La 75ª Cumbre de la OTAN, celebrada en Washington el 10 de julio, ha dejado un comunicado final que se erige como una declaración de intenciones para la estrategia de 2024. En él se esbozan tres pilares que evidencian una peligrosa escalada militar: un apoyo financiero a Ucrania más interesado en perpetuar el conflicto con Rusia que en buscar una solución pacífica, la exigencia a los miembros de aumentar sus presupuestos militares, y un discurso que exagera la amenaza de China como principal enemigo.
El documento destaca la asistencia de seguridad a largo plazo a Ucrania. Se subraya que "el futuro de Ucrania está en la OTAN", pero se enviará una invitación oficial para unirse a la alianza solo cuando "los aliados estén de acuerdo y se cumplan todas las condiciones necesarias".
La cumbre también enfatizó que la operación militar rusa en Ucrania "destruyó la paz y la estabilidad en la región euroatlántica y socavó gravemente la seguridad global". El secretario general Stoltenberg advirtió que la victoria rusa en Ucrania representa el mayor riesgo para la OTAN y pidió a los países miembros que brinden un mayor apoyo a Kiev.
Para la próxima cumbre, la alianza planea desarrollar recomendaciones estratégicas sobre su enfoque hacia Rusia, considerando el entorno de seguridad cambiante. La OTAN también tiene como objetivo establecer una presencia en Finlandia, que comparte una larga frontera con Rusia, y expandirse en el mar Negro y los Balcanes orientales.
El anexo del comunicado destaca que la ayuda anual de la OTAN a Ucrania desde el inicio del conflicto asciende a 40 mil millones de euros. La alianza tiene la intención de continuar brindando apoyo por al menos la misma cantidad el próximo año, y a partir de la cumbre en La Haya en 2025 se realizará una reevaluación anual de la ayuda. Las obligaciones de la alianza se centran principalmente en el complejo militar ucraniano, con compra de equipo militar, gastos de logística y mantenimiento, entrenamiento militar, gastos operativos e inversiones en la infraestructura militar.
Gran parte de la declaración conjunta de la cumbre de Washington se centra en China, a la que se le considera que "continúa desafiando los intereses, la seguridad y los valores" de la alianza. El texto dice que la OTAN supuestamente continúa abierta al diálogo constructivo, pero inmediatamente señala que está preparando su "resiliencia" ante el país asiático.
La alianza expresa su preocupación por la cooperación entre Beijing y Moscú, y afirma que China se ha convertido en un "cómplice decisivo" de Rusia en el conflicto de Ucrania debido a su asociación sin fronteras y su apoyo a gran escala a la base industrial de defensa rusa. Stoltenberg enfatizó que los países de la alianza han enviado a China "el mensaje más serio posible".
En un artículo reciente, el analista internacional Pepe Escobar describe el documento de la OTAN como una muestra de "hipocresía y peligrosa escalada militar", una declaración de intenciones para una nueva era de confrontación, un intento de imponer su hegemonía en un mundo multipolar que busca nuevas formas de cooperación.
La alianza se presenta como una defensora de la libertad y la democracia mientras busca expandir su influencia a Asia con la pretensión de crear una "OTAN Asia-Pacífico" e imponer su "orden internacional basado en reglas", dice Escobar desmontando su retórica.
"El saliente, epiléptico trozo de madera noruego, que se hizo pasar por Secretario General de la OTAN —antes de la llegada de su sustituto holandés Gouda—, ofreció una actuación espectacular. Entre sus momentos más destacados se encuentra su feroz denuncia de 'la creciente alianza entre Rusia y sus amigos autoritarios en Asia', como 'los líderes autoritarios de Irán, Corea del Norte y China'. Estas entidades malignas 'quieren que la OTAN fracase', por lo que hay mucho trabajo por hacer 'con nuestros amigos en el Indo-Pacífico'.
El término 'Indo-Pacífico' es una invención burda de 'orden internacional basado en reglas'. Nadie en Asia, en ningún lugar, lo ha usado jamás; todo el mundo se refiere a Asia-Pacífico".
El analista señala la irónica irrealidad de la OTAN en un mundo en evolución, destacando la Organización de Cooperación de Shanghái como un actor clave para la seguridad colectiva en Eurasia. En cuanto a Ucrania, Escobar cita la crítica de Dmitri Medvédev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia, a la estrategia de la OTAN al afirmar que o bien Ucrania desaparece o bien la OTAN lo hace.
"La Declaración de la Cumbre de Washington del 10 de julio menciona 'el camino irreversible de Ucrania' hacia la OTAN. Para Rusia, dos posibles formas de cómo terminaría ese camino son aceptables: o Ucrania desaparece, o la OTAN desaparece. O mejor aun, ambas cosas"
El surgimiento de Eurasia como un bloque integrado, con sus corredores de transporte que conectan Europa y Asia, está desafiando la hegemonía estadounidense, según Escobar. Este proceso amenaza el control que Washington ejerce sobre Europa occidental y frustra su ambición de dominar Rusia.
La OTAN, con su retórica imperial y su visión del mundo basada en la confrontación, solo contribuye a intensificar las tensiones y la inseguridad global. La integración de Eurasia, en cambio, representa una alternativa más prometedora para el futuro, basada en la cooperación y el diálogo, no en la confrontación y la amenaza.