Mié. 18 Diciembre 2024 Actualizado Sábado, 14. Diciembre 2024 - 10:42

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Ha prendido la mecha de la independencia de acción colectiva, de pensamiento, de posibilidad de ser otros en otra cultura (Foto: El Cayapo)

Los mal bañaos no son oposición

Este escrito no es contra nadie aunque lo parezca, no es contra las élites, ni la oposición, ni el capitalismo, ni el imperialismo, ni la guerra, ni la izquierda, el comunismo o el chavismo. Es solo el resultado de indagaciones de personas que no nos conformamos con lo que nos dicen. Personas que pensamos que esta especie que somos puede vivir de otra manera.

Desde que Chávez ganó las elecciones en 1998, se ha desatado una andanada de insultos que se han recrudecido contra Maduro. Estos se emiten desde una élite adinerada, estudiada, académica, artística, profesional, científica, toda perteneciente a la sociedad civil y la gente de bien, muy civilizada. Se aclara que no sólo nuestra exclusiva y exquisita élite ha mal hablado de nuestro gobierno, sino que también las encumbradas élites del mundo han usado su verbo insultador para referirse a los dirigentes del gobierno, sin lograr romper un solo hueso.

Esta clase burguesa y sus adictos, con odio infinito, no repara en epítetos denigrantes contra los dirigentes chavistas y sus seguidores. No sólo injurian sino que practican la violencia, porque sus agravios no vienen solos, están acompañados de acciones que sobrepasan los insultos, no sólo desean quemar vivas a las personas sino que lo han hecho, los han despedazado, han puesto bombas, han invadido, han solicitado invasiones, bloqueos, sanciones, han llevado a cabo magnicidios, han dado golpes de Estado, paros petroleros y todo aquello que no han podido efectuar porque han sido desbaratados por la acción efectiva de los cuerpos de seguridad del gobierno, que lo ha impedido a tiempo.

Por costumbre, a este estamento social y sus acciones se les ha llamado "la oposición" y "actos de la oposición", pero ¿realmente son "la oposición"? ¿A qué se le llama tradicionalmente "la oposición"? Al conjunto de partidos o gremios que, organizados en nombre de sus intereses como sectores de poder, se disputan las mieles que derivan del Estado.

Desde la revolución francesa en adelante, la burguesía acordó reglas para la administración del Estado, no sin antes cortarle la cabeza al rey, para que un baño de sangre los separara para siempre. El Estado absolutista, que representaba al viejo régimen monárquico, desapareció por la acción violenta que se desató en la contradicción de las élites poderosas para quedarse con el poder y así dar nacimiento a una nueva clase, la burguesía, la que con los viejos y nuevos métodos de violencia aprendidos en la revolución instauró su nuevo orden, legalizando jurídicamente el derecho al ejercicio y usufructo del botín. Desde entonces, las diferentes mafias burguesas organizan y financian partidos para que defiendan sus intereses y cada cierto tiempo estos se van turnando en la administración del Estado burgués, dedicando su tiempo a las negociaciones de leyes o acuerdos, ya sean con el ejecutivo, el parlamento y/o el poder judicial. En fin, a lo que se conoce como "la oposición" es a los caimanes del mismo pozo que ejercen el poder desde las talanqueras del Estado, mientras está en ejercicio otra fracción.

Pero ninguno de ellos, aunque lo digan, lo griten al público, quiere acabar con el Estado corrupto, los ladrones de cuello blanco, la corruptela, y todas las pendejadas que a la demagogia se le antoja, mucho menos resolver problemas de salud, educación, comida, vivienda. Estos solo son temas para el ejercicio de la demagogia cada cinco o cuatro o seis años, mientras se da el cambio de turno. Esto es lo que ocurre en el marco del capitalismo. Así funciona la política de Estado, mientas la burguesía gobierna al mundo desde sus corporaciones.

