Son múltiples las ocasiones en que el Foreign Office de Gran Bretaña (el Ministerio de Relaciones Exteriores) se ha visto envuelto en una trama intervencionista y lucrativa contra países soberanos enfilándose a sus propios intereses y, sobre todo, a los de sus mandamases corporativos, que suelen compartir o subordinarse a los intereses estadounidenses.
Nada más las experiencias coloniales en África, América y Asia fueron suficientes para que el mundo entero conociera el comportamiento de la que fue en el siglo XIX la mayor potencia imperial del planeta, sujeta a la arrogancia y cálculos de los capitalistas británicos, hoy liderados por la City (el Wall Street londinense) y sectores de la clase promotora de la desigualdad existente en gran parte del globo.
Un reciente reporte del periodista británico Matt Kennard para Declassified UK aportó pruebas sobre los trabajos corporativos que realizó la embajada británica en Bolivia junto a la dictadura de Jeanine Áñez luego del golpe de Estado contra Evo Morales en 2019, siendo un actor clave incluso en la consecusión del derrocamiento y posterior persecusión de los miembros del Movimiento Al Socialismo (MAS).
Los documentos del Foreign Office obtenidos por Declassified UK muestran que Gran Bretaña vio, en el nuevo régimen boliviano respaldado por los grupos más reaccionarios del ejército, que mató a decenas de manifestantes pro-MAS y antifascistas, como una oportunidad para abrir los depósitos de litio de Bolivia a las empresas del Reino Unido.
El reporte menciona que fue vista "una lista de proyectos para un programa del Ministerio de Relaciones Exteriores en Bolivia llamado 'Actividad de habilitación diplomática de primera línea', que el gobierno del Reino Unido describe como una 'pequeña cantidad de dinero que [las embajadas] reciben y tienen autoridad para gastar en proyectos que apoyan las actividades [de la embajada]", entre ellas por supuesto la facilitación a sus compañías de materias primas.
Litio a granel
Es por ello que todo debe comenzar por decir que Bolivia es el segundo país con las más grandes reservas de litio, también conocido como "oro blanco", siendo un metal clave utilizado en las baterías y cada vez más importante para la industria automovilística mundial.
¿Por qué al Reino Unido le interesa el litio de Bolivia? Su gobierno anunció que la tecnología de baterías basadas en litio era una prioridad de su "estrategia industrial", invirtiendo decenas de millones de libras esterlinas en el "desarrollo de baterías para carros eléctricos".
Además, ya estimaba que en Sudamérica yace el 54% de las reservas de litio en el mundo, un recurso tan necesario para la industria de "energías verdes" generalmente desarrollada en países del capitalismo central. Para el Reino Unido, puede significar una "oportunidad de 2.7 mil millones de libras esterlinas" si su servicio diplomático hacía el trabajo de conseguir las licitaciones.
En el caso de la última dictadura en Bolivia, los acuerdos se dieron luego de que el anterior gobierno de Evo Morales firmara un contrato con un consorcio chino para la realización de un proyecto de casi 3 mil millones de dólares en el sector productivo del litio. Los intereses británicos, con Áñez, prevalecieron por sobre los asiáticos, deshonrando el compromiso establecido anteriormente.
En específico, la embajada británica en Bolivia había creado un proyecto tecnológico previo al golpe de 2019 con la capacidad de producir eficientemente el litio extraíble de las reservas que reposan en los salares de Coipasa y Pastos Grandes, plan que se puso en marcha con centenas de miles de dólares a la semana apenas el MAS fue derrocado y perseguido por la dictadura militar.
Las movidas británicas
De acuerdo a los hallazgos de Declassified UK el Ministerio de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña parece haber pagado a una empresa con sede en Oxford, llamada Satellite Applications Catapult, para optimizar la explotación de los depósitos de litio de Bolivia vía satelital, un mes después de instalada la dictadura.
También parece que existe algún tipo de "sinergia" entre el gobierno británico y la empresa de Oxford, así como también hay una buena relación institucional con la compañía de gestión de riesgos Watchman que había servido en África con "soluciones creativas" para lograr que las mineras trabajaran "sin conflictos" con las poblaciones originarias y que fue propuesta ante el Estado boliviano, con Áñez de máxima autoridad, en marzo de 2020, para comenzar actividades en Bolivia.
Watchman, reseña el periodista Kennard, es una empresa iniciada en 2016 por Christopher Goodwin-Hudson, veterano de guerra del ejército británico y ex director ejecutivo en Goldman Sachs, que tiene clientes en los sectores extractivos y agroindustriales que tienen problemas para operar por la resistencia local.
