Hace 73 años la OTAN fue creada con "propósitos defensivos" ante la guerra fría (o más bien caliente, dependen de cómo se mire) entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Con el auge del momento unipolar estadounidense, inaugurado simbólica y políticamente con la caída del Muro de Berlín en 1989, la organización comenzó a expandirse hacia el este europeo y con ello una política de amenaza a la Federación Rusa con instalaciones y armas militares cada vez más cercanos a Moscú.
Ello estaba velado por connotaciones nominales. La última vez que la OTAN publicó un documento estratégico fue en 2010, en el que describía a Rusia como un "socio" y ni siquiera se mencionaba a China. Ahora, con la cumbre celebrada en la capital de España, Madrid, no tiene nada que esconder.
La organización atlantista publicó un nuevo Concepto Estratégico que declara a Rusia como una "amenaza directa" y a China como un "desafío" a "nuestros valores e intereses". De hecho, en torno al gigante asiático amplía la categoría a "desafío sistémico".
Teniendo en cuenta que Moscú y Pekín conforman una alianza estratégica integral, tanto lo de "amenaza directa" como lo de "desafío directo" aplican a ambos poderes emergentes, líderes de la multipolaridad en ciernes.
Estos cambios en el Concepto Estratégico tienen una importancia declarativa que ya se venía asomando con los movimientos de Washington en el Pacífico asiático y la mencionada expansión europea de la OTAN, más el apoyo irrestricto a la Ucrania nazificada desde 2014 con armamento, logística y formación.
De la "amenaza directa"
A los 30 miembros de la OTAN se le unirían los formalmente invitados Finlandia y Suecia, dos países nórdicos de Europa que estarían poniendo fin a décadas de neutralidad nominal, lo que Rusia juzga (y no sin bases) como un movimiento de provocación calculada contra su seguridad nacional y un atentado a los intentos de lograr negociaciones de paz alrededor de Ucrania.
Con la integración de finlandeses y suecos se duplicaría la frontera terrestre de la OTAN con Rusia y aumentaría la ya floreciente presencia de la alianza con armas nucleares en la región del Ártico. Esta nueva expansión atentaría una vez más al clamado equilibrio estratégico que el presidente Vladímir Putin y los principales funcionarios del Kremlin han venido defendiendo en diferentes espacios diplomáticos a lo largo de los últimos años y, ahora, en el espectro militar, con la operación especial en el Dombás.
En definitiva, el hecho de que el bloque siga adelante con la expansión solo denota una "amenaza directa" a los esfuerzos por encontrar un acuerdo de seguridad mutua y mantenimiento de la paz internacional por parte de Rusia y despreciado por Estados Unidos, la Unión Europea y, en suma, la OTAN.
Rusia, con su operación militar especial en el Dombás, también ha demostrado que ya no teme aplicar medidas técnico-militares para impedir la continuación de la expansión negativa de la organización atlantista.
Hay que añadir a esto que la adhesión de Finlandia y Suecia a la OTAN ya venía haciéndose de manera lateral a través de think-tanks, pues además de todos los miembros de la entidad, ambos países nórdicos, Austria y Suiza, patrocinan el Centro de Excelencia de Ciberdefensa Cooperativa (CCDCOE, sus siglas en inglés), atado al circuito de fundaciones y centros de estudios estratégicos de la alianza atlantista.
Recordemos que los think-tanks como CCDCOE tienen como objetivo impulsar la transformación de la OTAN, entre otras cosas, desarrollando nuevos conceptos y doctrinas estratégicas, y mejorando las capacidades de cooperación de las distintas fuerzas armadas -aéreas, terrestres y marítimas- y formar y desarrollar al personal de mando y a los especialistas.
Dicho centro alega que Internet está llenos de peligros vinculados principalmente a Rusia mientras contribuye a convertir el ciberespacio en un ámbito de operaciones militares ofensivas. A finales de 2017, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, afirmó que ellos mismos deben explorar también las posibilidades ofensivas de la tecnología digital.
Lo repetimos de otra manera: ¿Quién representa la verdadera "amenaza directa" de un mundo en constante profundización de mayores olas de conflicto?
