Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (Brics) conforman una coalición de países que se ha articulado con vistas a replantear las relaciones internacionales. El punto de partida para la comprensión de la naturaleza y fines de este bloque está en su propia definición en el contexto mundial de hoy en día.
Nacimiento y contexto
En 2009 los máximos líderes de Brasil, Rusia, India y China (BRIC), Luis Lula da Silva, Dmitri Medvédev, Manmohan Singh y Hu Jintao, así como unas representativas delegaciones de dichos Estados, se congregaron en la ciudad rusa de Ekaterimburgo. Fue esta la primera cumbre BRIC, antes de que se incorporara Sudáfrica en 2010.
"Ha madurado la necesidad de reunirnos en tal formato, para analizar la situación que se configuró en la economía mundial y otros problemas apremiantes", dijo entonces el presidente ruso Dmitri Medvédev, al inaugurar la cumbre.
"Este encuentro nos permitirá aclarar las posiciones mutuas y elaborar soluciones nuevas, no tradicionales, de diversos problemas, incluida la reforma de relaciones financieras internacionales", señaló.
Brics se formuló como una incisión orgánica del G-20, o grupo de las 20 economías más grandes del mundo.
Estos países, factores "emergentes" mundiales, se aglutinaron como instancias con facultades de interactuar y maniobrar en los diversos espacios del poder internacional, pues uno o varios de ellos habían formado parte de espacios como el Consejo de Seguridad de la ONU (UNSC), el G-77, el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización para la Cooperación de Shanghái (OCS), la Unión Económica Euroasiática (UEEA), la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (Asean) y el G-20.
En los años 2008 y 2009, cuando la iniciativa tomaba forma, transcurrían los estragos como resultado de la crisis financiera que estalló entonces en Estados Unidos. Esta encrucijada, la más grande registrada desde la Gran Depresión de 1929, creó una estela destructiva y reacomodo de las finanzas en los países del eje atlantista, lo que se reprodujo además en importantes alcances hacia otras naciones industrializadas emergentes y hacia países en vías de desarrollo o en situación periférica.
Pese a su influencia y proporcionalidad política y económica, estos comprendían que la socialización del desastre de la crisis financiera estadounidense les conminaba a organizar sus intereses para asegurar un nuevo marco de relaciones financieras y comerciales mediante modalidades de contingencia, menos vulnerables, menos expuestas al modelo centrípeto que para entonces beneficiaba desproporcionadamente a Estados Unidos y Europa.
Tal como lo señaló entonces Dmitri Medvédev, Brics nació de una urgencia y de una necesidad de construir soluciones desde y para los emergentes, pero con el fin de incidir en las relaciones financieras internacionales.
Más allá de la coyuntura de 2008-2009, tales Estados tenían clara una postura sobre la inequidad en las relaciones del poder global, acerca de como el sistema-mundo creado desde la división internacional del trabajo y la profundización de las asimetrías emanadas con el fin de la Unión Soviética —la unipolaridad—, habrían creado un contexto desventajoso para estos actores.
De ahí que la necesidad fundacional de Brics fue la de erigir nuevos equilibrios y propiciar una reducción de las desproporciones en las relaciones del poder mundial, lo cual tiene implícito el significado de rediseñar la gobernanza internacional tal como se había conocido desde inicios de los años 1990.
BRICS representa el principal bloque emergente interregional
¿Qué es exactamente BRICS?
Brics es una alianza marcada por una singularidad especial. A diferencia de otras plataformas, como la Unión Europea (UE) o la misma Asean, no existe cierto grado de homogeneidad entre sus miembros. Podría afirmarse que cada uno de los integrantes forma parte de realidades claramente disímiles, especialmente en historia y cultura.
Adicionalmente, se trata de una instancia donde no todos sus países están geográficamente integrados. Por defecto, los países Brics no aplican para ser denominados como un bloque signado por su integridad geográfica, como lo sería la UE, o como lo es la Unión Africana (UA).
Por su contexto inicial, Brics tomó forma como una alianza económica-comercial. De ahí que la instancia nació exactamente como un espacio comercial de países emergentes; un ente de influencia para organizadamente influir y defender sus intereses frente a las llamadas "economías avanzadas", o las que conforman el G-7 (Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Japón, Italia, Francia y Alemania).
La denominación de Brics como unión comercial también se separa de nomenclaturas tradicionales, es decir, aduaneras, basadas en tratados de libre comercio, o como comunidad económica. Brics no es exactamente ninguna de ellas.