Los británicos participaron en el golpe en Bolivia por el litio
Como en Estados Unidos, ciertas empresas están íntimamente entrelazadas como contratistas con el Estado, que contribuyen a las carreras políticos de los funcionarios que las promueven en negocios en el extranjero y que cuentan con la cofianza operativa en nombre de los servicios diplomáticos del Reino Unido.
Al mismo tiempo que la embajada británica en Bolivia ponía sus piezas corporativas en el sector del litio, Declassified UK muestra una serie de documentos en los que se describen 16 proyectos más financiados por la misión diplomática.
Previo al golpe, cuenta Kennard, el Foreign Office ya había compilado información y experiencia sobre la industria del litio en desarrollo en Bolivia durante el gobierno de Evo Morales, lo que fue un ensayo de las prácticas que durante el gobierno de facto de Áñez se entronizaron sin escrúpulos.
Además, también había hecho el trabajo de inteligencia en Argentina y Chile, que junto con Bolivia conforman el "triángulo del litio", ya que poseen la mayor parte de las reservas americanas de la materia prima en cuestión. Faltaba que Bolivia tuviera un régimen "amigo" del Reino Unido para que los negocios británicos no tuvieran trabas de ningún tipo, ya que el gobierno de Morales no tomaba en cuenta los estándares del London Metal Exchange, que designa, entre otras cosas, los precios internacionales de los metales como el oro, la plata... y el litio.
Actividad antes, durante y luego del golpe
La embajada británica estuvo promoviendo, meses antes del golpe contra Morales, los servicios de ciberdefensa a los banqueros bolivianos de una compañía llamada Darktrace, montada por el MI5, el servicio de seguridad doméstica, y una agencia de inteligencia, GCHQ.
Lo que recalca aquí Declassified UK es que la embajada del Reino Unido llevó a una empresa de ciberseguridad con estrechos y abiertos vínculos con la CIA y la NSA a Bolivia en marzo de 2019, ocho meses antes del golpe militar, así como a un tanque de pensamiento, Chatham House, cuyas principales financistas son el Departamento de Estado estadounidense, el Foreign Office del Reino Unido, el ejército británico y las compañías petroleras BP y Chevron.
Todo esto tomando en cuenta que otros operadores usuales en acciones de desestabilización fueron expulsados hace años por Evo Morales de Bolivia, agencias estadounidenses como la DEA (en 2008) y la USAID (en 2013), por actividades conspirativas contra el Estado Plurinacional.
Asimismo, cuenta el reporte de Kennard que la embajada británica proporcionó datos al ya desacreditado informe de la Organización de Estados Americanos (OEA), que presentó con el fin de socavar los resultados de las elecciones presidenciales que habían dado a Evo Morales la reelección en 2019 y que sirvió de pretexto para el golpe militar. ¿Cómo lo hizo?
El medio afirma que los documentos del Foreign Office revelan que la embajada británica financió con 8 mil libras esterlinas una misión de observación electoral en el marco de las elecciones bolivianas de 2019 y que fue vital en la emisión de datos e informaciones al falso informe de la OEA.
También, dicha embajada anota que la Fundación Thomson Reuters (la misma que financiada a mediados del siglo XX por el gobierno británico) dio más de 9 mil libras esterlinas al reclutamiento y formación de una treintena de periodistas con el fin de hacer una cobertura "independiente" de los comicios. Ya sabemos a cuenta de qué el gobierno del Reino Unido financia medios y ONG: de la desestabilización interesada con fines destituyentes (véase el caso Venezuela).
Dichos elementos se conjugaron para crear el escenario ideal del golpe, lo que dio un papel protagónico al Reino Unido en la intervención internacional por el litio boliviano.
Consumado el golpe, Bolivia revirtió toda la política antiimperialista del MAS y consideró al gobierno británico como un "aliado estratégico". Para marzo 2020, la dictadura de Áñez había invitado a 12 compañías del Reino Unido al país; funcionarios británicas resaltaron el papel de los empresarios de Santa Cruz (la región más anti-MAS de Bolivia, clave en el derrocamiento de Evo) en la traída de capitales ingleses a suelo boliviano.
Aunque el Foreign Office considera que actualmente tiene buenas relaciones con la actual administración de Bolivia, es de considerar el papel que mantuvo el gobierno británico con el fin de reclamar el litio como suyo sobre un país que viene construyendo su soberanía y desarrollo con el apoyo del MAS.