En Venezuela, las petroleras instauraron y desarrollaron un Estado a su imagen y semejanza, un Estado dictatorial tutelado que les permitió acabar con el caudillismo y luego instaurar su industria que les permitió obtener el petróleo más barato del planeta. Con el tiempo, este Estado lo fueron adaptando a las necesidades de la industria y su crecimiento.

Hacia los años 1960, con rótulo y apariencia democrática, la dictadura petrolera, después del llamado Pacto de Nueva York, estableció el gobierno de alternabilidad democrática no sin antes asesinar, apresar, torturar, exiliar a todos los que se opusieron. Esta tarea sucia fue llevada a cabo por los partidos AD y Copei que, fungiendo como mayordomos políticos, les prestaron grandes servicios a las petroleras, no solo en la administración del territorio y en el cuido de sus intereses sino también en el control de las grandes mayorías y la eliminación de los oponentes que gritaban "no al imperialismo y al capitalismo" pero que tiempo después devinieron en mansos corderos y hoy también están al servicio de las petroleras. Hablamos del Partido Comunista y sus derivados conocidos como los grupos o partidos de izquierda. En esta alternabilidad, cada cinco años, unos eran llamados oposición y otros oficialistas o gobierno, y así vivieron felices las petroleras durante 40 años.

De no ocurrir el 4 de febrero de 1992 todavía estaríamos en la alternancia de la guanábana o, en su defecto, en una gran guerra civil desangrándonos, mientras las grandes petroleras continuaban saqueando el petróleo, pero ya solo a costos, sin tener que pagar impuestos y regalías por llevarse el petróleo.

¿Cuándo desapareció "la oposición"? Esa figura política para el ejercicio de la demagogia y el engaño de las grandes mayorías, en el mismo momento en que Chávez ganó las elecciones de 1998, de hecho, el mismo día se puso en marcha un golpe militar, pero antes el orden se puso de acuerdo para desbaratar los partidos y oponerse como un bloque a la candidatura de Chávez.

Es ahí cuando desaparece "la oposición" y comienzan los planes conspirativos de todo el poder mundial contra Chávez, y ahora contra Maduro. Se deja de ser oposición cuando se produce el enfrentamiento entre dos visiones sobre la vida y de inmediato los sectores del poder entran en contradicciones, y sale a relucir aquello que la demagogia no puede ocultar, la verdadera cara de la dictadura capitalista, y desde la más extrema derecha hasta los llamados sectores de izquierda se aliaron para defender lo que creen natural y que jurídicamente les pertenece. Se caen las caretas, el hablar pausado del poder se torna en trueno de guerra, en adelante, contra el nuevo gobierno, que no encaja en los planes tradicionales de la burguesía. Se desatan los rayos, truenos y centellas del poder mundial, y todos al unísono desde todos los rincones del Occidente poderoso se prestan a combatir y a expulsar del poder a los esclavos intrusos que han osado mancillar 500 años de sometimiento y todos claman desaforados: "¡Lo pagarán con sangre!".

Chillarán, pasarán dolor, sufrimiento, sangre, sudor y lágrimas. Como dijera aquel asesino británico Winston Churchill: "Y les robaremos el oro", y los matones de la calle Wall se unieron al coro: "Y nos quedaremos con Citgo". Y los piratas y saqueadores portugueses recordaron sus andanzas de la invasión a este continente y de una vez asaltaron el barco de los dólares represados, y hasta los chupamierda de la élite argentina se emocionó con el gran templón de bolas que les dieron a los gringos ayudándoloss a quitarnos el avión, pero las élites del continente no se arrinconaron ni invocaron "la defensa del hermano agredido" sino que de inmediato se unieron como uno solo a favor de sus amos occidentales, y la rancia narco-oligarquía colombiana para destacarse en su piratería nos quitó Monómeros, y desde entonces con nuestro propio dinero continúan financiando la guerra contra el gobierno legítimamente instalado, y no pararán hasta que los derrotemos definitivamente, o hasta que ellos nos destruyan, porque su odio es inconmensurable.