Entre ellos apenas hay ventajas comparativas comerciales y proteccionismo, implementados a modo discrecional según las partes, lo cual implica que se trata de un ente que reconoce sus asimetrías internas y se inhibe de aplicar tratados a rajatabla que pueden ser desventajosos para algunos de sus elementos. Claramente el modelo Brics no tiene absolutamente nada que ver con el esquema de la UE ni se parece en términos comerciales al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
¿Qué es exactamente Brics entonces? Los elementos prácticos de ejercicio de articulación y poder que se han desplegado en esta instancia tan sui generis indican que consiste en realidad en una alianza de alcance geoeconómico.
Brics ha desarrollado la implementación de medios económicos de poder de sus Estados parte en aras de lograr objetivos geoestratégicos. Instruye en el tablero político de las relaciones internacionales el uso geoestratégico del poder económico.
Para autores como Mikael Wigel, la geoeconomía puede ser considerada tanto una práctica estratégica como un marco analítico determinado de referencia. Como práctica estratégica, se entiende como la traslación del poder mediante la conjugación de los medios económicos de poder.
En el caso de Brics, su proporcionalidad en recursos naturales, situación geográfica, nivel industrial, capacidades tecnológicas, infraestructura comercial, entre otros atributos, revisten en capacidades y elementos de peso para construir hegemonía en sus múltiples dimensiones.
En consecuencia, la búsqueda de incidencia de Brics en las relaciones fácticas de poder internacional dan a esta alianza geoeconómica una proyección de índole geopolítica.
Influencia real
Brics representa el principal bloque emergente interregional. A escala global representa 31,5% del PIB, 30% del territorio, 18% del comercio internacional, 43% de la población y ha atraído 25% de las inversiones extranjeras directas del mundo.
Más de 30 países han solicitado la adhesión al bloque
En promedio, la economía de los países Brics crece cada año 32% más que las economías de los países que integran el G-7. Obviamente, ellos ya han superado al G-7 en su participación en el PIB mundial.
Según los datos disponibles, los Brics ahora aportan 31,5% del PIB mundial, mientras el G7 representa 30,7%. Esta diferencia será más grande en los próximos cinco años.
Pero el valor nominal de sus economías no es proporcional al alcance político de sus países parte. Esta apenas ha empezado a tomar forma desde la creación de su Banco de Desarrollo en el año 2015, tan solo seis años luego de la creación del bloque.
Brics creó su entidad financiera con un capital inicial equivalente a 50 mil millones de dólares, con capacidad de expandirse hasta los 100 mil millones. El valor significativo de esta institución es constituir una alternativa al Fondo Monetario Internacional (FMI) al establecer una modalidad de gobierno corporativo donde cada una de las partes cuenta con la misma influencia y capital de aporte a la entidad.
El bloque ha financiado proyectos de desarrollo económico y sostenible, además de políticas en materia sanitaria en el marco de la pandemia de la covid-19, e igualmente otros tipos de iniciativas a favor de sus países miembros. Pero con la ampliación de la entidad, más países esperan poder acceder a las ventajas de este banco.
Una cosa es el alcance de la plataforma de manera institucional y otra es la proyección de sus países. China, especialmente con su megaproyecto Iniciativa de la Franja y la Ruta, es el principal referente de inversión directa en los Estados del Sur Global por parte de los países Brics.
Los lazos económicos y comerciales entre China y las naciones situadas a lo largo de la Franja y la Ruta han crecido significativamente en la última década, informó el gobierno chino. El comercio de bienes de China con los países que se han vinculado en esta iniciativa se duplicó desde 1,04 billones de dólares en 2013 hasta 2,07 billones de dólares en 2022, con una tasa de crecimiento anual promedio de 8%, dijo Chen Chunjiang, ministro adjunto de Comercio de China, en una conferencia de prensa. Chen precisó que la inversión bidireccional entre el gigante asiático y dichos Estados superó los 270 mil millones de dólares durante 2022.
A 10 años de su puesta en marcha, tal estrategia de desarrollo de infraestructuras terrestres y marítimas reúne acuerdos con alrededor de 151 países y 32 organizaciones internacionales.
Un estudio de 2019 realizado por el Chartered Institute of Building, una organización de consultores económicos globales, pronosticó que la Franja y la Ruta impulsará el PIB mundial en 7,1 billones de dólares por año para 2040.
El nivel de inversión directa, comercio, infraestructuras y financiamiento que China ha desplegado en países del Sur Global es parte de la estimulante política que explica la influencia tanto de la misma China como del propio Brics.
En menor medida, pero con relevante significado, Rusia e India también se han enfocado en construir influencia de incidencia propia, lo cual ha significado que el bloque sume solicitudes de adhesión por parte de 30 países, entre los que se encuentran Arabia Saudita, Nigeria, Argentina, Irán, Argelia, Emiratos Árabes Unidos, Turquía, Indonesia y Venezuela, entre otros.
Los países Brics prevén imponer nuevos términos en la estructura de poder mundial, con lo cual esperan equilibrar las proporciones de influencia y plantear, por defecto, un nuevo orden internacional.