El 26 de septiembre, los principales oleoductos marinos Nord Stream 1 y 2 fueron saboteados por "poderosas detonaciones submarinas". Se trata de una infraestructura construida para suministrar gas ruso directamente a los mercados europeos, ampliando la red que actualmente pasa por Bielorrusia y Ucrania.
Nord Stream 1 (NS1) se completó y había estado en funcionamiento desde fines de 2011 y Nord Stream 2 (NS2) se completó en 2021, pero la certificación se suspendió debido a "sanciones" occidentales y la guerra en Ucrania.
Más allá de la niebla mediática
Recientemente, a finales de agosto, Gazprom detuvo las entregas a través de NS1, lo que catapultó los precios del gas en Europa que ya habían alcanzado niveles récord en 2021. Ya esos mismos precios se habían disparado luego del comienzo de la operación militar rusa en Ucrania. Los medios occidentales han insistido en calificar de "supuestas" las razones de dicha pausa. Acá algunos detalles:
- A la empresa le había resultado imposible devolver la turbina 073 a la estación de compresión de Portovaya, debido a las sanciones impuestas por Canadá, la Unión Europea (UE) y Reino Unido.
- La turbina, de la transnacional Siemens, fue reparada en Canadá y luego enviada a Alemania. Debido a su ausencia en Portovaya, Gazprom no había podido enviar gas por NS1 en su totalidad.
- En todo momento Moscú ha declarado reiteradamente que está lista para cumplir con sus obligaciones.
Gazprom cerró el primer semestre con unos beneficios récord de 2 mil 514 billones de rublos (43 mil 345 millones de euros), 2,6 veces más que las del mismo período de 2021 y más que el total de las ganancias de 2020 y 2021, según su Junta Directiva. Junto a un consorcio de empresas occidentales informaron que, precisamente la semana del ataque, comenzarían los trabajos preparatorios frente a la costa báltica de Alemania.
Estados Unidos, por su parte, se opuso ferozmente a la construcción de estos oleoductos desde el principio, ya que reducirían drásticamente la cuota de mercado estadounidense y aumentarían aún más la dependencia europea de la energía rusa.
El medio Tagesspiegel ha informado que los funcionarios alemanes especulan abiertamente que "las fuerzas ucranianas o afiliadas a Ucrania podrían ser responsables", ya que estos eventos implican que las exportaciones de gas rusas deben desviarse principalmente a través de Ucrania.
Otros análisis poco difundidos conectan dichos eventos con la firme promesa realizada por Biden en febrero pasado cuando dijo que NS2 sería desmantelado en caso de una invasión rusa de Ucrania. No se trata de una declaración ociosa o sin sentido sino de una amenaza para eliminar un activo vital y de negociación para la Federación Rusa.
A principios de año, el presidente de EE.UU., Joe Biden, advirtió que si Rusia empezara una intervención militar en Ucrania, su Ejecutivo trataría de poner fin al Nord Stream 2 que suminsitra gas a Europa.
Recientemente, el gasoducto sufrió una serie de explosiones.
Fuente: RT pic.twitter.com/5sizBluc6l— SANA en Español (@Agencia_Sana) September 28, 2022
Inmediatamente después de las explosiones se llevó a cabo una ceremonia simbólica de inauguración del gasoducto Baltic Pipe, en Polonia, que conecta a este país con campos en la plataforma noruega en el Mar del Norte a través de Dinamarca. Las autoridades polacas y danesas dieron vuelta a la válvula, con fuertes afirmaciones de que la era del dominio ruso en la industria del gas está llegando a su fin.
A partir de 2023, la capacidad de producción de Baltic Pipe debería ser de 10 mil millones de m³ de gas al año mientras:
- NS2 tiene una capacidad anual total de 55 mil millones de m³.
- NS1 tiene una capacidad anual total de 27 500 millones de m³.
Reacciones e impactos preliminares
Las primeras reacciones ya avisan cuáles serán las consecuencias y secuelas. Las autoridades de seguridad alemanas dan por sentado que los tres tubos averiados quedarán para siempre inservibles. Si no se reparan rápidamente, entrará mucha agua salada y corroerá las tuberías.
Además, según sus cálculos, el impacto climático de la fuga de gas corresponde a aproximadamente un tercio del impacto climático total de Dinamarca en un año. No existe un riesgo concreto para la salud de la población, especialmente en la isla de Bornholm, en el mar Báltico, dijeron.
El metano también es un gas de efecto invernadero que no se disuelve en agua y que contribuye más con el calentamiento global que el dióxido de carbono. El Ministerio de Medio Ambiente alemán señaló en un comunicado que las burbujas de gas "no representan una amenaza para el medio ambiente marino en el Mar Báltico". Pero una vez que las burbujas llegan a la superficie, el gas podría "encenderse y provocar explosiones", según el grupo medioambiental alemán DUH.
