El evento del organismo regional ocurrió en un contexto marcado por el creciente rechazo a la OEA y la recomposición de un cuadro geopolítico continental cuyas tendencias parecen marcar nuevos ritmos.
Dato: La última Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la CELAC tuvo lugar en 2017, en Punta Cana (República Dominicana). Cuatro años después, en Ciudad de México, vuelven a converger las principales autoridades del continente, en un intento de reflotar el papel de la CELAC y reimpulsar la integración regional.
Contexto: Sin lugar a dudas, el hecho más reseñado de la VI Cumbre de la CELAC fue la participación del presidente Nicolás Maduro, quien ha estado en el centro de una campaña dirigida por EE.UU. para desconocer la participación de los representantes legítimos del Estado venezolano en los foros multilaterales más importantes de la región.
Guerra diplomática: La apuesta estadounidense por el "proyecto Guaidó" en 2019 vino de la mano de una intensa guerra diplomática cuyo objetivo fundamental, a nivel externo, consistió en desplazar a las representaciones oficiales de la República Bolivariana del engranaje de instituciones multilaterales.
Resultados: Este propósito solo se logró parcialmente, y en algunos países con gobiernos alineados a la estrategia de cerco y asfixia de Washington, donde las embajadas venezolanas fueron usurpadas y transferidas a enviados ilegales del ex diputado Juan Guaidó, en una flagrante violación de las disposiciones de la Convención de Viena. No obstante, en buena parte de los países con relaciones diplomáticas con Venezuela dicha maniobra no prosperó y, en lo que respecta al sistema de Naciones Unidas, las representaciones del Estado venezolano no se han visto afectadas.
La clave: Pese a que esta estrategia de guerra diplomática, tras el hundimiento progresivo de la figura de Guaidó, no había logrado expandirse más allá del núcleo original del Grupo de Lima, han persistido los intentos de inhibir la movilidad geopolítica del presidente venezolano mediante el uso de herramientas de presión encubierta, pero también públicas, como una ilegal orden de captura y recompensa en su contra por parte del Departamento de Estado de EE.UU.
Escenario: La apuesta de Washington consiste en bloquear las participaciones del presidente venezolano en plataformas multilaterales de importancia; sin embargo, esto no ha impedido que el mandatario mantenga una activa agenda política exterior a partir del ALBA, MNOAL y otras instancias de política internacional, y también con eventos de carácter político y social con epicentro en la capital Caracas.
Fracturando el cerco: En este sentido, la VI Cumbre de la CELAC fue un nuevo espacio de disputa. Pese a las presiones estadounidenses y de la derecha regional, Maduro asistió al evento central del organismo y su participación fue asumida con naturalidad por el concierto de autoridades estatales, lo que implica la fractura de la estrategia de cerco que apuntaba a excluirlo de los foros multilaterales de la región. La asistencia de Maduro marca una tendencia firme hacia la recomposición del lugar de prestigio y autoridad que Venezuela se ha ganado en la región.
Por qué es importante: Sin embargo, la participación del mandatario venezolano en la VI Cumbre de la CELAC tiene un efecto adicional de importancia: Venezuela, marcando nuevos ritmos y elevando propuestas para reimpulsar la cooperación regional bajo nuevas modalidades institucionales con epicentro en el organismo, se reincorpora en la dinámica multilateral de la región de forma efectiva e incontestable. Este giro implica una derrota diplomática, narrativa y comunicacional para Washington, que ha fallado en su objetivo de forzar la inserción de Guaidó en plataformas internacionales, reservadas para sus autoridades legítimas.
Reporte del Instituto Samuel Robinson del 21/09/2021.