Mié. 18 Diciembre 2024 Actualizado Sábado, 14. Diciembre 2024 - 10:42

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Los precios de la gasolina en Estados Unidos están afectando la dinámica económica de ese país (Foto: John Fredricks / The Epoch Times)

Venezuela en el meollo de la incertidumbre energética de EE.UU.

A raíz de los acontecimientos geopolíticos del momento, el sector energético ha sido el más afectado en todas partes del mundo. En este mes de junio algunos hechos en Estados Unidos han encendido las alarmas sobre su seguridad energética.

Recientemente fue publicada una noticia inusual sobre el aumento de los precios de la gasolina en el estado de Washington, que no había registrado el combustible más costoso desde 2005. A finales de junio los precios nacionales rondaron entre 3,50 y 3,60 dólares el galón.

Los precios varían según la localidad, lo que refleja las condiciones de oferta y demanda, las especificaciones estatales de combustible y los impuestos. Por ejemplo, en la costa del Golfo se encuentra más de la mitad de la capacidad de refinación de Estados Unidos y, por ende, en esos estados la gasolina está muy por debajo en los precios que en el norte del país debido a los niveles establecidos de los impuestos.

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Niveles semanales en los precios del combustible en Estados Unidos (Foto: EIA)

A esto se le suma que el valor del crudo subió un dólar por barril este miércoles 21 de junio ya que la soja y otros productos agrícolas en Estados Unidos alcanzaron su máximo precio en varios meses, lo que aumentó las expectativas de que la escasez de cosechas en todo el mundo podría reducir la mezcla de biocombustibles y aumentar la demanda de petróleo.

Asimismo, de acuerdo con la Administración de Información de Energía (AIE), la capacidad de la industria estadounidense para refinar crudo en combustible y otros productos cayó por debajo de los 18 millones de b/d a principios de 2022 y alcanzó su nivel más bajo desde 2014. Así comentó para CNN Patrick De Haan, jefe de análisis de petróleo de GasBuddy:

"Los precios de la gasolina han aumentado debido a algunos problemas de refinería y a su bajo suministro".

Desde el año pasado el parque refinador estadounidense ha reflejado vulnerabilidades y, por la crisis energética, distintos propietarios han tenido que demoler el lugar o vender las instalaciones. Además, las refinerías están siendo retiradas y convertidas para otros usos:

  • No reciben la cantidad de crudo específico para el procesamiento en la refinería, por ende deben cambiar la configuración de la misma para procesar otro tipo de petróleo.
  • Los propietarios se resisten a realizar actualizaciones costosas.
  • Las políticas climáticas de la administración de Joe Biden generan inseguridades en el sector petrolero.

Esto llama particularmente la atención debido a que el parque refinador de la costa del Golfo tiene una dieta adecuada para el crudo pesado venezolano, al cual no ha podido tener acceso esta parte de la industria estadounidense por las medidas coercitivas de la Casa Blanca contra Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA) y el Estado venezolano en su conjunto. En el pasado las refinerías de la costa del Golfo solían tener los márgenes de ganancia más altos del mundo, pues recibían más de 95% de las exportaciones de crudo venezolano.

Ese cambio en la dinámica comercial petrolera ha hecho que el mercado se ajuste al crudo pesado porque aquellas empresas que dependen de él tendrán más dificultades para encontrar alternativas ya que el nodo comercial por excelencia está en Venezuela.

El comportamiento de la curva de importación de petróleo venezolano por parte de Estados Unidos era significativo: en 2008, sin "sanciones", la importación de crudo rondaba los más de 400 mil b/d; en 2019 la caída fue estrepitosa, registró menos de 100 mil b/d, año en el que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos impuso la medida coercitiva que más recrudeció el bloqueo contra PDVSA.

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Importaciones en miles de barriles por día (Foto: Archivo)

Por ello, en este momento de tensiones geopolíticas, la clase política estadounidense añora que los gráficos de importación retomaran su comportamiento previo a las "sanciones" en contra del sector petrolero venezolano. Nuestro país ha estado históricamente entre los principales proveedores de crudo a Estados Unidos, por evidentes razones geocomerciales.

Incluso la American Fuel & Petrochemical Manufacturers, que representa 95% del sector de refinación en Estados Unidos, desde el inicio de los embates "sancionatorios" contra Venezuela presionó para evitar cualquier intento de restringir las importaciones de petróleo venezolano, argumentando que perjudicaría las empresas estadounidenses, mientras el país podría redirigir sus exportaciones a otros mercados. Y así fue.

El aumento en los precios de la gasolina en Estados Unidos se debe a una combinación de factores básicos del mercado, que incluyen el aumento de los precios mundiales del petróleo crudo por recortes de producción, la dinámica de la oferta y la demanda, los impuestos y los costos de transporte.

Esto obviamente afecta la dinámica económica y, por tanto, social de dicho país ya que acumula así una elevación de costos de producción y comercialización en múltiples esferas por los precios del combustible.

No obstante, la situación se puede ver agravada en el mediano plazo por otros factores: falta de mantenimiento de la Reserva Estratégica de Petróleo que decanta en una disminución histórica en la capacidad de almacenamiento, así como por el mencionado envejecimiento de la infraestructura de refinería, las regulaciones ambientales y la capacidad de refinación limitada.

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Reservas en petróleo (Foto: Bloomberg)

Hay una carrera a contrarreloj con la Reserva Estratégica de Petróleo. El Departamento de Energía de Estados Unidos informó el otorgamiento de contratos de suministro a cinco empresas para entregar 3,1 millones de barriles de crudo a la mencionada Reserva el próximo agosto, a un valor promedio de 73 dólares por barril.

Los precios del petróleo no deberían aumentar para que este plan de recarga pueda ser viable, además un llenado de 3 millones es una mínima gota en el océano en comparación con los más de 200 millones de barriles que vendió la administración Biden desde noviembre de 2021 y hasta el año pasado durante las elecciones de medio término.

La Casa Blanca se pudiera encontrar en una encrucijada crítica en su lucha por mantener su seguridad energética, producto de sus propias decisiones en el terreno internacional que han puesto en crisis el área energética a escala global.

El búmeran de las "sanciones" vuelve a golpear en Norteamérica y por ello Venezuela, como productor petrolero, entra en la ecuación de la seguridad energética estadounidense y, por extensión, europea. La apertura de nuevos mercados podría aliviar el panorama en cuestión, sin embargo se trata de decisiones que tal vez el gobierno de Biden no quiere llevar a cabo del todo por sus repercusiones políticas.

Mientras tanto, sigue creciendo la incertidumbre energética estadounidense.

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