El Gobierno del presidente Nicolás Maduro ha trabajado para poner de nuevo sobre las vías de la política a las facciones más belicistas de la oposición. El resultado lo estamos viendo hoy, cuando los dirigentes antichavistas que acompañaron el plan de cambio de régimen violento iniciado en 2019, con sello estadounidense, han manifestado su deseo de sentarse nuevamente a dialogar con los representantes legítimos del Estado venezolano.
Aunque esta iniciativa parte del chavismo, el presidente Maduro aclaró el miércoles 26 de mayo que la disposición a conversar con todos los sectores políticos nacionales está condicionada por tres puntos que pide a los convocados que se cumplan:
- El levantamiento “inmediato” de todas las medidas coercitivas unilaterales contra Venezuela.
- El reconocimiento pleno de la Asamblea Nacional legítima y de los poderes establecidos en Venezuela.
- La devolución de las cuentas bancarias en el exterior a las instituciones venezolanas como PDVSA y el Banco Central de Venezuela.
“¿Quieren negociar? Pongo esos tres puntos. Y vamos dónde ustedes quieran, en Venezuela, en el Caribe, en América Latina, en Noruega, donde quieran nos sentamos”, dijo.
A propósito de las elecciones regionales y municipales que se celebrarán el 21 de noviembre, el mandatario venezolano invitó a que los partidos de oposición que quieran participar, lo hagan: “será el pueblo, con su soberanía, quien decida”.