Las sanciones de la Unión Europea (UE) contra Rusia y Bielorrusia interfieren en las dinámicas de exportación de estos países y provocan obstáculos en el suministro de productos agrícolas y fertilizantes hacia América Latina, África y Asia. Así lo expresa la embajada de la Federación Rusa en un artículo publicado en su portal oficial, donde expone cómo estas medidas de guerra económica y comercial contra el país ponen en peligro la producción de alimentos a escala global.
Rusia es un productor indispensable para la seguridad alimentaria mundial no solo en virtud de que es el mayor suministrador de trigo sino también porque juega un rol importante en el comercio internacional de abonos. La Federación es el principal exportador mundial de fertilizantes nitrogenados, el segundo proveedor de potasio y el tercer exportador de fertilizantes fosfatados.
En el artículo publicado por la embajada se sistematizan las consecuencias de la política antirrusa en el mercado de productos agrícolas y fertilizantes, y revelan que existe una prohibición general de las importaciones a la UE, así como de la prestación de servicios relacionados con su transferencia.
"Se prohíbe a las empresas europeas e internacionales con participación de la UE facilitar el suministro de estos fertilizantes 'sancionados' a terceros países", refiere, por lo que países del Sur Global se ven afectados.
El hecho de que se aplicaran sanciones selectivas contra las empresas rusas productoras y exportadoras de fertilizante, así como a sus principales accionistas y dirigentes, causó problemas en la entrega y comercialización de productos en los mercados internacionales. Hubo retrasos no solo para los fertilizantes potásicos, también para los nitrogenados y fosfatados que no están sometidos a régimen de sanciones.
Interrupción en las cadenas de comercialización
Las sanciones de la UE crean dificultades en los pagos y logística para el suministro de productos agrícolas y fertilizantes debido a que los bancos rusos más grandes están desconectados del sistema Swift.
"En particular, algunas contrapartes se ven obligadas a rechazar transacciones directas debido a las dificultades para realizar pagos a cuentas rusas", indica el artículo mencionado.
Al mismo tiempo que excluye a Rusia del sistema de pagos internacionales chantajea a terceros países con la amenaza de sanciones secundarias por eludir las restricciones, lógica que también aplica a cualquier operador económico que las incumpla.
El objetivo de la UE es dañar al máximo las capacidades agrícolas de Rusia, plan que llevará a cabo aun sabiendo que el país euroasiático es un actor clave en la producción de alimentos para el mundo, pero sobre todo en el contexto de las consecuencias negativas de la pandemia, los efectos del calentamiento global y los desastres naturales que han mermado la producción agrícola.
Robo y acaparamiento
Por si no fuera poco, con las sanciones que influyen en la producción agrícola Bruselas usa el sistema multilateral de comercio de alimentos para su beneficio, mientras crece la inseguridad alimentaria en otras regiones.
Con las medidas de la UE se limita el acceso de la producción agrícola rusa al mercado europeo, lo que provoca un daño indirecto a la seguridad alimentaria mundial porque incentiva el aumento del precio de los productos.
Rusia expone dos hechos claves que indican el acaparamiento de productos agrícolas.
Por una parte están los corredores de solidaridad en el marco del conflcito para una exportación masiva de productos agrícolas ucranianos a la UE, con fines de procesamiento y posterior reexportación, cuya mayor parte se usó para consumo interno de Europa. Por otra parte, el aumento de sus importaciones de fertilizantes rusos en 2023 para retirar suministros que irían a terceros países en caso de funcionamiento normal del mercado.
Rusia no descarta que se busque sustituir a los proveedores de fertilizantes por otros exportadores, lo que también tendría consecuencias negativas para los países más pobres. "No se puede descartar que la UE simplemente empiece a comprar los fertilizantes destinados a los países necesitados de otras regiones", aduce el texto.
Las sanciones de Bruselas generan consecuencias negativas para la economía mundial porque rompen cadenas logísticas, provocan dificultades con los pagos y retrasan la entrega de cargamentos agrícolas y fertilizantes de Rusia y Bielorrusia a terceros países, lo que crea escasez artificial de productos, el aumento de precios y una situación de inaccesibilidad para los consumidores.
Tales acciones hostiles e ilegales demuestran que la seguridad alimentaria de otros países no es prioridad para la UE, lo que a juicio de Moscú derriba la imagen de actor responsable en la escena internacional que pretende proyectar.