Esta opinión también la sostuvo con más detalle en la entrevista de fin de año que le otorgó a Ignacio Ramonet, donde precisó que "los diálogos iban muy bien, estábamos entrando ya en profundidad de los grandes temas, de la reinstitucionalización de Venezuela, de la economía, de las sanciones criminales, de la vida del país y, una vez más, cuando ya habían preacuerdos e íbamos a dar buenas noticias para el país, el Departamento de Estado de Estados Unidos hace una acción que ellos sabían iba a provocar una ruptura de los diálogos".
Recordemos que la situación con Alex Saab se plantea una vez que el 14 de septiembre de 2021, el jefe de la delegación del gobierno, Jorge Rodríguez, había informado su incorporación a la mesa, y en vez de ser otorgada su libertad en Cabo Verde para que se incorporara, fue objeto de un traslado que el gobierno califica de secuestro y a la vez como una afrenta al trabajo diplomático y al trabajo adelantado en el proceso de negociaciones que se había logrado adelantar en México.
Desde entonces, el gobierno nacional, en la persona del Presidente y en otros de sus voceros, han sostenido invariablemente que mantienen la voluntad de diálogo y que este podría volver a México -si la oposición y Estados Unidos cumplen las condiciones puestas por el gobierno y cesan lo que desde Caracas se valora como un chantaje- o puede entrar en una nueva fase.
La voluntad del Presidente de la República, expresaba el Canciller Félix Plasencia en noviembre de 2021, es "construir una ruta de diálogo con los factores extremistas y radicales de la oposición", al tiempo que el objetivo del mismo es "la paz y la tranquilidad de todos los venezolanos".
En el mismo sentido, en enero de 2022, el secretario ejecutivo de la comisión de asuntos internacionales del Partido Socialista Unido de Venezuela, Roy Daza, ya adelantaba que había que reestructurar el proceso de México en tanto para poder avanzar, tienen que cumplirse "tres condiciones: tienen que liberar a Alex Saab, el gobierno de los Estados Unidos tiene que entregar los activos en dinero, los activos en empresas que tienen secuestrados en ese país, y el Reino Unido tiene que entregar el oro que tiene secuestrado en el Banco de Inglaterra".
Un diálogo reformateado
El 7 de marzo de 2022, el presidente Nicolás Maduro anunció la reactivación del proceso de diálogo nacional diciendo que "vamos a un reformateo del proceso de diálogo nacional y vamos a un proceso más amplio e inclusivo, que le tienda la mano a todos los venezolanos y venezolanas que le quieran echar ganas al país y que le dé todas las garantías para el progreso del país". Al tiempo que informó que habían existido encuentros directos con Washington.
Sobre cómo entenderlo, el 15 de marzo de 2022, Jorge Rodríguez, en el marco de una reunión de la Comisión de Diálogo por la Paz y la Reconciliación Nacional, explicó que el reformateo consiste en:
- Un diálogo inclusivo.
- Un diálogo consciente del tiempo histórico y que este va cambiando.
- Y se basa en un enfoque cualitativo.
Que se traduce, en sus propios ejemplos, en que el diálogo tendría que convocar más sectores, que tomar en cuenta que el país estaba en paz y trascender la agenda electoral, dirigiendo la mirada hacia cuál país construir y cómo recuperar aquellas áreas que pudieran estar afectadas. Manteniéndose siempre, como se precisó en abril, que en este proceso la soberanía, la autonomía, la autodeterminación y la independencia no entran en discusión.
Sobre el tema, en la sesión ordinaria de la Asamblea Nacional del 17 de marzo de 2022, Rodríguez precisó algunas características de esta nueva fase, entre las que destacó que se haría un proceso intensivo de convocatoria a todos los sectores del país; que se desarrolla en condiciones de paz; que la participación de los sectores es voluntaria; que no se aceptarán tutelajes; que se hará mirando hacia el futuro, hacia una economía productiva y no dependiente del petróleo. Este esquema fue confirmado el 28 de abril por la vicepresidenta Delcy Rodríguez.
Diálogo inclusivo
En general, suele afirmarse que el diálogo es un proceso de interacción genuina. En él, las partes se escuchan, y en la medida que este intercambio sea respetuoso, real, profundo y amplio, se espera que el conflicto que surgió por la incompatibilidad de sus objetivos se pueda intervenir mediante el acercamiento de sus intereses, de sus valores. No se trata de que las partes renuncien a su identidad ni a sus posturas, sino que reconozcan la validez de la existencia y de la visión de los otros, como un ejercicio propio de la humanidad.
De allí que en los últimos años se haya puesto más atención a estudiar estos procesos y entender que los conflictos son naturales pero que pueden transformarse y es lo que ha de ocurrir, en el marco de la primacía de la democracia y de los derechos humanos. Así, que la forma que han de tener, quiénes son las partes que se sientan, qué dicen en estos espacios y cómo interactúan con el resto de la sociedad, así como la manera en la que miran las cosas en el tiempo, han venido adquiriendo cada vez más importancia.
En las alocuciones actuales sobre este tema observamos cómo cada vez más se habla de la inclusión, que nos devela el interés de prestar una mirada integral sobre lo que ha pasado, lo que pasa y sobre todo lo que aspiramos que ocurra en el país, lo que tan sólo puede obtenerse en la medida en que los grupos y los intereses que se toman en cuenta estén relacionados con la problemática, pero también que sean lo más diversos posibles, para evitar así derivas aristocráticas que pueden darse si los sectores no están debidamente convocados y representados.
Visto así, el proceso de diálogo actual no puede entenderse en suspenso o como la simple espera de otra fotografía en una mesa política de alto nivel en México, sino como la integración permanente de escenarios donde se integran posturas, visiones e intereses sobre los principales temas que afligen al país. Una dinámica que tiene un escenario central en la Asamblea Nacional y que no significa que lo que ocurrió en 2021 no vaya a retomarse, sino que la perspectiva se ha reformulado para centrarse fundamentalmente en los temas económicos y sociales, según lo han venido expresando los voceros auténticos.
Un hecho a destacar en esta línea son las reuniones que tuvieron lugar, en abril de este año, entre el gobierno venezolano y miembros de distintas organizaciones, entre las que destaca el Foro Cívico, donde estas entregaron "la agenda de demandas ciudadanas que se ha venido edificando a través del diálogo social, la conversación entre organizaciones y ciudadanos, y las consultas entre éstos y el liderazgo de todo el espectro político", que da forma a las distintas afirmaciones públicas que el diálogo en Venezuela no se ha detenido sino que continúa.