La Unión Europea (UE), a través de su Oficina Europea de Estadística, mejor conocida como la Eurostat, publicó un reporte que muestra a grandes rasgos que la economía de los 20 países que tienen al euro como moneda entraron en recesión técnica en los primeros dos trimestres de este año.
Cuando se habla de recesión, bien se sabe que es la disminución significativa de la actividad económica de un determinado país o región durante un período sostenido de dos o más trimestres, por lo general. En ese informe indican que dentro de la métrica del PIB la zona euro registró una disminución de 0,1%, cifra que se mantiene al cálculo del último trimestre de 2022, es decir, van dos trimestres consecutivos de contracción económica.
Estos porcentajes representan tasas de cambio año tras año que nos muestran si las economías de la eurozona se expandieron o contrajeron. Desde la pandemia no ha habido un período de seis meses en el que la economía se haya contraído.
Así que, de acuerdo al gráfico inferior, se observa la tendencia opuesta del primer trimestre de 2022 respecto al de 2023 ya que, para el año pasado, el grupo de países euro experimentó un aumento del PIB de 1,0% y, en cambio, para este año la caída marcó el mencionado 0,1%.
Por otro lado, ambos gráficos reflejan que la economía de la zona euro queda retrasada en relación con la curva que representa el PIB de Estados Unidos.
Cabe destacar que en mayo de 2023 las estimaciones de Eurostat indicaban un crecimiento de 0,1% en la zona euro para el primer trimestre de este año porque los precios de la energía disminuyeron. Sin embargo, pareciera que en Eurostat ignoraron el aumento de la inflación en abril después de unos meses de recuperación.
La inflación es una variable crucial para medir el comportamiento económico en cierto tiempo próximo. A mediados de mayo el comisionado europeo de Comercio de la UE, Valdis Dombrovskis, advirtió que "hay muchos factores de riesgo que debemos vigilar. La inflación subyacente sigue siendo elevada, lo que podría erosionar el poder adquisitivo de los ciudadanos, ralentizar el crecimiento de la inversión e impedir el acceso al crédito".
Y coincidía con el artículo desarrollado por el director del Departamento de Europa del Fondo Monetario Internacional (FMI), Alfred Kammer, que recomendaba que los bancos centrales deben seguir aplicando una política monetaria restrictiva debido a que "la inflación subyacente —que excluye la energía y los alimentos— se mantendrá tenaz en un nivel incómodamente superior a las metas fijadas por los bancos centrales".
Otro factor clave que avecinaba la recesión técnica fue la caída de 3,4% de la producción industrial alemana, lo que afecta primordialmente el sector automotriz. Ralph Solveen, economista jefe de Commerzbank, comentaba a Reuters: "Los riesgos de una recesión en Alemania están aumentando". Esa caída deja una secuela considerable para afectar también al segundo trimestre de 2023.
Estas variaciones en el reporte muestran el efecto profundo ocasionado por las "sanciones" estadounidenses y europeas impuestas contra Rusia, que fungía como el principal proveedor de materias primas y energía para Europa. Por ello, tales limitaciones en las ventas de gas rusas crearon ondas de choque en varias actividades industriales y comerciales del continente europeo.
La crisis ucraniana y el desastroso plan de autocercarse con fines a crear un shock energético a un tercero pondrá a los gobiernos de los países europeos en un clima de incertidumbre en los próximos meses.