El auge de nuevos corredores comerciales en el seno de los BRICS https://t.co/aecFTdTTT3
— MV (@Mision_Verdad) July 4, 2022
Del "desafío sistémico"
La cumbre de la OTAN desarrollada en Madrid también dejó en claro que el eje militar liderado por Estados Unidos está adoptando una posición de guerra contra China.
La organización atlántica invitó por primera vez a cuatro países del Pacífico que se han hecho eco cada vez más de la retórica estadounidense contra China. Los presidentes de Australia, Nueva Zelanda, Japón y Corea del Sur estuvieron en Madrid para formar una coalición llamada los "Cuatro de Asia-Pacífico" (AP4), un apéndice otanista para aquella región.
Pero esto solo sería un aditamento a las dos iniciativas que lidera Estados Unidos en su afán de convertir el Océano Pacífico en una zona de combate dirigida contra China: se trata del Diálogo de Seguridad Cuadrilateral, llamado en inglés Quad, y del pacto AUKUS, ambos dominados bajo intereses militares y estratégicos planificados desde Washington, DC.
Además, de manera fáctica Washington está abandonando la política de Una Sola China de medio siglo de antigüedad con el propósito de antagonizar a Pekín, más allá de las tácticas declarativas de Joe Biden y los funcionarios de su administración. A mediados de junio pasado, los senadores Bob Menendez y Lindsey Graham, políticos guerreristas de los Partidos Demócrata y Republicano respectivamente, anunciaron la introducción de la ley bipartisana llamada Política de Taiwán de 2022, con la que se propone crear
"una nueva iniciativa para reforzar las capacidades de defensa de Taiwán, proporcionando casi 4 mil 500 millones de dólares en asistencia de seguridad durante los próximos cuatro años. El proyecto de ley también refuerza el apoyo al gobierno democrático de Taiwán; brinda apoyo adicional para la participación de Taiwán en organizaciones internacionales y en la arquitectura comercial multilateral; toma medidas concretas para contrarrestar las agresivas campañas de coerción e influencia de la República Popular China; crea un Programa de Becas de Taiwán; y designa a Taiwán como un importante aliado no perteneciente a la OTAN".
Los mencionados senadores estuvieron de visita en Australia, Japón y Taiwán en el mes de abril, coordinando los esfuerzos políticos para reformular la política del establishment estadounidense respecto a China.
Hablamos de los intentos por globalizar aún más los cuadros de hostilidad de la OTAN hacia todos los rincones del mundo. Ya no se trata solo de dominar el Atlántico y pivotearlo contra Rusia, integrando a su sistema incluso a países de América Latina (como Colombia, socio global de la organización en cuestión) sino también las latitudes que son de interés estratégico para China.
La provocación hacia Rusia en forma de la Ucrania nazificada armada por la OTAN es equivalente a la establecida hacia China con un Taiwán armado por Estados Unidos. El cerco atlantista se expande ignorando las fronteras terrestres, marítimas y aéreas de Asia-Pacífico.
Un editorial de Strategic Culture describe la estrategia otanista de la siguiente manera: "En última instancia, son los Estados Unidos y sus intereses imperiales los que están siendo servidos y dando dirección. Esto es lo que realmente significa el conjuro vago y aparentemente benigno de 'nuestros valores e intereses'". Y remata: "Claramente, y sin recurrir a la hipérbole en absoluto, se puede decir que la cumbre de la OTAN de esta semana fue equivalente a una conferencia de planificación de guerra. El eje liderado por Estados Unidos ha creado una nueva guerra fría global".
Pero más allá de los enunciados, el "desafío sistémico" está siendo protagonizado por el mismísimo Occidente con sus deseos de seguir manteniendo un momento unipolar que ya firmó su partida de deceso con sangre propia. Las patadas de ahogado solo redoblan las consecuencias negativas para el sistema que Estados Unidos trata de mantener, aunque sea en forma de cadáver.
En la medida en que China y Rusia no están dispuestos a subordinarse al mandato imperial de Washington, éste redobla los esfuerzos por contenerlos de manera multifactorial, sin mucho éxito hasta los momentos. Pekín y Moscú lideran el nuevo mundo multipolar que se asoma con nuevas arquitecturas financieras y comerciales desde distintas plataformas, sea desde el eje euroasiático o desde los BRICS, cuyos países representan 40% de la población mundial, 25% de la economía mundial, 18% del comercio mundial y contribuyen con más de 50% al crecimiento económico mundial.