Desde el Kremlin no se pronostican plazos de reparación de daños. Su portavoz, Dmitri Peskov, declaró: "No comprendemos qué hay que reparar. ¿Cómo es posible pronosticar la reparación si no comprendemos qué tenemos que reparar? No comprendemos qué ocurrió".
Peskov ha informado que el Kremlin espera la información de Suecia y Dinamarca, aunque "tampoco saben qué sucedió". Además, destacó que los suecos y daneses "tienen mucho equipamiento allí que lleva a cabo el monitoreo y nadie pudo acercarse a las tuberías sin ser detectado". "Todo el mundo lo sabe bien (…) sobre todo, los especialistas militares", comunicó el vocero.
Europa solo recibía gas ruso a través del sistema de tuberías que transita por Ucrania y Gazprom ha comunicado que cerrará dicho paso debido a la batalla que el Kremlin mantiene con la empresa ucraniana Naftogaz en el Tribunal de Arbitraje Internacional. La compañía con sede en Kiev anunció en mayo la interrupción en el tránsito en el punto de conexión de Sojránivka, en la frontera entre Rusia y Ucrania, por "causa mayor" ante la dificultad de operar debido a la campaña militar rusa.
¿Quién gana y quién pierde?
Todo es pérdida, todos pierden, unos más que otros. Rusia no solo pierde gran parte de su acceso a los mercados europeos; si los hechos formaran parte de una maniobra estadounidense, ello erosionaría la influencia más significativa de Moscú sobre Europa en el juego diplomático más amplio.
Europa por su parte tiene una inflación desenfrenada y es tal la supresión de la industria y del sector privado que se habla de "desindustrialización". El próximo invierno les verá sin suficientes combustibles fósiles para mantener a flote sus economías. Aun cuando analistas como Lion Hirth, profesor de política energética en la Escuela Hertie (Alemania), afirman que "los precios mayoristas del gas reaccionaron muy poco a la noticia de los gasoductos dañados, lo que sugiere que la mayoría de los actores del mercado compartían esa evaluación" de que, de todos modos, ningún gas ruso habría estado fluyendo hacia el noroeste de Europa este invierno, dijo.
El gas ruso constituía alrededor de 40% del suministro de gas de Europa al comienzo de la guerra en Ucrania; ahora se ha reducido a alrededor de 9%. Europa tuvo que reemplazar ese gas de alguna parte, por lo que buscó fuentes alternativas. Eso incluye más gasoductos de Noruega y gas natural licuado de otros lugares del mundo como Estados Unidos.
Los países europeos han almacenado gas natural y comprado suministros de reemplazo con una prima en el mercado global. Pero muchas industrias europeas dependían del gas barato de Rusia, y los altos costos están obligando a recortes y cierres de la industria con consecuencias económicas aún en desarrollo. Países y ciudades están tratando de reducir la demanda enfriando piscinas y apagando semáforos. Los hogares de todo el continente se enfrentan a facturas de energía más altas, aunque algunos temen la escasez de gas. Eso está sucediendo sin otra interrupción importante.
Los temores de que otra infraestructura energética pueda colapsar y afecte los mercados son altos, y eso hace que sea más caro para Europa obtener gas, pero también tiene un efecto desestabilizador en el resto del mundo, ya que los precios de la energía aumentan y los países de bajos ingresos tienen que competir por un gas aún más caro.
El portavoz del gobierno alemán, Steffen Hebestreit, ha dicho a TASS que:
"Es obvio que el cese del suministro de gas ruso y el daño a Nord Stream cambiarán en gran medida la situación en el mercado de gas alemán en el futuro previsible. El gobierno federal está trabajando arduamente en una solución común que debería proteger a los consumidores y las empresas de los [altos] precios del gas, estabilizar el mercado del gas y garantizar la confiabilidad del suministro a Alemania".
En un contexto de creciente disidencia y descontento popular, los líderes europeos se enfrentarán a una presión significativa para renegociar las relaciones tanto con Estados Unidos como con Rusia, y para modificar su postura en relación con la situación de Ucrania. Los recientes resultados de las elecciones suecas e italianas son un buen ejemplo, el ascenso del fascismo y la ultraderecha ha asaltado a sectores progresistas y de izquierda que han entregado sus principios en bandeja de plata a Estados Unidos.
Por otra parte, en una situación en la que la presión política pudiera ser favorable a que Europa y la OTAN limitaran su apoyo al régimen neonazi instalado en Kiev, los medios de comunicación occidentales globales expanden la matriz del "sabotaje ruso intencional" que actualmente solo serviría para consolidar el sentimiento antirruso.
Es inocultable el propósito de internacionalizar el conflicto militar atizado desde Washington para provecho de sus élites corporativas. Lo que parecía crujir en Alemania ya empieza a colapsar y victimiza al resto de Europa, la principal víctima.