Entonces, seguir llamando "oposición" a quienes tratan de defender lo que se habían robado es una equivocación, porque ellos no comparten los planes del nuevo estamento que se intenta construir por cuanto están convencidos de que como ellos han vivido es como se debe vivir, y no de ninguna nueva forma o manera o concepto. Ellos solo entienden que es natural mandar y tener esclavos, e incluso han convencido a un sector social esclavizado que es bueno ser esclavo y los usan para su defensa. Esto es lo que nos explica la violencia directa, que pase lo que pase no podemos descuidarnos porque ellos durante el tiempo que sea lo seguirán practicando. Siempre es bueno recordar y tenerlo presente. Este enfrentamiento no es con los recogemigajas de la mal llamada "oposición" sino con las élites dueñas del mundo. Valga el ejemplo, cuando los dueños se llevan el petróleo en sus tanqueros le dejan a la Delsa Solórzano los barriles ficticios para que juegue al reciclaje ecológico.

Maduro autobusero

Mabruto, chaburro, maburro: con estas expresiones se nos vende la idea de que el Presidente de la República es bruto, ignorante, torpe, poco leído, sin cultura, y todo, según estos señores, porque es autobusero, de acuerdo con la suposición de la burguesía de que todo trabajador del volante es, para el imaginario de "la oposición", eso que ellos gritan desaforadamente contra el presidente. Es de lógica que estas respetables señoras encopetadas y señores engominados —desde hace siglos en el cerebro— consideran a los trabajadores del volante como lo último que ha parido la miseria y, por tanto, son descerebrados, imposibilitados para dirigir o conducir a un país, aunque sean conductores y dirijan un volante en las calles de Caracas, Venezuela y el mundo.

Pero, fuera de joda, nosotros también estamos convencidos de que 99% de los trabajadores del volante como individuos no están capacitados para dirigir mal o bien al país, pero también sabemos que 99% de la élite antes mencionada en sus profesiones, oficios u ociosidades tampoco están capacitadas para dirigirnos, pero reconocemos que 99% de los venezolanos no estamos capacitados como individuos para esa acción de tan alta responsabilidad.

Esto es tan cierto que la élite que despotrica contra el presidente es la misma que nos ha gobernado durante más de 500 años, y para lo único que ha servido es para ser lacaya y lambebotas de los dueños extranjeros al entregarles el territorio y todos los recursos existentes.

Desde que comenzó el gobierno chavista el imperio ha tratado de derrocarlo con planes conspirativos, sediciosos e intervencionistas, bajo la dirección de sus presidentes, los dos Bush, padre e hijo, Clinton, Obama, Trump, y ahora el señor Biden, junto a los lacayos de la Unión Europea quienes, juntados a casi toda la élite mundial, se han confabulado para derribarlo.

Ellos no se percatan de que ni Chávez ni Maduro llegaron al gobierno por militar, pueblerino, negro, indio, autobusero sino por la sencilla razón de ser políticos con un plan distinto al de las élites mundiales. En eso radica que, después de 22 años de bloqueo, golpes de Estado, guarimbas, paro petrolero, robo, saqueo, asesinatos, invasión, magnicidio frustrado, "sanciones" este gobierno exista.

Entonces aquí viene la pregunta de las 40 mil lochas: si Chávez y Maduro son tan brutos, ¿cómo es que la élite exquisita no ha logrado tumbar al gobierno con toda la inteligencia, primor, donosura, academia, arte, espectáculo, ciencia, dinero, medios de propaganda y recursos del mundo? Nosotros sí sabemos por qué: no lo han tumbado porque, mientras ellos en su arrogancia hacen planes como los de Pinky y Cerebro para tumbar a un autobusero atravesado en las calles de Venezuela, Maduro y su dirección colectiva se los desbaratan como políticos con habilidad, inteligencia, planes, organización, disciplina, que no actúan por intereses pedestres sino que tienen una visión de país radicalmente distinta a la que tienen estas élites primitivas, permisivas al saqueo por tres lochas. Pero además no es un improvisado como los recién vestidos de políticos que pululan en los pasillos de ese bodrio que llaman "oposición", una caterva de odiantes sin remedio, buscones e hijos de papi y mami que piensan que la política es ordenar a la mucama para que le traigan la raya de cocaína a la cama so pena de ser despedida de inmediato.

