"El protagonismo del litio en el mundo es el protagonismo de Minas Gerais y Brasil". Esto dijo el secretario de Geología del Ministerio de Minas y Energía de ese país, Vitor Saback, al anunciar en mayo en la bolsa de valores Nasdaq el lanzamiento del proyecto Lithium Valley —en portugués Vale do Lítio— en esa región del país amazónico.
No es casualidad que el anuncio de este plan se haya hecho en la bolsa de valores más grande del mundo, conocida por albergar empresas que se dedican a la producción y distribución del mineral en cuestión, como Piedmont Lithium, la cual actualmente desarrolla operaciones en Carolina del Norte.
El objetivo prioritario consiste en captar grandes inversiones para el procesamiento del litio en Brasil, cuyas dos grandes ventajas consisten en lo copioso de sus reservas y en la pureza del elemento.
Minas Gerais es un estado en el sureste de Brasil conocido por sus grandes reservorios de hierro; ahora se ha convertido en un centro del litio en ciernes, específicamente en el valle de Jequitinhonha.
Según el Servicio Geológico Brasileño esa zona alberga 45 focos, distribuidos en 14 municipios del territorio, y afirma que "el potencial de cada yacimiento comprende 20 veces más que las reservas minerales de otras regiones, lo que garantiza materia prima a largo plazo".
- Las reservas de litio brasileño probadas hasta los momentos son de 730 mil toneladas.
Más allá de esta abundancia, el salto prospectivo de Lithium Valley es que el recurso en esa zona es de alta pureza, lo que facilita su procesamiento. Así lo indicó en un reporte el año pasado la empresa estadounidense Atlas Lithium Corporation, anteriormente Brazil Minerals Inc.:
"Los grandes depósitos del mineral vienen asociados con pegmatitas, las cuales contienen altas concentraciones de sustancias conjugadas con litio, como la espodumena y la petalita. En general, el litio derivado de pegmatitas es menos costoso de procesar y purificar en comparación con el uso de alta tecnología para el litio obtenido de las salmueras".
Tales ventajas las conocía muy bien la empresa canadiense Sigma Lithium, que en marzo de este año obtuvo la licencia para producir y comercializar el recurso en Brasil. Ana Cabral-Gardner, directora ejecutiva y copresidenta de esta industria, acompañó a las autoridades del gobierno en el toque de campana en Nasdaq.
A finales de julio, la canadiense despachaba su primer cargamento de "litio verde" a China, que contempló 15 mil toneladas de "litio verde triple cero" y 15 mil toneladas de subproductos "verdes triple cero".
El término "triple cero" se refiere a los tres impactos ambientales que puede tener la producción del susodicho elemento, considerándose ambientalmente "sostenible y socialmente responsable". Pero nada de esto realmente se cumple sino que corresponde con una forma de impulsar el valor del producto en la red de competencia comercial.
Por otro lado, hace unos meses Fernando Passalio de Avelar, secretario de desarrollo económico de Minas Gerais, viajó a Australia para suscribir un acuerdo con Latin Resources con vistas a afianzar el proyecto de Litio Salinas en el estado minero. En junio Christopher Gale, fundador y director ejecutivo de la empresa oceánica, afirmó que "Brasil está camino a convertirse en uno de los principales productores de litio del mundo".
Se torna evidente el creciente interés de las compañías extranjeras en el país amazónico debido a sus potencialidades con el susodicho recurso, sea por las grandes reservas o por las ventajas en su extracción. El auge de contratos habla por sí solo: en los primeros cuatro meses de 2023 se abrieron 188 procesos mineros relacionados con el litio en Brasil, la misma cifra registrada entre 1973 y 2021.
Parece seguro que este elemento pondrá a Brasil entre los primeros puestos de la clasificación de quienes detentan el recurso, el cual se ha vuelto sumamante estratégico en el nuevo escenario del comercio global.