Hasta hace poco, una hipótesis geopolítica de trabajo era que Asia occidental y Ucrania eran dos vectores del modus operandi convencional del hegemón para incitar y desencadenar las guerras eternas. Ambos conflictos están unidos en una omniguerra.
Una coalición de neoconservadores straussianos en Estados Unidos, sionistas del revisionismo de línea dura en Tel Aviv y tonalidades de neonazis ucranianos ahora apuestan por una confrontación final, con varios matices que van desde la expansión del lebensraum hasta provocar el Apocalipsis.
Lo que les impide lograrlo es, en esencia, dos de los principales miembros de los Brics: Rusia e Irán.
China, autoprotegida por su idealista sueño colectivo de una "comunidad de futuro compartido para la humanidad", mira con cautela desde los márgenes, consciente de que al final de esa vía la verdadera guerra "existencial" del hegemón será contra ellos.
Mientras tanto, Rusia e Irán necesitan movilizarse para una totalen Krieg. Porque eso es lo que está lanzando el enemigo.
Socavando a los BRICS y al INSTC
La desestabilización total de Siria, con una participación pesada de la CIA-MI6, ahora procediendo en tiempo real, es una jugada cuidadosamente diseñada para socavar los Brics y más allá.
Opera en paralelo a un Pashinyan retirando a Armenia de la OTSC, basado en una promesa estadounidense de apoyar a Ereván en un posible choque con Bakú; India está siendo alentada a intensificar una carrera armamentista con Pakistán; e intimidación en todas partes contra Irán.
Así que esto también es una guerra para desestabilizar el Corredor de Transporte Internacional Norte-Sur (INSTC, por sus siglas en inglés), del que tres de sus principales protagonistas son los miembros Brics Rusia, Irán e India.
Así las cosas, el INSTC es totalmente libre de riesgos geopolíticos. Como un corredor de los Brics en proceso de construcción, alberga el potencial de volverse aun más efectivo que varios de los corredores chinos de la Iniciativa de la Franja y la Ruta a lo largo de la masa euroasiática.
El INSTC podría ser un salvavidas para una buena parte de la economía global en caso de una confrontación directa entre el combo Estados Unidos/Israel e Irán, con un posible cierre del estrecho de Ormuz que conduciría al colapso de la pila de multicuadrillones de derivados financieros, explotando económicamente sobre el occidente colectivo.
Türkiye bajo Erdogan, como de costumbre, está jugando un doble juego. Retóricamente Ankara se pone de lado de una Palestina soberana y libre de genocidio. En la práctica, apoya y financia un grupo variopinto de yihadistas del Gran Idlibistán —entrenados por neonazis ucranianos en guerra de drones y con armamento financiado por Catar— que acaban de marchar y conquistar Alepo, Hama y posiblemente más allá.
Si este ejército de mercenarios verdaderamente fuera seguidor del islam, estarían marchando en defensa de Palestina.
Al mismo tiempo, el verdadero cuadro dentro de los corredores del poder en Teherán es extremadamente turbio. Hay facciones que favorecen acercarse a Occidente, que claramente tendría ramificaciones en la habilidad del Eje de la Resistencia de combatir a Tel Aviv.
Sobre Líbano, Siria nunca dudó. La historia explica por qué: desde el punto de vista de Damasco, históricamente Líbano sigue siendo una provincia, por lo que es responsable de la seguridad de Beirut.
Y ese es uno de los motivos claves de Tel Aviv para propalar la actual ofensiva salafi-yihadista contra Siria, luego de virtualmente destruir cada uno de los corredores que comunican Siria con Líbano. Lo que Tel Aviv no pudo lograr sobre el terreno —una victoria sobre Hezbolá en el sur de Líbano— fue reemplazado por aislar a Hezbolá del Eje de la Resistencia.
Cuando se duda, releer a Jenofonte
Las guerras en Asia Occidental son una mezcla compleja de vectores nacionales, sectarios, tribales y religiosos. En ese sentido, son guerras eternas; hasta cierto punto controlables, pero que siempre vuelven.
El problema es que haber congelado la guerra en 2020, con la implicación directa de Rusia, Irán y —reaciamente— Türkiye, no resolvió el problema de los "rebeldes moderados". Ahora volvieron, todos juntos, apoyados por una vasta turba de yihadistas de alquiler, con el respaldo de inteligencia de Otanistán.
Algunas cosas nunca cambian.
2012. Jake Sullivan, para entonces ayudante de Hillary Clinton: "En Siria AQ [Al Qaeda] está de nuestro lado".
2021. James Jeffrey, enviado especial para Siria bajo Trump (2018-2020): "HTS [Hayat Tahrir al Sham] es un activo de la estrategia de Estados Unidos en Idlib".
No podía existir un mejor timing para el resurgimiento del "activo" HTS. El HTS está llenando un enorme vacío; cuidado cuando eso ocurre en Asia Occidental. Rusia está completamente concentrada en Ucrania, Hezbolá sufrió mucho por los bombardeos y asesinatos seriales de Tel Aviv, Teherán está totalmente concentrada en cómo lidiar con Trump 2.0.
La historia siempre nos enseña. Siria es ahora una anábasis de Asia Occidental. Jenofonte —soldado y escritor— nos dice cómo, en el siglo IV antes de Cristo, una "expedición" ("anábasis" en griego antiguo) de 10 mil mercenarios griegos sirvió a Ciro el Joven contra su hermano Artaxerxes II, rey de Persia, desde Armenia al mar Negro. La cruzada fracasó miserablemente, y el doloroso camino de regreso fue eterno.
2400 años después vemos a gobiernos, ejércitos y mercenarios todavía zambulléndose en las guerras eternas de Asia Occidental, y salirse de ahí ahora es aun más irresoluble.
Siria ahora está cansada, reducida, con el Ejército Árabe Sirio autocomplaciente con la prolongada congelación de la guerra desde 2020. Todo eso unido al asedio de hambruna desatado por la Ley César estadounidense, y la imposibilidad de comenzar a reconstruir la nación con la ayuda de, al menos, 8 millones de ciudadanos que huyeron de las guerras eternas.
A lo largo de estos últimos cuatro años los problemas se fueron apilando. Hubo violaciones sin fin del proceso de Astaná, e Israel bombardeó, casi a diario, con impunidad.
China estaba básicamente inmóvil. Beijing sencillamente no invirtió en la reconstrucción de Siria.
La perspectiva es sombría. Incluso Rusia —ícono de facto de la Resistencia en sí mismo, incluso si formalmente no forma parte del Eje de la Resistencia de Asia Occidental— le ha tomado casi tres años de trabajo duro en su lucha con Ucrania.
Solo un Eje de la Resistencia cohesionado y consolidado —luego de librarse de un sinnúmero de quintacoluministas que trabajan en su seno— podría tener el chance contra el ser atacado uno por uno por el mismo enemigo consolidado, una y otra vez.
A veces se siente que los Brics —particularmente China— no han aprendido nada de Bandung en 1955, y cómo el Movimiento de los No-Alineados fue neutralizado.
No puedes derrotar a una despiadada hidra hegemónica con jipismos.
Originalmente publicado por Sputnik el 6 de diciembre, la traducción para Misión Verdad la realizó Diego Sequera.