Maduro, por el contrario, es un político formado en años de lucha y en los últimos curtido en las grandes batallas bajo la dirección de ese gran maestro internacional de la política como lo es Hugo Chávez, enfrentándose a la élite empresarial y política que dirige actualmente la guerra en el mundo y no enfrentándose a estos cazurros mal bañaos, que ya no dirigen ni al chofer de sus casas, porque todo el mundo sabe que no son ni chicha ni limoná sino una banda de aspirantes a dueños sin credenciales ni talentos para serlo.

Estos engreídos, peones en el tablero de la guerra que hoy le impone al mundo el capital financiero especulativo con toda su maquinaria, no se percatan aún de que la política pudiera definirse como la continuidad de la guerra por otros medios, o a la inversa. La política, esa tan encumbrada como pateada palabra, es la manera como se obtiene, se sostiene y mantiene el poder. Todo lo demás es ficción, ideología y propaganda para los esclavos.

La política, en otros términos más trillados, es la forma como se usan los instrumentos o herramientas para conquistar, usufructuar y mantener el botín, y eso ha sido así desde que las élites poderosas comprendieron que la guerra era el medio más idóneo para lograrlo. A lo largo de la historia las élites han transitado sobre los lomos de los esclavos, desde la guerra hasta la política, usando como vehículo la diplomacia o la palabra de la mentira, como alguien alguna vez la definió muy bien. En todas las culturas o civilizaciones complejas, sea en Occidente, Oriente o cualquier otro lugar donde haya surgido la complejidad cultural o la llamada civilización: esta es la constante.

La historia verdadera, que hasta ahora ha sucedido en la vida de esta especie a lo largo del transcurrir de los tiempos, es la historia de las élites poderosas, que constantemente se han enfrentado por el poder, por el control de lo existente. A pesar de que pueden existir miles de señores de la guerra, en la medida en que avanza la complejidad civilizatoria solamente unos pocos señores se disputan el gran botín, los demás se alían a un bando u otro. Si no, desaparecen tragados u arrasados por los grandes, mientras los esclavos siempre hemos llevado del bulto, sea quien sea que mande, disfrute, pierda o gane el poder. Lamentablemente para nosotros así ha sido.

Este mogote de malandros que hoy llamamos "la oposición", descendientes de tataratatara abuelos malandros, asesinos y saqueadores, que hace más de 500 años llegaron a estos territorios con el sueño de devolverse señores a sus tierras de origen y patear a sus iguales, como con ellos lo hicieron sus señores. Frustrados, terminaron quedándose en estas tierras de indios, negros y zancudos, siempre obedeciendo a sus amos de allende los mares y odiando al infinito a este territorio, su gente y por supuesto a los zancudos. Para poder superar el trauma tuvieron que inventar un país a imagen y semejanza de sus orígenes, que solo funciona en sus cerebros, pero en la realidad odiando todo lo que les rodea, y esa visión se la han transmitido a sus tataratatara nietos que terminaron creyéndose el cuento de que descendían de príncipes y marqueses y que debían mandar por poder divino, pero la circunstancia hoy es que solo son una parranda de malandros mal bañaos y masca chicles. Pendejo el creyente que les crea el cuento y se afilie a sus discursos.

Por los momentos, estamos convencidos de que esta carreta de locos seguirá como Pinky y Cerebro intentando derrocar el gobierno por la fuerza y hasta el final porque su odio, su miedo, su hambre infinita es inmensa. Su ignorancia, vasta como los océanos, no les permite comprender que hoy por hoy, en el cerebro de la gente, ha prendido la mecha de la independencia de acción colectiva, de pensamiento, de posibilidad de ser otros en otra cultura donde ya la tarea no sea salvar pobres o vivir y producir pobres, sino la de convivir como seres de una especie que se reconoce a sí misma decidiendo futuro y destino en sustancia, esencia y forma colectiva.

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